41 De paseo

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Camila

Él no responde, se mantiene callado mirándome fijamente.

—Ignacio, ¿quién es Carlota Laurent? —le vuelvo a preguntar seria.

—Es una esquizofrénica acosadora, que no me quiere dejar en paz. Ya le he dicho muchas veces que no quiero nada con ella. Hasta le dije qué tengo novia y que estoy enamorado de ti.

Intenta acercarse a mí y retrocedo, porque lo conozco tan bien, que sé que me está ocultando algo.

—No te acerques —ordeno —. ¿Y dime porque toda la ropa que tienes en tu closet dice Laurent París?

Se queda inmóvil suspira luego contesta.
—La presidenta es clienta de la casa de moda Laurent París. Trajo esa ropa, porque se dio cuenta que no había podido ir de compras. Cuando llegué a Francia solo traje dos maletas. Ella lo supo porque fue a recogerme al aeropuerto. ¿Lo olvidaste?

—¿Eso quiere decir que tú madre conoce a Carlota Laurent? —cuestiono seria.

—Sí —responde en un tono de fastidio.

—Ahora dime tú, ¿quién te habló de ella?

—Nadie, yo la vi hoy cuando llegué. —se quedó boca abierta.

—La viste, ¿y no me habías dicho nada?—expresa en un tono de reclamo.

Sí, pienso qué era tanta la emoción de haber visto a mi novio; qué se me había olvidado la visita de esa chica.

—¿Qué te dijo? —Su tono de voz, es de molestia. Me quedo callada unos segundos estudiando su reacción.

—Te hice una pregunta. ¿Qué te dijo? —interroga otra vez molesto.

Sus ojos verdes ahora están oscuros.

—Me dijo que, tú tenías algo que decirme de ella.

—Ignacio, ¿a dónde vas?

—¿Espérame aquí? —ordena. Ignoro eso y lo sigo.

—¡Te dije que me esperes aquí! —exclama con su tono de molestia.

—¡No, yo iré contigo! —contesto en el mismo tono airado que acaba de usar.

Salimos de la habitación, él se va adelante y yo atrás. Lo sigo el baja no sé a dónde se dirige. Camina hacia el primer piso por donde está un pasillo, hay varias puertas. Toca la segunda a la derecha, mientras dice algo en francés, Sol sale está en pijama... Ignacio la despertó.

Está hablando con ella, pero no comprendo nada de lo que hablan.
Lo único que entiendo, es que el tono de la voz de mi novio es normal. Pero su mirada parece la de un asesino. Así que lo que sea que ellos estén hablando no es bueno.

Luego camina molesto hacia otro lado, lo sigo y él abre la puerta de la salida de la mansión. Lo tomo del brazo y le pregunto:
—¿Vas a salir?

—Sí, voy a hablar con los de seguridad. —Lo sigo.

—Espérame aquí, pecosa por favor —su tono de voz es suave.

—No, yo voy contigo —replico seria.

—Afuera está haciendo frío, te puedes enfermar, espérame aquí adentro —habla con amabilidad.

Mis ojos se cristalizan, porque sé que me está ocultando algo. Lo conozco desde que era un niño, es fácil para mí descifrarlo.

Se da cuenta y acaricia mi rostro con suavidad.
—Pecosa yo te amo, prometiste confiar en mí. ¿Lo recuerda? espérame aquí —Su voz ahora parece una súplica. Pero solo su voz, porque sus ojos están oscuros y sé que sigue molesto.

Eres Mia (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora