Capítulo XVII - La leona salvaje

169 20 7
                                    

Por fin llegó la mañana, había un sentimiento de melancolía en el ambiente. Todo había sucedido muy rápido, apenas había empezado a llevarse bien con Yami y según ella y hasta podría estar mejorando su mala relación con Nacht.

Pero ahora Julius la había enviado a entrenar fuera del reino quien sabe por cuanto tiempo y ni siquiera le había dicho con quien.

Se levantó, quizo ir a tomarse una ducha antes de marcharse se dejó suelto el cabello y lo peinó sin esforzarse demasiado. La verdad nunca se había preocupado tanto por su imagen, por eso no resultaba tan atractiva como las demás chicas del reino, o al menos eso pensaba, además, su personalidad no ayudaba demasiado. Pero pues, nada que hacer.

Llegó la hora acordaba, se puso nuevamente su capa negra con capucha dejando esto último abajo. Tomó su pequeño equipaje qué no consistía en más que un par de prendas de vestir, algunas cosas básicas y en su mayoría era de poción de higanbanas, por supuesto, dejo un par de botellas en la casa con una nota para Yami, por si la necesitaba. Puso a su gato en su hombro y se marchó, quería ir primero al hospital a despedirse de Nacht y de Yami.

Sin embargo, Julius salió a su encuentro un poco apurado.

-¡Veo que estás lista! -la tomó de la mano y empezó a caminar de forma apresurada en dirección contraria al hospital-

-Espere, señor Julius, quiero despedirme de... -la interrumpió-

-No te preocupes, yo les diré luego -siguió caminando de forma veloz en dirección a la salida de la capital- a ella no le gusta esperar.

-¿A ella? -dijo confusa- Se refiere a la chica que me mencionó ¿verdad?

-Así es, digamos que tiene un... carácter fuerte -rió con nerviosismo-

Quiso seguir preguntando pero cuando reaccionó ya estában en la salida de la capital. Entonces sintió un maná un poco hostil detrás de ellos y se preocupó .

-Vaya que llegaste corriendo, Julius -dijo una chica de unos 19 años con una actitud bastante despreocupada-

-No queríamos hacerte esperar -el señor Julius se veía un poco nervioso, Deirieri solo se escondió detrás de él con timidez-

Narra Deirieri

Esa mujer se ve muy intimidante, la cantidad de poder mágico que posee es inmensa, esperen un momento... ¿A caso ella no será...?

-Mereoleona Vermillion -dijo el señor Julius ya un poco más relajado poniéndose detrás de mi para que ella me viera- ella será tu tutura...

-No creas que seré linda contigo, mocosa -dijo con una sonrisa cruel en su rostro-

-Ah... Mucho gusto señorita Mereoleona... -pasé saliba, su parecencia era aterradora-

-Deja ya las formalidades, mocosa, no seas molesta -Parece arrogante, claro, es de la realeza-

Pero qué demonios pasaba por la cabeza del señor Julius cuando me metió en esto, lo miré con enojo pero él solo sonrío con nerviosismo. Luego me giré a mirarla nuevamente.

-Ahm... Yo.. -me interrumpió-

-Acepté llevarte conmigo únicamente porque Julius me contó lo que hiciste en la frontera con la Pica -me tensé- Así que quiero ver si realmente tienes todo ese poder y si lo tienes, cuando aprendas a usarlo quiero que luches contra mi.

-¿Qué? Pero yo... -me volvió a interrumpir-

-¿Y ese gato qué? ¿Será nuestra cena o algo así? -se burló y Dazz se escondió detrás de mi pelo, podía sentirlo temblar- Como sea, mocosa... ¿Estas lista? Aún puedes arrepentirte.

Claro que no quería ir con esa mujer, además de que era de la realeza, estaba loca o eso parecía. Quise decirle algo al señor Julius, pero este se veía tranquilo mientras me sonreía. Entonces recordé que esto había sido su idea, y sé que él siempre es muy sabio en sus decisiones así que decidí confiar en él, pues, si esa mujer fuese peligrosa él no me enviaría Dios sabrá cuanto tiempo a estar sola con ella ¿verdad?

-No, iré con usted -dije con seguridad- Pero... Yami y... -ahora quien me interrumpió fue el señor Julius-

-Ya te dije que yo me encargaré de eso -dijo con naturalidad- ahora ve, espero que vuelvas pronto.

Iba a decir algo más, pero sentí como una cosa caliente me agarró firmemente de la cabeza y me levantó haciendo que mis pies dejaran de tocar el suelo.

-Ya, mucho drama, mocosa -con su magia de fuego me había tomado y empezó a caminar-

Yo solo miraba al señor Julius qué seguía sonriendo de forma nerviosa mientras yo me alejaba en las garras de aquella desquiciada mujer, con mi gato temblando en mis hombros. Ñ

Narra Nacht

-¿Cómo que se fue? ¿Por qué no dijo nada? -preguntó Yami algo exaltado-

Yo solo miraba a aquel hombre rubio mientras nos trataba de explicar porqué había enviado lejos a Deirieri, entendí sus intenciones, pero me molestaba el hecho de que ni siquiera se hubiese venido a despedir... Al menos de Yami, después de todo viven juntos y así.

-No había mucho tiempo, pero tranquilos, me pidió que les dijera que volvería pronto y que les había dejado dos botellas de su poción de Higanbana en su casa como agradecimiento -dijo sonriendo con amabilidad-

Yami parecía indignado, seguía recriminando, entendía su descontento, a mi también me hubiese gustado saber que se iría y despedirme al menos.
Como sea, no dije nada, solo me levanté y me fui de ahí, bajo la atenta mirada de Julius, Yami estaba demasiado ocupado desquitando su enojo como para notarlo.

Maldita enana... ¿Cómo se atrevía a dejarme solo? Es decir... ¿Dejarme solo? ¡Que ridículo! Es más, ojalá que no vuelva nunca, ¿quien la necesita?

Así será mejor, ya podré descansar de su molesta existencia... Pero entonces ¿que era este vacío qué sentía? Es como si... esa enana me hiciera falta...

No, imposible, aunque así fuera, se largó sin importarle absolutamente nada. Si eso era lo que quería pues bien, que haga lo que se le antoje, yo haré lo mismo.
Cuando regrese ya ni siquiera recordaré su nombre...

Narrador omnisciente

Nacht se marchó a su casa, donde se encontraba su hermano preocupado por él.

Mientras que Deirieri era llevada bruscamente por la hija mayor de los Vermillion, embarcada en un viaje de no retorno, al menos, no sin antes aprender a usar su poder.
Sin duda sería un viaje largo y lleno de pruebas difíciles, pues desde ese día, todos fueron entrenamiento pesado, ya sea para conseguir comida o simplemente porque a la bestia salvaje qué tenía por tutora le placia causarle dolor.

Ahora solo había que ver, que sucedería en adelante...

Nacht Faust - Entre Sangre y Sombras (Black Clover) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora