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Lunes, 10 de Septiembre del 2006;
8:40 am

Cris Anderson

—Por último, esperar varios minutos para que el anestésico surta efecto. Puede masajear con delicadeza la piel con la yema del dedo para facilitar la diseminación del anestésico en los tejidos. Ahora busquen un compañero, diríjanse a una mesa y decidan quién será el paciente y quien el que inyecte el anestésico.

Estaba a punto de preguntar al profesor Culpertt si lo podía realizar solo, aunque había una gran probabilidad que negara mi petición, pero antes de decir eso, una chica se puso enfrente de mí sobresaltandome.

—Cris, ¿somos compañeros?

No me dejo ni responder, ya estaba siendo jalado por ella para cuando abrí la boca.

—¿Tu serás el paciente o yo?— preguntó al ya llegar a una mesa con los materiales respectivos para dar a empezar el anestésico.

A veces se me olvido lo directas y abiertas que son algunas personas al hacer o decir algo.

—Ammm perdón, ¿pero tú eres..?

La chica rubia me miró extrañada por unos minutos y luego dio unas pequeñas risas.

—Si que eres todo un caso Cris, si llevamos casi un año estando en la misma clase.

—¿En serio?— genial, no me se los nombres de propios compañeros.

—Pero creo que tienes razón, nunca se hubo la oportunidad de presentarnos. Creo que nunca hubo el momento.

—Si, eso supongo.

—Bueno, ya que estamos— extendió su mano hacia mí. —Hola, me llamo Beca.

No quería ser grosero, no es que sea lo más normal del mundo que te caigan así las persona, pero sin más vueltas tome su mano.

—Cris.

Beca sonrió y hablando con toda la obviedad de mundo contestó. —Si, lo sé.

Por estas razones son por las que no hablo tanto con chicas, me hace parecer un imbecil.

—Si emmm, yo seré el paciente— cambie de tema drásticamente, para no aumentar la incomodidad entre nosotros.

—Genial.—sonrió.

Mientras Beca preparaba la inyección, yo solo daba un vistazo a mi celular.

—Veo que ya sanaron demasiado tus heridas.— Beca sacó otro tema de conversación.

—Si, la verdad ya no se nota tanto.

—¿Y? ¿Qué hiciste en toda tu semana de recuperación?

Lo más casual, ya sabes, cortejar a una chica en un hospital. A ella no le gusta las etiquetas, pero me gusta molestarla con una.

—Nada.

—Tuvo que ser aburrido.

—No, creo que fue la mejor experiencia de mi vida.

Debió de pensar que estaba bromeando, por qué luego dio unas casi inaudibles risas.

En mi perspectiva fui sincero.

—Bueno, ¿qué tal si te invito un café cuando salgamos? Para aliviar esa "mejor experiencia"

Me acorde en ese momento de Maisie.

—Lo siento, no puedo, tengo...

Un golpe en nuestra mesa interrumpiendo mi respuesta.

—Señor Anderson, por qué no nos cuenta a todos lo que platica usted con su compañera.

My SunflowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora