Capítulo VIII - Heridas Cicatrizando

174 27 0
                                    

Narra Deirieri

Ya había pasado una semana desde que Nacht y Yami se hicieron amigos, ahora volvía a estar sola pues a Yami se le hacía más entretenido ir a perder el tiempo con Nacht qué ayudarme a hacer algo en casa.

Aunque sea un poco, ya podía moverme con un poco más de libertad. Si, así es, seguía sin quitarme las pesas. Y ya que tenía tiempo sola otra vez, pensé que sería buena idea entrenar todo el día.

Y así fue, entrené todo el día, hasta que en la tarde, decidí darme un baño y relajarme en lo que Yami volvía. Lo esperé un buen rato hasta que me quedé dormida en el sofá.

Quizá un par de horas después, desperté con el sonido de la puerta haciéndose pedazos.

—¿¡Pero que te pasa, Yami!? —iba a insultarlo pero vi que venía con alguien, y no en una condición agradable— ¿¡Qué le pasó!? —lo miré con preocupación—

—Larga historia, ahora curalo o morirá —Por un momento me quedé en shock, pero reaccioné y preparé todo para operar—.

Narra Yami

Este tipo es de lo mejor, conoce muchos lugares entretenidos en este reino y nunca me aburro con él.

Justamente hoy, no teníamos dinero, pero eso no nos iba a detener.

—Oye Yami —lo miré— El sake de la otra vez sabía bien... Pero conozco algo mejor. —Parecía que me estaba sugiriendo algo—

—¿Algo mejor? —ya me había dado curiosidad— ¿De qué se trata?

—¿Haz probado el vino? —dijo sonriendo de forma más o menos perversa—

—¿Vino? —llevé una mano a mi barbilla— pues no, no lo he probado.

—Bien, entonces hoy lo probarás. Sígueme —Saltó por los tejados y lo seguí—

—Más te vale que valga la pena —sentencié—

—Por supuesto que lo hace, tú confía —siguió corriendo y saltando en los tejados hasta que llegamos a una especie de bodega—

—¿Aquí qué? —lo miré—

—Esta es la bodega donde guardan el vino que toman los de la realeza, es el mejor vino del reino —Sonrió— Un vino que ni tú ni yo podríamos pagar.

—Ya entendí ¿te da igual si nos descubren? —me daba igual, solo quería tomar, pero también quería ver que opinión tenía—

—Me es igual, no es como que vayamos a morir por unas cuantas botellitas de vino inofensivas —Dios, como me agrada este sujeto—.

—Bien, entonces ¿cuál es el plan? —dije mientras desenvainaba mi katana—

—Solo necesito que cortes la cerradura de la puerta para poder entrar y tomar las botellas que querramos —lo dijo como si no hubiese nada más en el camino—.

—Entonces vamos —salté del tejado y él me siguió—

Llegamos y corté la puerta, y si, habían cajas y más cajas con botellas de vino. Empezamos a tomar varias de las cajas sin sentir el mínimo remordimiento.

—Supongo que las llevaremos a casa de la enana, nos queda más cerca —sabía que seguramente iba a rabiar pero eso sería divertido así que acepté—

Asentí y nos dispusimos a irnos, pero de la nada parecieron algunos guardias y empezaron a atacarnos sin previo aviso, nos defendimos en la medida de lo posible, pero esos tipos tenían su grimorio y nosotros no, así que se nos hizo más difícil la labor.

Nacht Faust - Entre Sangre y Sombras (Black Clover) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora