Un rubio caminaba algo pensativo y a paso lento por el bosque. En el camino, muchas hadas iban saludándolo, algo que se había hecho costumbre cada vez que realizaba las guardias por el bosque.
Había pasado un año aproximadamente desde que Meliodas se había alojado en el bosque del rey hada. En este tiempo se había dado a conocer frente a las mismas hadas, y aunque estas en un principio dudaron, con el tiempo se fueron acoplando a su presencia, pues notaban como su rey era más feliz con él.
No era secreto para nadie las peculiares interacciones que llevaban ambos chicos, las cuales iban desde dormir abrazados, hasta comer y bañarse juntos con mucha frecuencia.
Ciertamente, Harlequín no era tonto, en ese tiempo pudo asimilar sus sentimientos y emociones, y sabía que era lo que sentía exactamente por aquel rubio que llegó de imprevisto a su bosque, sin embargo temía dañar su relación, por lo que no se atrevía a dar el "paso"
El rubio por su parte, estaba indeciso, dudoso y algo temeroso. Al igual que el castaño, se hacía una idea de los sentimientos que comenzaban a emerger en su interior, y eso en parte le daba algo de miedo, más que nada por las consecuencias que pudieran conllevar.
Últimamente comenzaba a sentirse culpable. Culpable por haberse distraído tanto de sus obligaciones, y básicamente haberse olvidado del por qué de su viaje. Literalmente había ido al bosque de las hadas por ello, pero lo había dejado de lado por completo.
Aún así, disfrutaba mucho pasar con su amigo, por lo que intentaba dejar aquellos sentimientos negativos de lado por el, pero últimamente le era algo complicado.
—Qué estará haciendo King ahora mismo... —susurró Meliodas agotado, ya queriendo terminar su turno de vigilancia por ese día.
Otra cosa más. El demonio le había puesto al hada el apodo "King". En un principio a Harlequín se le hacía raro el sobrenombre, pero a palabras de Meliodas, este le quedaba como anillo al dedo, pues no solo combinaba con su nombre, sino con su función en el bosque.
Al final, terminó acostumbrándose a este e incluso le agradaba mucho, ya que después de todo, el rubio era el único que le decía así y eso lo hacía más especial.
—Me he preguntado... —comenzó a hablar a la nada, sin esperar respuesta alguna— He dejado mi viaje de lado por mucho tiempo. Quiero seguir con King, pero... ¿Sería buena idea? Quizás Elizabeth ya ha reencarnado de nuevo y yo aquí sin buscarla.
Dió un suspiro cansado, por el flechazo de emociones que lo estresaba tanto.
—Elizabeth... o King... —susurró indeciso— Maldición, suena muy mal si lo digo en voz alta. Que rayos haré... Me pregunto si...
El rubio dejó de hablar al sentir como un peso se colocaba sobre su espalda y unos brazos rodeaban su cuello en un abrazo sorpresa.
—Hola, rubio —saludó la voz de la persona que confundía tanto al ojiverde— ¿Aburrido?
—King... —dijo Meliodas sorprendido, debido a que no lo sintió llegar— Algo así, pero de hecho ya iba a terminar mi turno e iba a ir a buscarte luego de eso.
—Hmmm —se separó del demonio— ¿Estás bien?
—¿Por qué lo preguntas? —el rubio, algo nervioso, preguntó.
—Te conozco, más de lo que crees —dijo flotando a su alrededor, como inspeccionandolo— Hay algo que te preocupa, ¿No es así?
Meliodas miró hacia otro lado, sin saber que responder.
—Solo... pensaba, en como ha cambiado el bosque en este tiempo —se excusó lo mejor que pudo— Es decir, mira, ahora hay un grupo de hadas lideradas por Helbram que van a la aldea de humanos, incluso Daiki y Rizette van, ¿No te parece increíble?
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Reencarnado en King (Yaoi)
Random¿Crees en las reencarnaciones? Puede sonar una pregunta algo tabú, y más si quizás eres de una cierta religión. Para mí, la respuesta era más que obvia: Es imposible reencarnar después de morir. Sin embargo, después de vivirlo en carne propia, no c...