Capítulo 30

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Las cosas habían salido bien, más que bien, mejor de lo que habían esperado. Mikey por fin había logrado superar el cáncer, sin duda la mejor noticia, una que llenó de alegría y alivio a Gerard y al propio Mikey, quienes se abrazaron con fuerza en la sala de espera del hospital.

Gee llamó a Ray para que fuera por ellos, estaba feliz por darle la noticia.

Al verlos en el hospital, una sonrisa se ensanchó en los rostros de ambos y Ray lo supo: Mikey había logrado superar el cáncer.

— No lo puedo creer ¡Esto es increíble! — dijo Ray, abrazando primero a Mikey, luego a Gerard —, esto sin duda amerita una gran celebración.

Decidieron ir a cenar a un restaurante, pues como el propio Ray lo había señalado, la ocasión merecía una gran celebración. La noche transcurrió entre risas y anécdotas, en todo lo que habían tenido que pasar para llegar a ese momento. No obstante, a pesar de las buenas noticias, Ray notó algo en Gerard, podía ver como de vez en cuando sus ojos se cristalizaban, como su sonrisa se tensaba, algo no estaba bien. Gee estaba ahí físicamente, sin embargo parecía que su mente estaba en otro lado, pues de repente se distraía y Ray supo que algo más había sucedido.

Tras la cena los tres volvieron al apartamento de Ray. Mikey, agotado por las emociones de ese día, decidió retirarse a su habitación, sin embargo Gerard se quedó sentado en el sofá, frente al televisor, aunque éste estaba apagado. Miraba a un punto fijo en la pared, perdido en su mundo.

Ray que había estado observado esa noche a Gee, había identificado que algo no estaba bien. Se sentó a su lado.

— Pasa algo Gee — cuestionó Ray, mirando a Gerard, quien seguía observando a la nada —, te he notado raro toda la noche. Por favor, dime qué está pasando.

Gee bajó la mirada, sus manos temblaban ligeramente, intentando contener las emociones que amenazaban con desbordarse, pero fue inútil. El peso de lo sucedido esa tarde era demasiado grande. Las lágrimas amenazaban ya con salir de sus ojos, tan abrumado.

— Hoy, en el camino al hospital, nos encontramos con Linda y Jamia... — mencionó Gee —, al principio todo parecía normal, pero entonces Linda, ella... ella lo sabe Rayito.

— ¿Qué sabe? — cuestionó Ray con preocupación.

— Sabe... sabe que fui un prostituto y lo dijo ahí, frente a Mikey — manifestó Gee, sin poder contener más las lágrimas —, él ni siquiera sabía nada de esto, pero ella se encargó de que lo supiera, fue tan cruel, Rayito — dijo Gee, al fin mirando a Ray a los ojos.

Ray sintió que su estómago se revolvía. Apretó los labios, su indignación creciendo con cada palabra de Gerard.

— ¿Qué más te dijo? — cuestionó.

— Dijo que... dijo que yo me ganaba la vida vendiendo mi cuerpo y preguntó si Frank lo sabía... Mikey estaba ahí, él escuchó todo. Yo no sabía qué hacer.

Las lágrimas comenzaron a caer, y Gerard se cubrió el rostro con las manos, incapaz de detenerlas. Ray, sin dudarlo, lo rodeó con sus brazos, acercándolo contra su pecho. Lo sostuvo mientras Gerard se desmoronaba por completo, su cuerpo sacudido por los sollozos.

— Lo siento tanto, Gee — mencionó Ray —, no puedo creer que Linda haya hecho eso ¿Qué le pasa a esa mujer? ¿Cómo se atrevió a humillarte de esa manera?.

Gee se aferró a Ray, buscando consuelo, se sentía tan avergonzado, tan poca cosa. Era como si ese pasado jamás pudiera dejarlo. Todo lo había hecho por Mikey, por su hermanito, había vencido el cáncer y sin duda eso no hubiera sido posible de no haber tenido el dinero para pagar el tratamiento. Todas esas noches de horror, en que desconocidos tocaban su cuerpo, habían valido la pena, todo por ver a su hermanito sano, y dolía que se lo reprocharan, dolía que eso fuera utilizado para minimizarlo.

Ray sostuvo a Gee en sus brazos, mientras el llanto lo ahogaba. Odiaba a esa mujer y odiaba que Frank no le pusiera un alto a su madre. Odiaba que no le diera a Gee el lugar que se merece, porque alguien tan valioso como él no merecía ser humillado de esa forma.

— No importa lo que esa mujer diga, Gee, tú eres demasiado valioso, eres fuerte, eres digno del amor de cualquiera, porque muchos darían lo que fuera por estar contigo. Eres un ángel, Gee — mencionó Ray, reteniendo a Gerard entre sus brazos, tratando de calmar su dolor.

Ray estaría ahí, siempre para Gerard, para ayudarlo a sanar y para recordarle lo valioso que es, que no importa lo que diga la gente, pues él vale demasiado. Porque Gee es maravilloso, Gee es el amor de su vida.  

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⏰ Última actualización: Jan 15 ⏰

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