15 Confucio

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Ignacio

Al día siguiente es viernes llegó al salón Bradley se sienta detrás de mí.

—¿Qué hay de nuevo, Ignacio? —saluda.

—Nada nuevo.

—¡Todo bien, tigre! —consulta mi otro amigo con una pequeña sonrisa mientras, se sienta a mi lado.

—Sí —contesto moviendo los hombros.

Escucho el sonido de las laptops cuando las abren. Barbie me lanza un beso desde adelante donde esta sentada, justo al lado de su amiga Natasha. La ignoro porque hoy la voy a cortar.

Desde anoche no dejo de pensar en lo mal que trate a la pecosa, ¿y no sé por qué? Pero eso me hace sentir mal. Quisiera que no fuera así, pero todo lo que tenga que ver con ella me importa... Esa es la verdad.

 
El profesor acaba de llegar es un señor como de unos cuarenta años de edad. Bajo y de piel morena, usa gafas redondas.

—Buenos días, estudiantes —saluda cuando entra.

—Buenos días —es lo que se escucha cuando muchos devolvemos el saludo.

Se sienta, unos minutos frente a su escritorio, luego se levanta.
—Hoy hablaremos de grandes pensadores.

—Díganme, ¿quién fue Confucio?

Barbie, levanta la mano.

—Explique, señorita Bárbara —habla él profesor.

—¡Ahhh! Confucio profe, fue él que inventó la confusión. —Todos en el salón ríen al oír eso.

—No sabía que Mattel había sacado una edición especial de Barbies cabeza huecas tigre —susurra Eliot.

—Ella se quedó dormida el día que iban a repartir cerebro —comenta Bradley en un tono bajo, pero también lo pude oír.

No le prestó atención a nada, porque le estoy escribiendo a la pecosa. ¿Por qué siempre tienes que ser tan bruto, Ignacio Besnier? La lastimaste hace seis meses y ayer también la tenías que volver a herir. Si hasta mi conciencia me lo reclama.

Ay, creo que me voy a volver loco, de tanto que pienso en Camila.

Le envió el mensaje. 

             Ignacio: Pecosa, me siento mal por como te trate hablemos.

—Siéntese señorita y no diga tonterías —le responde el profesor con dureza a Barbie.

Todos se siguen riendo de ella, quien al parecer está apenada.

—Alumno, Bradley Volkov. ¿Quién fue Confucio?

Todos lo miramos a él, porque siempre ha sido un cerebrito. Es el mejor estudiante de la universidad. Se toca el medio de sus gafas, se levanta y comienza a hablar:

—Confucio fue un famoso pensador de origen chino cuya doctrina recibió el nombre de confucianismo. Además, él procedía de una familia noble, pero que estaba en bancarrota.

—Exacto —expresa el profesor, ya se puede sentar joven.

—Tigre, que horror, tú chica lo que tiene de bella lo tiene de bruta —murmura Eliot en mi oído.

—Barbie ya no será mi chica —le respondo con ironía.

Al terminar la clase, le envío un texto a Barbie.

             Ignacio: No te vayas debemos hablar.

Mis amigos recogen sus cosas para ir a la cafetería.

—Vayan, ustedes, yo iré después de terminar con Barbie. —Asienten y al igual que los otros estudiantes se van.

Todos salen del salón, se acerca.
—¡Hola, cielo! —exclama mientras me abraza emocionada y cuando me suelta le digo:

—Barbie, cortemos, no puedo seguir saliendo contigo —especto serio.

—¿Pero por qué, cielo? ¿Qué hice de malo? —está desconcertada.

«No sé, quizás porque ya me aburrí de ti, como me pasa siempre con todas las demás.  Ahhh y también porque eres un poco engreída y tóxica». Todo eso viene a mi mente.

—Nada, no has hecho nada malo Barbie, lo que pasa es que quiero estar solo por ahora entiéndeme. —Sigo manteniendo mi seriedad.

—¿Quieres estar solo o te gusta alguien más?

—Quiero estar solo —repito.

—¡Eres un desgraciado, solo me usaste para pasar el rato! —grita encolerizada.

—Piensa, lo que quieras —le respondo fríamente porque ella está alterada.

—Ignacio, no me puedes terminar, sabes cuántos chicos morirían por salir conmigo. O sea me dicen Barbie soy la más popular de la universidad.

Volteo mis ojos hacia arriba en señal de fastidio, la verdad me tiene sin cuidado su gran popularidad.

—Se acabó, Barbie. 

Me doy media vuelta para irme. Cuando ya he dado algunos pasos.

Siento un objetó golpear mi espalda, cierro mis ojos para tratar de soportar el dolor porque es un poco intenso. Miro al piso es su móvil está ahí, eso fue lo que me lanzó.

—¿Cómo te atreves a dejarme, Ignacio Besnie? Sabes que soy la chica más bella de la universidad... Eres un imbécil.

Me volteo cabreado. 
—¡Sí, claro, Barbie, soy un imbécil!, pero por este imbécil tú te sigues muriendo. —le respondo con ira y con su mirada parece querer asesinarme.

Sigo caminando mientras ella se queda histérica gritando. Cuando salgo del salón pienso que Barbie está loca, bueno loca es poco. Cómo se le ocurre lanzarme su móvil. No me quiero ni imaginar el morado que se me va a formar en la espalda por culpa de ella.

Llegó a la cafetería, voy al mostrador y pido una bebida sin azúcar, saco una de mis tarjetas para cancelar y se la doy a una señora como de cuarenta años que está en el mostrador y después me la devuelve, luego me acerco a ellos están sentados frente una mesa cuadrada que está cerca de la ventana. Ahí es donde siempre nos sentamos cuando venimos aquí, me siento adolorido de mi espalda y pruebo mi bebida de frutos rojos.

—¿Quién fue Confucio? —pregunta Bradley imitando al profesor.

—Yo sé profesor, Confucio fue el que inventó la confusión —responde Eliot imitando a la voz de Barbie.

Yo esbozó una pequeña sonrisa.

—¿Qué ya dejaste a Barbie? —interroga Bradley.

—Sí—respondo secamente.

—¿Y qué te dijo? —pregunta Eliot.

—Se enfadó y hasta me lanzó el móvil de ella en mi espalda.

—Es una agresiva —comenta Bradley sorprendido.

—Sí —Asiente él de ojos verdes moviendo la cabeza.

—Y no solo eso, se puso histérica, me dijo que solo la use y me sacó en cara que ella es la más bella de la universidad.

—Y la más bruta también —bromea Eliot, él rubio de ojos azules y yo nos reímos.

Autora: STEFI LM

Hola, el apellido de Bradley es Volkov porque él es de familia rusa.

¿Qué le estás pareciendo la historia?

¿Quieren que suba otro capítulo?

Eres Mia (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora