Capítulo XII - Viaje a la frontera con la Pica

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Narra Yami

Llegué a casa más tarde de lo normal, Nacht y yo nos quedamos fuera probando nuestros grimorios. Ninguno dijo nada pese a que no estábamos contentos con lo que vimos, sin embargo, ya había tenido la oportunidad de conocer a ese sujeto, su nombre es Julius o algo así. Pese a que era un poco molesto, en su ki no detecto maldad.

Cuando llegué a casa, Deirieri ya estaba dormida, supuse qué era natural, la situación del grimorio debía tenerla mal, lo mejor sería no decir nada.

Narra Deirieri

Despierto por la mañana muy temprano, aún me molesta el asunto del grimorio por lo que decido hacer un inventario de las posiones que tengo, y oh, sorpresa, la poción de Higanbana se ha acabado en su totalidad.

Maldigo entre dientes pues esas flores son realmente difíciles de conseguir en este reino. La última vez, el señor Julius me las trajo de una misión que hizo. Por lo que sé, crecen cerca de la frontera con el reino de la Pica y no son fáciles de encontrar, pues la frontera con ese reino es una zona de magia cuantiosa y cualquier paso en falso significaría la muerte.

Me preparo para salir a buscar las flores, empaco un poco de pan, agua y monedas para el camino. Me recojo el cabello y me pongo una capa negra con capucha y me dispongo a salir.

—¿A donde crees que vas? —escucho la voz de Yami detrás de mi—

—Voy a buscar algo que necesito, quizá vuelva en un par de días —Digo con mucha naturalidad—

—¿Un par de días? —se quedó pensativo un momento— Bien, iré contigo, no pienso quedarme aquí a morirme de hambre.

—No hay comida a donde voy, además son unos dos días a pie —puso una expresión de molestia—

—Bien, en ese caso sé qué podemos hacer —lo miré con curiosidad— tengo una idea para que lleguemos allá en menos de un minuto.

—¿Bueno? Dime cuál es. —me empezó a intrigar—

—Sígueme, enana. Te mostraré nuestro transporte. —salió de la casa y lo seguí—

—Ya deja de decirme enana, es hartate —refunfuñé—

Caminamos por las calles de la capital un buen rato hasta que llegamos a lo que parecían ser una serie de callejones oscuros. Iba a preguntarle que hacíamos ahí, pero de la nada sentí un maná conocido aparecer de repente detrás de mi.

—¿Por qué la trajiste, Yami? —ay no puede ser—

—De hecho venia a invitarte a dar un paseo fuera del reino —Nacht me miró, parecía más molesto de lo habitual—

—¿¡Qué!? ¿Cómo que a invitarlo? —le dediqué una mirada de odio— No me digas que este tipo es "nuestro transporte"

—¿Qué demonios? ¿Transporte? —Nacht miró a Yami con cierto enojo—

—Ya cállense, tú, enana, vas a llegar muy rápido a donde sea que vas —luego miró a Nacht— y tú, idiota, te vas a divertir fuera de este lugar. —Se cruzó de brazos— No deberían ser tan exigentes.

—Bien ¿A donde vamos? —dijo ya resignado, Yami me miró—

—A la frontera con el reino de la Pica —Nacht se sorprendió y Yami solo me miraba sin saber a que me refería—

—¿A que iría alguien como tú a ese lugar? —Nacht parecía desconcertado pero seguía intentando parecer desinteresado—

—Pues... Ustedes dos, par de idiotas —ambos me miraron con molestia— se acabaron mi poción de Higanbanas la otra vez.

—¿Ahora es culpa nuestra? —Yami se cruzó de brazos—

—Nadie te pidió que la gastaras —Dijo Nacht un poco molesto—

—bien, pues si quieren ir vayan, de todas formas yo ya había planeado irme sola hasta ese lugar —Les di la espalda y empecé a caminar—

—Espera... —me llamó Nacht— Vamos rápido, de todas formas no tengo nada mejor que hacer.

—Está bien, vamos —Vi que sacó su grimorio, era un milagro que no me lo haya restregado en la cara—

Yami y yo nos paramos a su lado y con un hechizo de su grimorio apareció una sombra bajo nuestros pies en la cual nos empezamos a sumergir. Me sentí un poco rara e inconscientemente me acerqué quizá demasiado a él. Pero lejos de decirme algo solo lo vi sonreir de lado antes de que estuviéramos completamente sumergidos en las sombras.

Salimos del otro lado casi en un abrir y cerrar de ojos, deshizo el hechizo y miramos a nuestro alrededor.

Estábamos en lo que parecía ser un bosque, frente a nosotros una bruma qué no nos dejaba ver más allá acompañado de un viento frío que venía desde esa dirección.

—Al otro lado está el reino de la Pica... —dije un poco pensativa, se sentía como si ya hubiese estado ahí antes—

—¿Y qué hacemos aquí, para qué querías venir? —interrogó Yami y Nacht se le sumó—

—Pues, como ya les había mencionado, la poción qué cura heridas instantáneamente se me acabó —encogí los hombros— y pues la flor que utilizo para elaborarla crece únicamente en esta área.

—Como sea... Ya los traje, ¿ahora qué? —seguía con el grimorio abierto—

—Vamos a explorar la zona —dijo Yami sacando también su grimorio—

Ya no tenía caso decirles algo, era obvio que se irían sin importar lo que yo opinara. Así que los vi alejarse entre los árboles, rodé los ojos y me dispuse a buscar aquella flor.

Caminé durante un buen rato, por doquier habían pequeñas ardillas y algunas aves, la vegetación no era tan densa, sin embargo, el ambiente era oscuro y un poco frío, y la flor no aparecía por ningún lugar. Agradecería encontrar al menos una, para que este viaje no sea en vano, sin embargo, no había nada... Entonces una idea pasó por mi mente, quizá las flores se encontraban en la frontera, en la zona de magia cuantiosa, esa idea podía costarme incluso la vida si decidía ponerla en marcha, pero no había que hacer, tenía que encontrar esa flor a como diera lugar.

Caminé hacia la frontera, la cuál era una especie de acantilado, Caminé hasta que encontré una forma de bajar. Ni siquiera había entrado y la presión del maná en descontrol se podía percibir en el aire.

Pensé por un momento en desistir de mi idea, pero en eso las vi, no tenía una vista clara debido a la mala iluminación de ese lugar.

Quise arriesgarme y me introduje al lugar sin pensarlo, caminé hasta las flores y para mi sorpresa, no me sentí débil en ese lugar, lo cual me parecía extraño, pues tengo entendido que el solo poner un pie ahí hace que sientas que te vas a desmayar.

Empecé a cortar unas cuantas flores, pero en eso sentí que alguien me estaba mirando... Pensé que solo sería mi imaginación, pues dudo que alguien viva en un lugar así. Seguí en mi labor, cortando las flores con cuidado de no dañar la planta, pero entonces, y sin que yo lo hubiese previsto, algo se acercó a mi desde la oscuridad. Yo apenas pude girarme para ver lo que estaba a punto de atacarme, mi expresión era de miedo total...

Y lo que se encontraba detrás de mi era...

Nacht Faust - Entre Sangre y Sombras (Black Clover) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora