Capítulo XXXI - El dúo perfecto

143 24 0
                                    

—Irán como refuerzo de las Águilas Plateadas —habló seriamente el capitán de los ciervos ceniza— Es una misión peligrosa y no tenemos mucha información, pero nos encomendaron estar alertas y no queremos que pase lo mismo de hace un par de meses —miró a Bram—

—A la orden, capitán Julius —lo saludamos a manera de respeto—

—La ubicación de nuestros camaradas es al noroeste de Nean, supongo que saben donde es —agregó—

—Si, señor, está en la región común —aclaré—

—Si, han habido varios robos en la zona y las Águilas Plateadas enviaron a algunos novatos a investigar, pero algo no nos cuadra del todo, por eso queremos que vayan encubiertos por si sucede algo —asentimos—

Salimos de la oficina del capitán y nos preparamos para salir, colocandonos unas capas negras con capucha. Preferí no llevar a mi gato con nosotros en esta ocasión, así que lo dejé en la base.

Un mago espacial de nuestra orden nos acercó al lugar. Nos mezclamos entre la gente y ocultamos nuestro poder mágico para pasar desapercibidos y funcionó. Todo en la aldea parecía ser normal, sin embargo, no habían rastros de los novatos que habían sido enviados el día anterior y no teníamos información de que hubiesen regresado al reino, incluso habían enviado un informe la noche anterior a que llegáramos.
Bram y yo nos miramos, sin duda estaba sucediendo algo raro.

Llegamos hasta el centro de la aldea y había una señora mayor vendiendo vegetales, pero al parecer nadie se acercaba a comprarle, se veía un poco enferma, su situación me hizo sentir un poco mal, así que decidí ayudarle.

—No estamos aquí para eso —Bram me detuvo tomándome del brazo—

—Sigue tú si quieres, no creo que pase nada si le ayudo a esa señora —me solté con facilidad y me acerqué—

—Hola hija, ¿te gustaría comprar unos de estos frescos tomates? —me los mostró mientras sonreía—

—¿Señora Rebeca? —me delaté a mi misma—

—¡Ay, mi niña Deirieri! —Pareció emocionarse—

Durante mi viaje con la señorita Mereoleona había pasado por aquí, pero la situación de la aldea no parecía tan mala. Seguro era por culpa de esos ladrones. En mi estadía aquí, le había comprado varias veces y le había ayudado a vender también, por lo que toda la gente me conocía, pues también ayudé a todos los que pude con sus actividades y también les brindé ayuda médica.

—Señora Rebeca ¿Qué pasó aquí? —bajó la mirada— Cuando vine la última vez todo parecía estar en mejores condiciones.

—Hemos atravesado una difícil situación, nos estamos quedando sin recursos y los ladrones no nos dejan prosperar últimamente —dijo con Tristeza—

—Eso es... Extraño... —pensé por un momento—

Era raro que una banda de ladrones se empeñara en robar en una sola área, sobretodo cuando era una aldea sin recursos como ésta.

—Oye, no te desconcentres —me llamó Bram ganándose la mirada de la señora—

—Veo que tragiste un amigo, linda ¿A qué vinieron? —sonrió—

—Estamos aquí para ayudar —le sonreí también— Oímos de su situación y vinimos, además también vinimos a buscar a unos chicos que fueron enviados antes que nosotros.

—Vaya, así que ya eres una caballera mágica —tomó mi mano— Que alegría

—Si, así es —dije con orgullo—

Nacht Faust - Entre Sangre y Sombras (Black Clover) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora