29 Camila Sal

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Camila

Entro a mi dormitorio no sé qué a hacer... El solo pensar en eso que él me dijo. Era solo un niño de seis años que presenció esa situación.
Creo que todo esto debe haber sido traumático y doloroso para él.
Miro el reloj marcan las nueve y media voy al baño y me lavo los dientes. Después me quito toda mi ropa para darme una ducha, dejo que las gotas de aguas recorran todo mi cuerpo.

Mientras sigo pensado lo que me dijo mi novio, es que como su madre pudo matar a su propio esposo y padre de su hijo. Será que Isabel Besnier es capaz de cualquier cosa. Salgo del baño me coloco una braga, un short corto de color purpura y una franela de la misma tonalidad por último me echo una crema hidratante en mi rostro y cuello.

Me voy a mi cama y me envuelvo en mi cobija... Pero cuando cierro los ojos solo puedo ver el rostro de Ignacio diciéndo: «La presidenta fue la culpable de la muerte de mi padre».

Su voz diciendo eso, sus lindo ojos verdes cristalizados no salen de mi cabeza. Estoy conmovida, dolida es que ningún niño debería presenciar algo así. Me da curiosidad y miedo a la vez saber quién es Isabel Besnier. Esa carta que encontré mientras limpiaba quisiera entender:

¿Qué tiene planeado?

¿En que no se da por vencida?

Mi novio dice que fue su madre la asesina.

Pero ¿por qué hizo algo tan cruel?

A veces siento que odio esta mansión por el misterio que envuelve a esta familia.

No sé, si debo decirle a Ignacio sobre esa carta. Me preguntó si su madre será ese tipo de personas que acaba con todo lo que le estorba.

Ahora las piezas del rompecabezas empiezan todas a encajar, porque cosas que nunca pude entender cuando era una niña ahora sí las comprendo. Es que muchas veces cuando era pequeña y subía a tocar el piano para él... en su rostro había molestia, otras veces tristeza, también llegué a notar amargura. Él estuvo arrastrando esos recuerdos tan dolorosos.

A mi novio nunca le gustaba que le realizara preguntas sobre el porque se la llevaba tan mal con su madre.
La primera vez que se lo pregunté éramos unos niños y se molestó conmigo por dos días. Después se lo volví a preguntar esa tarde que él fue a visitarme en mi habitación, se puso furioso y me dijo: «No lo entiendes Camila, que el simple hecho de recordar eso me cabrea y es muy doloroso para mí».

Por fin logró que me lo cuente y sus ojos dejaron ir unas lagrimas mientras me lo decía. En los casi diez años que tengo conociendo al francés nunca lo había visto llorar.

Mi corazón duele de pensar en Ignacio llorando por su padre porque yo también perdí al mío. Eso es un vacío que no lo puede llenar nada, ni nadie. Un dolor tan fuerte que solo lo que lo hemos vivido podríamos entenderlo. Para mí perder a mí papá fue como si me arrancaran algo de adentro y no poder hacer nada para evitarlo... Cuando llegaba la navidad, mi cumpleaños y día del padre esas eran fechas que me dolían porque deseaba que mi papá estuviera a mí lado para poder abrazarlo. Nunca pude olvidar su voz, ni su sonrisa. Hasta que entendí que él siempre iba a tener un lugar especial en mi corazón.

Mi padre murió de cáncer... Sí un cáncer que comenzó en su estómago con el que batalló dos años. Pero que con el tiempo se volvió metástasis. Él era un hombre alto de una contextura normal ni gordo, ni tan delgado.

Daba clases de día en un conservatorio de música y de noche en la universidad. Mi mamá no tenía necesidad de trabajar porque con el salario de mi padre no es que éramos ricos. Pero al menos vivíamos cómodamente en un lindo apartamento íbamos a la playa una o dos veces al año.

Eres Mia (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora