39 Varios Secretos

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Camila

Mi maleta es grande metí algunos abrigos, jeans, tenis, pijamas, blusas y mi ropa íntima, que casi toda es de caricaturas. Sé que es infantil... pero era mi madre la que siempre me las compraba. Ella cree que todavía soy una niña.

Voy a darme una ducha, me lavo los dientes, me echo mi crema hidratante en mi cuerpo y me acuesto en la cama a leer en el lector de libros: La obra de Romeo y Julieta, del famoso dramaturgo inglés William Shakespeare. Este libro está lleno de romance y de una tragedia.

Un rato después vuelvo a ver la hora son las ocho, mejor me voy a dormir. Mañana me tengo que levantar temprano para viajar a Francia.

...
En la mañana bajo con mi maleta se la doy al señor Diego, la monta en su auto. Llevo puesto una franela blanca, encima una gabardina de color marrón, un jean azul claro desahogado y mis converse blanca. Me apliqué un maquillaje suave. Me coloco una cartera pequeña de medio lado donde llevo mi móvil, mi lector de libros, labial, polvo...

Antes de irme voy a la cocina, me imagino que mi madre está allí, cuando entró está amasando una masa para hacer pan. Ofelia no está, hace rato la vi cerca de la escalera hablando en francés por su móvil y cuando me miró me sonrió y me saludó.

—Mami, me voy —me ignora, eso me duele.

Le doy un abrazo por detrás y le digo en un tono de voz suave:

—Mami, te llamaré cuando llegue a Francia.

—Camila, no lo entiendes ese joven solo está jugando contigo. Él te va lastimar, te hará daño entiéndelo.

La suelto, se voltea sus ojos están inflamados, ha estado llorando. Como si el andar con Ignacio fuera un crimen.

—¿Eso es lo que deseas, madre?, ¿qué él me lastimé?, ¿qué me haga daño? —le pregunto tratando de mantener un tono tranquilo.

—No es eso, hija... Es que lo presiento él no te conviene —expresa triste.

—Ya es suficiente, me marcho te llamaré cuando llegue a Francia —Esta vez mi voz es seria, decidida.

Y la verdad tengo miedo de que Ignacio me vuelva a lastimar, pero está es la decisión que tome y seguiré adelante.
Voy saliendo y Adelaida está cerca de la puerta.

—Camila, ¿te vas a Francia? —Su tono de voz es frío, no me sorprende, porque creo que ella me odia y de paso es la espía de la madre de mi novio.

—Sí, ¿ya sé lo va a decir a la presidenta, señora Adelaida? —le respondo con una seca pregunta.

—No vayas, no quiero que se repita la misma historia —habla en un tono de voz serio.

—¿De qué está hablando? ¿Qué historia? —le pregunto frunciendo el ceño.

—No vayas, Camila, el joven Ignacio no es para ti. Si vas te arrepentirás de haber desobedecido a tú madre —Su tono de voz ahora es suave y su semblante también.

—Usted, y la señora Ofelia guardan un secreto sobre está familia, ¿verdad?

—Un secreto no. Son varios —contesta en el mismo tono de voz suave.

—¿Qué ocultan yo quiero saber?

No sé para qué le pregunte, si lo más seguro no me lo va a contar.

—Yo no puedo revelarte eso, solo la señora Victoria y la presidenta son las únicas que lo pueden hacer. Lo único que si te puedo decir es que si ese secreto se revela... lastimara mucho al joven.

La piel se me eriza, porque yo no quiero que nadie le haga daño a mi novio. Ya él ha sufrido mucho desde que solo era un niño, no es justo que lo sigan lastimando.

Eres Mia (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora