My Sunflower

42

Lunes, 30 de Septiembre del 2006;
6:05 pm.

Maisie Lee

Se escuchó una risa de mi lado izquierdo, mi cuerpo entero temblaba, mis manos cubrían mis ojos, muestras estos se oprimían fuertemente.
—Si no abres los ojos te perderás tu atardecer, chica torpe.

—Creo que ya me está cansado esa etiqueta Cris— sentí sus manos sujetar las mías, alejándose de mi rostro con lentitud. Pero yo todavía apretaba con mucha fuerza los ojos.

—Te la cambiare cuando sepa que te conocí lo suficiente, ya te lo dije... ¿De verdad no quieres ver?

Negué con la cabeza, estaba tan asustada que no podía abrirlos.

—Ok... Tendré que sacar el plan B— lo escuchar rebuscando algo.

—¿Cuál es el plan...— antes de que pudiera terminar mi pregunta, Cris me había puesto un audífono en uno de los oídos, comenzando a reproducirse una canción.

Era una canción, que hablaba de un atardecer y sus colores.

Conforme la canción continuaba, creaba una sensación en mi pecho que me calmaba, deje de poner fuerza a mis ojos, disfrutando el momento.

De repente sentí que me soltaban las manos, fue cuando abrí los ojos y pude ver a ese mismo chico que me saca de mi zona de confort y se siente un peligro para la sociedad, tenía un girasol entre sus manos. —En serio Cris, siento que creare un jardín con todas las flores que me das— bromeé sonriendo.

—En ese caso, sería un gran honor ser su jardinero señorita desastres. Pero si le molesta, podría enviarme una carta de queja a mi oficina, solo le aviso, no hay devolución ni forma en la cual renuncie.
— me siguió el juego regalándome una sonrisa divertida en sus labios.

Tomé la flor muy feliz, adoraba cada uno de sus detalles hacia mi, era terco en mis suplicas de que no lo hiciera y eso en parte me ponía nerviosa, pero con todo, terminaba conmigo emocionada. —Gracias por el detalle, pero creo que no are esa carta. De igual forma, será ignorada por el empleado.

Cris asintió dándome la razón.
—Hablando de ignorar, lo hiciste, estas abriendo los ojos y en mi recomendación, yo vería a la derecha.— inclinó su cabeza por ese lado.

Hice caso a su indicación y...

—Oh Dios— murmuren viendo ese paisaje.

El color me hipnotizó en seguida, un amarillo profundo y fuerte adornaba un punto, se extendía a un tomate delicado, continuaba el rosa con un ligero tono de púrpura para llegar al suave celeste apagado.

—¿Te gusta?— mi mirada seguía fija al frente.

—Eres un experto para dejarme sin palabras, Cris. Esto es bello...
¿No lo crees?

Hizo una pequeña pausa antes de responder.

—No. He conocido lo único bello del mundo hace poco tiempo y no le llega ni a los talones— habló serenamente.

Reí por su comentario, pues me parecía casi ilógico, ¿cómo podía decir eso a lo que tenía enfrente?
—Eres difícil de sorprender... ¿Qué puede ser más hermoso que esto?— lo mire por fin, sus ojos estaban clavados en mí con un brillo espectacular, yo era la captora de esos ojos verdes en ese momento.

—¿Puede haber al más hermoso que la persona que más te importa?

Sentí mis mejillas arder, mis nervios hicieron que baje la cabeza, mirara al suelo, no quería que me viera así.