12 La piscina

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Ignacio

Estoy sorprendido y algo asustado. ¿Es qué quién quiere ser padre con veinte años? Le devuelvo la llamada a Barbie.

—¿Cómo qué tienes un retraso?, tú me dijiste que te estabas cuidando —le pregunto con un tono de reclamo.

—No sé qué paso cielo, yo me estaba cuidando. Te estoy diciendo la verdad.

—Mañana vamos al médico quiero que te hagas la prueba de embarazo.

—¿Qué vamos a hacer si sale positivo y estoy embarazada de ti?

Me coloco la mano en la cabeza y la paso por mi cabello.

—Barbie, eso lo hablaremos después que veamos los resultados. —Le cuelgo.

No sé qué hacer, Camila va a odiarme, la presidenta va a desheredarme y mi abuela va a golpearme.

¿Qué hago? Estoy perdido, le timbró a Eliot no respondes, le timbró a Bradley tiene el móvil apagado. ¿Para qué tienen móvil?, si no van a contestar.
Que maldita frustración siento, ¿en qué lío me metí? No, ahora sí me van a matar mi abuela, Camila y la presidenta.

Quisiera contarle a Camila lo que me está pasando. Antes le contaba todo y eso me hacía sentir bien, me daba paz, pero desde que decidí alejarme de ella. Ya no es lo mismo.
Voy al vestidor, saco mi toalla. Salgo de mi habitación. Miro la hora marca las diez de la noche. Unos minutos después voy llegando a la piscina. Quiero nadar, eso me ayuda a entretener mi mente a relajarme un poco cuando me siento así. Mi móvil suena lo reviso es Camila y le respondo de verdad necesito hablar con alguien había prometido alejarme de ella, pero la necesito.

—Hola, Ignacio —saludó lentamente.

—¿Qué haces, pecosa?

—Estoy leyendo un libro.

—Ven, te espero en la piscina.

Me quito la camiseta y el short, me quedo en bañador y comienzo a nadar.

Ella llega, carga un short jean corto ajustado, que resalta su gran trasero y una franela blanca pegada a su cuerpo sus senos son pequeños. Su cabello está suelto y se me pasan tantas cosas por la cabeza como besarla y tocarla.
Me acerco al borde de la piscina.

—¿Por qué no trajiste el bañador?

—Es que solo vine a saludarte —responde con una sonrisa tan inocente, me enloquece cuando me mira así.

—¿Qué estabas leyendo?

—Cincuenta sombras de Grey —responde con una pequeña sonrisa de boca cerrada.

—¿En serio, pecosa, pervertida? —le pregunto con reproche y vuelve a reír.

—No, solo estaba bromeando.

—Entonces, ¿qué estabas leyendo?

—Don Quijote de la Mancha, pronto tendré examen de eso.

—Ahí no te puedo ayudar. Si fuera sobre cincuenta sombras de Grey sí, porque tengo un látigo y otros juguetes sexuales en mi habitación —le informo guiñado un ojo.

—¡¡¡Ignacio!!! —grita, está más roja que un tomate.

—¿Por qué me gritas?, sí tú empezaste no te hagas. —Le recuerdo mordiendo mis labios.

—Ayúdame a salir. —Le extendí mi mano. Cuando ella la tomó la jale hacia mí.

Grita y yo solo río a carcajadas de verla así mojada.

Eres Mia (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora