Lunes, 9 de Septiembre del 2006;
4:03 pmCris Anderson
Después de darle las flores a Maisie, Mike, que pasaba por allí con el auto de su padre, decidió ayudarme con un aventón.
—Una estupida canción de amor más y me enfermo— se quejó Mike.
—Vamos, sé que te gustan, además soy el copiloto, yo me encargo de la música.
—No cuando repites la misma maldita canción más de diez veces. ¡Ahora, suelta la radio antes de que Electric Love deje de ser una de mis canciones favoritas!
—Ok, lo dejo...— dije apagando la música. —¿Crees que le hayan gustado los anturios?
—¿Sigues con el plan de encontrar sus flores favoritas y la idea de que así va a aceptar una cita contigo?
—Pues todavía no veo que le desagraden. ¿Deberías intentarlo?
—¿A qué te refieres?
—Mía.
—¿Qué con la loca?
—Hazte el que no sabes ahora.
—¿Crees que yo quisiera algo con ella?
—Te he visto.
—¿De qué estás hablando?
—Con mucho gusto vienes para acompañarme al hospital.
—Es para asegurarme de que no digas ninguna estupidez.
—¿Y por qué preguntar por ella?
—Es para estar alerta de que no haga otro ataque hacia mis ojos.
—Claro, ahora estar alerta, es estar viéndola embobado, mientras se te cae saliva de la boca.— hablé con ironía.
—¡No estoy enamorado y eso es lo que piensas!
—Primera señal, negación.
—¿Qué? ¿Ahora me dirás qué eres un experto en el amor? Señor virgen hasta el matrimonio.
—Pues voy aprendiendo.
Mi amigo resoplo fuerte. —Lo dice el que callo en los encantos de una chica, en un hospital. Bonito lugar para enamorarse, por cierto,...— reí ante ese comentario y lo deje continuar —le hizo un dibujo de un girasol y en un dos por tres se enamo....
—Detén el auto.
—¿Qué?
—¡Mike, detén el maldito auto!
Mike piso el freno de golpe, causando que los autos de atrás le pitaran, por realizar tal acto irresponsable.
Al ya no sentir movimiento, me dispuse a quitarme el sintieron de seguridad.
—¡¿Qué estás haciendo?! ¡¿Dije algo malo?!—se demostró alterado.
—No— negué.—¡Es más, eres un genio!— dije abriendo la puerta y bajando.
—¡Espera! ¿A donde vas?
—A conseguir una cita con la chica que me gusta— cerré la puerta del carro y me dispuse a correr tan rápido como me permitieran mis piernas.
No podía creer lo tan ignorante que he sido, ¡claro, girasoles! ¿Cómo es que no se me ocurrió antes?
Cerca del hospital había una florería, con suerte llegaría antes de que cerraran.
Aunque sabía que terminaría agotado, por el frío ambiente del otoño entrando por mis fosas nasales y conteniéndose en los pulmones. La verdad no me importaba, ya nada me importa cuando se trata de ella.
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My Sunflower
RomanceMaisie Lee se consideraría una persona como las otras, de no ser que desde tan corta edad le diagnosticaron dos enfermedades, una del corazón y otra en los pulmones, que la obligan a quedarse de forma permanente en el hospital. Conociendo el exterio...