1 La Mansión de los Besnier

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Está haciendo mucho frío por eso cargo mi cazadora rosada y botas de invierno.
Mi mami me sostiene de su mano. 

—Mamá, ¿por qué tenemos que vivir aquí?, quiero volver a nuestro apartamento.

Estamos paradas frente a una inmensa mansión. 

—Ya te dije que ahora este nuestro hogar, hija —responde mientras mira hacia el frente.

Observo a varios hombres vestidos de negros, son altos están parados alrededor de la mansión... Cerca de la entrada está un señor de mediana estatura, es moreno usa anteojos y nos abre el portón que es muy grande. 

—Buenas tardes, ¿usted es la señora Luisa? —le pregunta a mi madre.

—Sí, buenas tardes y ella es mi hija Camila.

—Yo soy Diego, el chófer de la mansión. Síganme por aquí por favor.

Mami y yo vamos detrás de él, hay un pequeño camino rodeado de césped, también unas inmensas fuentes de agua. Continuamos caminando al parecer nos dirigimos a la parte trasera de la mansión. 

Una señora alta de piel blanca, sale a hablar con mi madre. Esta muy seria y viste una falda azul oscuro, con una blusa de botones manga larga color lila, su cabello es negro. No sé bien lo que le está diciendo, pero le entrega una muda de ropa.

—María, muéstrale a Luisa su habitación y dale un recorrido por la mansión, también enséñale el trabajo que haces porque ella hará lo mismo —le ordeno a una mujer rubia que está cerca de ella.

—Sí, señora Adelaida.

Mami va a trabajar aquí desde que mi papá murió..., todo se volvió difícil para nosotras, tanto que escuché una conversación entre ella y mi tía Ruth por teléfono, le contaba llorando que lo perdimos todo. 

Llegamos a la habitación.

—Hija, quédate a acomodar nuestra ropa en el closet, debo ir a trabajar. —Asiento y ella se va con la mujer rubia. 

No es mucho lo que tengo que acomodar, pienso al ver las dos maletas.

La habitación es pequeña: hay una sola cama es grande, un tocador, un baño. Todo lo voy a tener que compartir con mi mamá.

Antes dormía en mi habitación sola, la cual estaba decorada de color rosado... Pero esta habitación es pequeña, las paredes son altas y no tienen ventanas.

Horas después mi mamá regresó vestida con otra ropa, que se parece a el uniforme que usa la mujer rubia; que nos acompañó a la habitación. Es una falda azul y una camisa blanca de botones manga larga. 

—Camila, tengo que trabajar, ¿me acompañas a el tercer piso?, ¿o prefieres quedarte en la habitación?

—No, mami, voy contigo. 

Es impresionante en la sala se encuentran dos escaleras en forma de caracol de color dorado, una hacia a la izquierda y la otra a la derecha. Los techos son tan altos con grandes ventanas que muestran una inmensa piscina. Subimos la escalera del lado derecho. llegamos a un pasillo pasamos por donde están varias puertas, floreros y cuadros.

Hasta entrar a una sala donde están muchos muebles grandes, también cuadros y amplias ventanas. ¡No puede ser! Sonrío de la emoción porque cerca de la pared hay un piano de color blanco me acerco.

—Camila, no lo toques. —Escucho decir a mi madre. Mientras está limpiando unos cuadros con un plumero, me alejo y me voy hacia la ventana. 

¡Que hermosa vista!, pienso al mirar las fuentes de agua, muchos árboles, las montañas... De repente dos auto negros se detienen en la entrada de abajo.

Eres Mia (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora