Ya estaba amaneciendo. En el bosque del rey hada todos comenzaban a hacer sus actividades, incluso los que en el día no hacían nada (ejem ejem... Helbram).
Ahora mismo podíamos ver a Elaine, quién se dirigía a los aposentos de su hermano, esto por una simple razón: Su hermano desde hacía mucho era el primero en levantarse de todos, pero justo ese día parecía no haberlo hecho todavía. En el fondo se preguntaba si tenía que ver con Meliodas.
—Que extraño... ¿Será que se quedaron hasta tarde hablando y por eso no ha habido señales de mi hermano? —se preguntó la rubia— Supongo que Meliodas debió irse hace rato, es una lástima, se veía que era un buena persona.
El hada suspiró desanimada, ya que la única persona que conocía del exterior y que podía contarle de este se había ido, o eso era lo que creía.
Finalmente llegó hasta el cuarto donde descansaba Harlequín. Decidió entrar para asegurarse de que todo estuviera bien con él, pero se llevó una gran sorpresa al hacerlo.
Frente a ella, en la cama del castaño, se encontraban Harlequín y Meliodas durmiendo. El rubio estaba boca abajo y su hermano casi que se caía de la cama.
—Esto es... Inesperado —susurró Elaine sin saber si despertarlos o no
Se acercó lentamente a su hermano, y comenzó a moverlo levemente con la intención de despertarlo, ya que necesitaba respuestas sobre aquel rubio que descansaba a su lado.
—Harlequín, despierta. —susurró moviéndolo más duro. El chico comenzó a abrir sus ojos, y dió un bostezo cansado.
—E-Elaine? —preguntó entre dormido y despierto— ¿Qué necesitas?
—Emmm... —dirigió su mirada al demonio que yacía dormido— ¿No sé supone que se iría luego de arreglar su asunto pendiente? Además, ¿Qué hace dormido en tu cama?
—Te lo explico en un rato, ¿De acuerdo? —se sentó, estirando un poco sus músculos— Déjame despertar al idiota y te contaré.
Elaine asintió, sin entender del todo aquella escena, pues cualquiera que la viera podría mal pensarla y con razón.
Una vez su hermana se marchó, Harlequín dirigió su mirada hacia Meliodas, el cuál, dormía tranquilamente a su lado.
—Lastimosamente tendré que despertarte... —susurró comenzando a mover al ojiverde— Oye, rubio, ya es de día, levántate.
Pero el hechicero ni se inmuta...
Quiero decir, pero Meliodas ni se inmutaba ante el llamado de Harlequín.
—Dios, si que tienes el sueño pesado... —susurró moviéndolo más fuerte- ¡Despierta ya, idiota!
Por el grito, el rubio casi pega un brinco de la cama por el susto. Miró a todos lados confundido, hasta que encontró a Harlequín viéndolo desde un lado de la cama.
—¿Harlequín...? —preguntó somnoliento— ¿Es que te gusta espiar a la gente mientras duerme?
—No seas idiota, simplemente ya es momento de que despiertes... —dijo con los brazos cruzados— Además, tendría mejores cosas que ver aparte de a ti durmiendo, que lo sepas.
—Ay ajá... —susurró levantándose lentamente de la cama— Si que es suave, podría acostumbrarme a ella.
—Hmph, estoy pensando si sería bueno o no que sigas durmiendo aquí a partir de ahora —comentó el castaño pensativo. El ojiverde lo miró confundido— Lo digo porque creo que mi hermanita pensó mal al entrar y vernos dormir juntos.
—¿Elaine? A mí me da igual si piensan mal o no, pero si no te agrada que quién entre piense algo que no es, podría buscarme otro lugar para dormir. —dijo sonriendo. El hada negó.
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Reencarnado en King (Yaoi)
Random¿Crees en las reencarnaciones? Puede sonar una pregunta algo tabú, y más si quizás eres de una cierta religión. Para mí, la respuesta era más que obvia: Es imposible reencarnar después de morir. Sin embargo, después de vivirlo en carne propia, no c...