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Miércoles 28 de Agosto del 2006;
7:30 am

Antes de todo.

Cris Anderson

Me encontraba alistando la maleta pequeña que me había dado mi madre cuando vino a visitarme con mi padre ayer. Que contenía ropa extra, mis cosas de higiene y una botella de agua.
Gracias a Dios no me quedaré más tiempo en este lugar, el cual no tiene nada de malo, simplemente me agobiaba el hecho de estar en una cama todo el día sin poder hacer nada para matar el aburrimiento. La doctora vino a visitarme por última vez para darme el alta y salir de aquí. Me despedí de ella cuando salió del cuarto, y revisé todo por si me estaba olvidando de algo.

Fue cuando mi vista se fijó en aquel inolvidable dibujo de un girasol, por alguna razón verlo me sacaba una sonrisa y más recordando aquella nota que estaba dentro del sobre.

¿Pero que me pasa?

Me comporto como si fuera un niño en navidad sentado en las piernas de santa mientras dice su larga lista de regalos, que raro es pensar en eso mientras veo mi pequeño obsequio. Y más sabiendo que estamos a finales de Agosto.

Quién lo diría, alguien me hace un dibujo y ya pierdo la cabeza y la poca serenidad por conocer a la autora.

Tome con cuidado el dibujo, lo doble y lo coloque dentro del sobre junto con la nota que venía con este dentro, lo metí dentro de mi maleta y di mi último vistazo a la habitación, decidí en no tender la cama ya que sería toda una pérdida de tiempo, después de todo van a cambiar las sabanas por unas nuevas y a lavar las que utilice.

Me fije en un espejo que tenía al frente de mí y pude observar que seguían siendo notorias algunas heridas de mi cara, las que más se veían eran, un labio roto, una pequeña herida en mi frente que estaba cocida y un moretón en mi mejilla izquierda.

Di un gran suspiro.

—Bueno al menos me veré más rudo— intente ver un lado positivo a todo esto.

Que estoy diciendo.

No hay ninguna cosa positiva que pueda sacar de esto, me veo como si alguien de la UFC me hubiera golpeado y lo peor es que tendré que ver de esta forma a Maisie, espero y no se asuste de mi aspecto, que sinceramente lo veía terrible como primera impresión.

No es que quisiera impresionarla, solo es que... ¡AHG! ¡¡¡¡TENGO QUE SALIR DE AQUÍ!!!!

Me di la vuelta y al fin salí, ya me sentía sofocado en esa habitación.

Sabía que tenía como unos veinte minutos antes de que vinieran a recogerme mis padres, y conociendo a mi madre apuesto que llegara con globos y un cartel que diga algo cursi como "Te echamos de menos" o "Te extrañamos mucho" aunque no haya pasado siquiera un día fuera de casa. Me imagino la escena que pondrá cuando me tenga que ir de mi hogar, ya que después de acabar mis estudios universitarios en Portland pienso especializarme en Madrid. Ya que no tengo ningún motivo por el cual deba quedarme aquí, y quisiera conocer nuevos lugares.

Durante el tiempo en el que me quedaba, estaba decidido en buscar y encontrar a Maisie, camine por los pasillos por un rato hasta que me acorde de la existencia de mi celular, quería ver si no tenía algún mensaje o llamada ausente que no había contestado, pero me había olvidado que lo tenía apagado por el examen que tuve ayer.

Al instante que lo prendí miles notificaciones de mensajes y llamadas perdidas me llegaron, muchos eran de mi madre o mi padre, y alguno que otro mensaje o llamada de mis tíos/as, primos/as o abuelos/as, todos muy preocupados.

Pero me fije que algunas llamadas eran reciente y eran de mi madre.

Ahora si estoy muerto.

Llame a mi madre y empecé a esperar a que tomara el celular, pero ni bien había pasaron cinco segundo y ya me había contestado y...

My SunflowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora