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Lunes, 10 de Septiembre del 2006;
6:36 pm

Cris Anderson

¿Como intentar no verla todo el tiempo y no parecer un completo pervertido?
Me parecía algo imposible. Mis ojos se negaban a buscar algo que no fuera ella, se veía.......
Joder ni tengo las palabras para describir lo que estaba en presencia mía.

Solo espero no haberla incomodado.

Recién salimos del hospital empezó a ver todo a su alrededor con gran entusiasmo.

Me pregunto desde cuando estuvo en ese hospital, pues le sorprendió hasta de ver un árbol lleno de hojas anaranjadas y rojizas.

Era como una niña, a la cual tenías que cuidar en todo momento, pues de lo contrario se perdería en un dos por tres.

Hablando de lo que le tengo preparado.

Se sorprenderán cuantas ideas te pueden dar un dibujo para tu primera cita.

Muchas, sin embargo, le doy un gran crédito a Mike por haber conseguido las llaves del Museo.

























...





















8:08 pm

Al escuchar ese grito, hizo que tuviera el impulso de pararme para luego ayudar a Maisie a hacer lo mismo y comenzar a correr.

No obstante, mientras corríamos agarrados de la mano, sentí que algo no iba bien.

Y mi intuición me confirmó que estaba en lo correcto cuando volteé a ver a Maisie, quien se veía pálida, cansada y tosía mucho.

La angustia que invadió todo mi ser al presenciar tal alarmante imagen, hizo que en ese momento mirara por todos lados en busca de una salida rápida y segura. Hasta que encontré una ventana abierta.

Me dirigí hasta esta y le ayude a Maisie a pasar con cuidado.

Cuando me propuse a pasar por la ventana y ya con una pierna del otro lado, sentí como el guardia me agarro de la otra pierna que me faltaba sacar.

—¡Alto!

Carajo.

Después me sentiré mal por esto, sé que solo hacia su trabajo, pero la adrenalina que sentí hizo que mi pie con fuerza se extendiera y se estrellara en la cara del guardia, liberándome de su agarré.
Espero no haberle hecho tanto daño.

Ya afuera, no veía ahora a Maisie.
Mire por todas las direcciones, hasta que la encontre, estaba  en el otro lado de la calle, apoyada en una pared aun tosiendo y parecía esforzarse por respirar.

—¿Estás bien?— pregunte acercándome. Era inevitable no mostrar preocupación ante su estado.

Cuando recupero el aliento me miro molesta.

—¡¿Qué fue eso?!

—¿Qué?

—¡¿Estuvimos en una persecución?!

My SunflowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora