Lunes, 10 de Septiembre del 2006;
9: 54 amMaisie Lee
—Parece que Colón tiene frío.— comenté al ver al pequeño roedor temblando en la caja pequeña que nos dieron para llevarlo.
Parecía asustado, yo estaba asustada, Cris estaba feliz, se veía en la pequeña sonrisa que creaban sus labios.
El ojiverde dio un vistazo a la caja, percatándose del comportamiento del animalito a lo que lo sacó.
—Será mejor llevarlo en las manos para crearle calor.— Habló, cubriéndolo con sus dos manos.
—Sabías que un hámster bombea su sangre con un ritmo de unas cuatrocientos cincuenta pulsaciones por minuto, un amigo que estudia para ser veterinario me lo comentó.—Pues creo que el nuestro tiene un ritmo de ochocientos cincuenta por minuto.— observé al hámster más alterado y estresado. —Y muy pronto cero pulsaciones.
Cris se limitó a reír.
—¿Quieres cargarlo?
Me negué al instante, temía de lastimarlo o no entregarle el suficiente calor que se merecía, pero aún sí con todo Cris me lo entregó.
—Es... es muy pequeño.— Opiné sintiendo al pequeño ser en mis manos, quien parecía calmarse conste pasara el tiempo.
—Y es nuestro— agregó sonriendo como milésima vez. Y es que este chico no paraba de regalármelas.
No parecía arrepentido por su decisión, no daba ninguna señal de disgusto por lo que hacía por mí. Y solo pensaba en quitarme esa duda.
—¿Por qué lo haces?— Cris quedo confundido por lo que me explique mejor.
— ¿Por qué haces todo esto por mí?... Las flores, el museo, las donas, el graffiti y ahora ¡Un hámster! ¡Cris, que locura! — abrí los ojos de la sorpresa, pues nunca me he puesto a recolecta las cosas que él me ha dado, y eran muchas.
— ¿Por qué es una locura? — preguntó siguiendo confundido.
— ¡¿Cómo que por qué?! ¡Nadie puede dar algo sin pedir nada a cambio y menos si la persona que da, le entrega muchas cosas y la que recibe no da absolutamente nada! ¡Y en nuestro trato no había nada sobre que uno debía estar gastando dinero! —exaltada le contesté. — ¡Así que dime! ¡¿Qué quieres de mí?!
Se quedó pensando con la mirada baja, y la verdad era una tontería lo que le había preguntado, ¿Qué quiere de mí?, hasta la pregunta podría ser ofensiva y mal pensada en otros aspectos, pero antes de pedir una disculpa Cris me gano la palabra.
— Supongo que... tu compañía. — respondió con seguridad.
¿Qué?
—Mi... ¿mi compañía?— repetí creyendo oír mal.
—Si— respondió reafirmando su respuesta.
—Y que tiene de especial mi compañía. A caso con eso recompensaré el dinero perdido..... Que tontería.
—¿Dinero perdido? Si gane casi una mina haciendo eso.
—¿Qué ganaste según tú?
Me miró con sus ojos verdosos fijamente y con una suave voz dijo. —Unas hermosas sonrisas de una chica que secuestró de un hospital.— lo miré incrédula. —Maisie, a veces lo materia no llena a uno, a veces los pequeños detalles, recuerdos, experiencias, todo eso... son una mina de oro.— Se acercó a mí y me tomo de los hombros. —Así que no te preocupes por el dinero, que cada minuto contigo es una fortuna.
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My Sunflower
RomanceMaisie Lee se consideraría una persona como las otras, de no ser que desde tan corta edad le diagnosticaron dos enfermedades, una del corazón y otra en los pulmones, que la obligan a quedarse de forma permanente en el hospital. Conociendo el exterio...