38

27 15 0
                                    

Lunes, 30 de Septiembre del 2006;
10:06 am.

Maisie Lee

—Por la cara que tienes me da terror preguntar que es ahora.

—¿Qué cara?

—Esa malévola.

—No tengo una cara malévola.

—¡La acabas de hacer!

—Bueno y si tengo una cara malévola ¿qué tiene eso?.

—Que tema por mi vida.

Se rió, el desgraciado se rió como si lo que hubiera dicho fuera una clase de broma.
—Bueno lo de ahora si es grande, pero no ilegal y menos malvado, eso te lo aseguro...— me miro por un par de segundos antes de volver la vista en el camino. —¿Qué traes en la mochila?

Abrace con más fuerza la pequeña maleta que tenía en mis brazos. —Cosas de chicas.

Me lanzo otra mira frunciendo el ceño.
—Y esas cosas de chicas tiene algo que ver con la bufanda gigante que traes puesta.

—Estamos en pleno otoño y a poco de inicios del invierno. ¿Podemos cambiar de tema?

Cris sonrió. —Bien. No preguntaré nada más sobre esas cosas de chicas y la bufanda.

—Gracias— aliviada le conteste a su sonrisa.

Antes de estar aquí, Mía me había prevenido en esta ocasión.

Llegando a la salida de emergencia ella apareció muy apresurada con Mike vestido de una forma peculiar.


—¿De que rayos vas disfrazado ahora?— pregunta con burla Cris.

—¿No te gusta?

—Tu mezcla de ropa me parece una caja fuerte.

—¿Por qué soy un tesoro?

—No, no le encuentro la combinación.

—Me da igual— se alzó los hombros. —De todas maneras a ti no quería impresionarte.

—No entiendo. ¿Tienes frío o calor?

Reí bajo pues había escuchado su conversación.

Mi amiga se acercó a mi para poner una mano encima de mi hombro, obteniendo un apoyo, mientras recuperaba su respiración.

—Hey, ¿Estas bien? No te veías muy agitada cuando llegaste con Mik...

—¡Volvemos pronto!— gritó hacia la dirección donde estaban los chicos para luego jalarme de la chompa rumbo a la entrada de emergencia.

Ya adentro empezó a toser demasiado fuerte y rebuscaba con desesperación algo en su bolso.

—¡Mía!— la tome de los hombros asustada.

Cuando la preocupación había invadido mis huesos, ella sacó su inhalador y tomo un buen de este aparato, recuperándose.

—¡Hey! ¿Estás bien?— mi voz continuaba con la angustia.

—Si, tranquila.

—¿Por qué Mike no hizo na...?— termino de adivinar a lo que quería preguntar.

—Maisie...— se tardó un poco en hablar, pero pudo soltarlo. —No eres la única que no quiere que le vean como una enfermedad.

Me quede callada, el silencio predominó y de mis labios no salió palabra.

Me tome mi tiempo de analizarlo, de juntar todas las piezas, para luego darle de sorpresa un abrazo, todo mi apoyo y cariño estaba cargado en ese abrazo, el cual ella correspondió.

Eso me confirmó que ella...

Mía, estaba haciendo lo mismo que yo, pero quería estar cien por ciento segura.

Separándonos, la mire por unos segundos. —A... A caso Mike.

Ella asintió.

Mía.

—Pronto se lo dire— dijo recomponiéndose.

—¿Pronto se lo dirás?— repetí sus palabras.

—Amiga, ando con él todos los días es justo que sepa de mi asm...— detuvo sus palabras al tomar en cuenta de lo que me había revelado.

Le di una sonrisa pícara a lo que ella reaccionó con un sonrojo leve en sus mejillas. —¿Qué se traen ustedes dos?— interrogué, dispuesta a saber más.

—Eso no es lo importante ahora— lo intentó ocultar pero ya era tarde, lo había notado, me tomo de hombros y me miró fijamente —¡Por Dios! ¡Qué eso no importa!

—Eso no justifica tu reacción— sonreí de oreja a oreja por lo que estaba especulando.

Agachó la cabeza, sabía que se había rendido, pero no lo iba a aceptar. —¿Podemos concentrarnos en ti?

—Bueno, pero luego me cuentas, por qué me cuentas.

—Cris te tiene una sorpresa muy grande— soltó de golpe, y lo consiguió, consiguió que el tema fuera guardado para que no la molestara más.

—¿Como lo sabes?

—Mike me contó y con la condición en la que estás diría que tendrías que llevar la cánula.

—No puedo hacer eso, preguntará por el artefacto.

Mía me soltó y empezó a caminar de un lado a otro pensativa.

—¡Lo tengo!— se acercó a mi a la velocidad de la Luz —¿Aún tienes la bufanda gigante que me había olvidado hace dos semanas?

La bufanda era lo demasiado grande como para cubrirme la mitad de la cara, tapando el tubo de la cánula que pasaba por mis orificios nasales. Todo este tubo pasaba debajo de toda mi ropa hasta llegar a la mochila donde se encontraba el pesado tanque de oxígeno. Lo habíamos conseguido. No se veía nada sospechoso si no me quitaba el gran pedazo de prenda.

Cuando salimos vi a Cris apoyando su espalda en la puerta de un auto rojo.

—¿De dónde sacas tantas cosas para tus ideas?

—Un mago nunca revela sus secretos.

—Te sorprendería de lo que este loco es capaz de hacer por t...— Cris le dio un codazo a Mike, este se quejó silenciosamente con intento de disimular.

Pero solo provocó que Mía y yo abriéramos los ojos de la sorpresa, cruzando miradas.

—Ya tenemos que irnos, Maisie— feliz, me nombró mientras abría la puerta del copiloto.

Eso fue todo.

No pregunto nada sobre mi atuendo hasta ahora.

—¿En cuánto llegamos?

—En una hora más o menos.

—¡Tanto!— dije sorprendida.

Esperaba a que mi ausencia no se notara, pues lo del supermercado fue el que más arrasó con el tiempo.

—Veras que valdrá la pena.

"Puede que te engañen si confías demasiado, pero vivirás en un tormento a menos que no confíes lo suficiente"
















Mike iba con una chompa gruesa de color azul (súper abrigada) y con un short naranja terrible.
Ya sabrán más adelante el por qué.

My SunflowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora