Eres Mia (Completa)

44 Eres mía

Este es un capítulo para mayores de 18 años, contiene escenas eróticas abstenerse quien no le agrade esto.

Camila

Salgo del baño envuelta en mi toalla, justamente hoy no me traje ropa para cambiarme. No sé qué se cree Ignacio. ¿Cómo puede ser romántico y pervertido a la misma vez?, mi Darcy es único.

¿Te voy a follar?, ¿te haré el amor hoy?

Lo miro está parado cerca de las grandes ventanas. Contemplando la hermosa vista que hay desde su habitación.

¡Woow! No lo puedo creer, sonrío de la emoción cuando miro hacia la cama están llena de pétalos de rosas rojas. En el piso también hay pétalos de rosas. Miro un ramo de girasoles grandísimo en el tocador. Me acerco, también estan mis bombones favoritos y varios ramos de rosas rojas en toda la habitación.
Camino hacia el tocador a oler los Girasoles. Destapo la caja de bombones, sacó uno y me lo llevo a la boca. ¡Amo estos chocolates!

—¿Te gustó lo que preparé para ti? —pregunta mientras me abraza por detrás, rodeando mi cintura con sus brazos. Y hunde su cabeza en mi cuello.
Luego me volteo quedando frente a frente. Toma un mechón de mi cabello y lo coloca detrás de mí oreja.

—¡Sí, mi Darcy! Todo me… —No termino la frase porque él coloca, sus manos en mi cara y me jala hacia él. Me besa su beso es apasionado es más rápido. Su boca tiene el sabor de la champaña y de la menta.

Ahora me carga entre sus brazos y me lleva con delicadeza a la cama.
Se levanta y no deja de mirarme, parece un depredador hambriento por su presa. Se quita el buzo gris, dejando descubierta su piel decorada por tatuajes. Yo dejo de mirarlo sé que Ignacio ya me ha visto sin ropa, pero también ha visto a un montón de chicas. Pensar en eso me pone nerviosa y hasta de malas. Después se sienta a mi lado. Toca mi rostro.

—Mírame, no te sientas incómoda. Vas a estar conmigo, nos conocemos desde niños. Yo te amo y tú me amas esto es algo normal.

—Tú, has estado con muchas chicas y yo no quiero ser una más del montón —le digo en un tono de voz suave. Mientras rodeo mi toalla con mis brazos a la altura de mis pechos.

—Tú, nunca ha sido una del montón, yo te lo he demostrado con hechos y con palabras —asegura serio —. Yo sé que soy el primer chico con el que vas a estar. Pero tú eres la primera chica a la que yo le dije te amo y con la que deseo pasar el resto de mi vida. Si tú me preguntaras a qué es lo que más miedo le tengo en este mundo... la respuesta sería a perderte.

—¿Tienes algo que decirme de Carlota Laurent?

—Sí, es una esquizofrénica que quiero lejos de mí. —Acaricia mi rostro —. Ahora dime tú, ¿qué tengo que hacer para qué dejes tu inseguridad? Estoy enamorado de ti, eres la única chica que me importa. Sabes que no miento, porque tú sabes cuándo digo la verdad y cuando no.

—Ignacio Besnier, ¿siempre tienes que saber lo que estoy pensando? —Le sonrío un poco.

—No te quejes, tú también sabes descifrar mis pensamientos. —Me devuelve la sonrisa.

—¿Te vas a quitar la toalla tú? ¿O te la quito yo? —En sus ojos hay un brillo de deseo. Me quedo pensando unos segundos —. Dame tu toalla, pecosa —ordena con seriedad. Me la quitó y se la doy. Ahora me sonríe.
»—Eso me gusta, que mi pecosa sea obediente —dice con suavidad.

Cuando ya estoy desnuda, él me mira de arriba abajo. Lo que no me gusta de mi cuerpo son mis senos, es que son muy pequeños. Aunque Ignacio nunca se ha quejado de eso. Se acerca. Comienza a besar mi cuello lentamente. Nos acostamos en la cama yo de frente, él a mi lado, coloca su mano en mi cara.