Capítulo X - Una nueva familia

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No siempre todo es como queremos, no siempre todo es como esperamos, todo en la vida tiende a dar giros inesperados, algunos para bien y otros para mal.
A veces, quizá nada es como desearíamos que fuera durante toda nuestra vida, pero está en cada quien ver como quiere darle cierre a su historia.

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Durante la pequeña pelea entre el gemelo mayor de la casa noble Faust y la atormentada Deirieri, salieron a flote muchas emociones negativas, acompañadas de dolor y odio.
Era notable su energía por el aire, cada palabra, cada gesto, dolía, quizá más a Nacht... Pero era así, ¿para qué negarlo? Cada palabra de la pelinegra habían resonado en la cabeza de Nacht, tenía razón.

Pero no había tiempo para eso. Al menos eso creía Nacht.

—Ha mejorado bastate —sonrío inconscientemente al recordar la pelea que tuvieron—

Pero de inmediato borró esa sonrisa, no entendía que le sucedía, la odiaba ¿no?
Pero si la odiaba tanto ¿por qué se preocupaba por ella? ¿Lo hacía? Imposible, él nunca se ha preocupado por nadie más que por él. Y ahora que sabía que Deirieri no era igual a él, menos, no podía seguir perdiendo su tiempo tratando de volverla como él, ella es solo una ingenua, qué el mundo la trate como se le de la gana, ella se lo busca.

Durante los siguientes cinco días, Nacht no podía hacer más que pensar en lo que había sucedido ese día.

¿Qué debía hacer? ¿Alejarse? ¿Seguir en lo mismo de siempre?

No lo sabía...

Aún así, continuó saliendo con Yami, se metían juntos en problemas y empezaron a ganarse el repudio de la gente. Pasar tiempo divirtiéndose con Yami lo distraía de lo demás, era increíble como en tan poco tiempo habían llegado a ser tan buenos amigos.

—Hey, Yami —llamó su atención— Escuché que habrá una fiesta cerca del bosque de las brujas esta noche ¿qué tal si vamos?

—¿Fiesta? —llevó una mano a su mentón— ¿habrá buena comida?

—Habrá de todo —sonrío con malicia—

—¿De verdad? —dijo pensativo— No, ve tú

—¿Qué? —preguntó intrigado ante su repentina negación— ¿Acaso tienes algo mejor que hacer?

—Deirieri se va a quedar sola —dijo con naturalidad desconcertado a su contraparte—

—Pensé que no te importaba —dijo con un poco de curiosidad y molestia—

—Oyeme, esa enana salvó mi vida —dijo más serio de lo normal— lo menos que puedo hacer es estar cerca por si necesita algo, recuerda que es bastante débil.

—Ella puede cuidarse sola —habló aparentando desinterés—

—Creeme, si no fuera por algo importante me importaría muy poco si se queda sola o no, yo sé que puede cuidarse sola —se llevó la mano a la nuca con cansancio—

—¿Le pasó algo? —trató de ocultar su preocupación—

—¿Acaso te importa? —empezó a alejarse de él para ir a casa—

—En lo absoluto —tenía curiosidad, pero no lo iba a admitir— Solo preguntaba.

—Como sea, nos vemos después, seguro ya me ha de estar esperando. —se alejó—

Nacht se quedó viendo como se alejaba ¿Qué demonios había pasado para que un tipo como Yami se preocupara por Deirieri?
Sea como sea, algo extraño estaba sucediendo ahí. Pero no podía siquiera ir a ver si ella estaba bien, su orgullo se lo impedía.

Pero una idea pasó por su mente. Si Deirieri estuviese mal o algo le hubiese sucedido, seguramente no la vería el día siguiente. Y si, al siguiente día era la ceremonia de entrega de grimorios, ella, al igual que todos, había estado esperando ese día durante toda su vida. Así que solo le quedó esperar.

Una semana antes

Narra Yami

Ya me hartó fingir que estoy buscando a ese maldito gato, que me reclame si quiere, yo me voy.
Fui a la casa a beber un poco y a dormir, pues no había nada qué hacer.
Llegué y el gato ya había despertado, lo ignoré y me fui a sentar al viejo sofá de la sala.

Al estar solo, no pude evitar pensar en lo que era mi vida a estas alturas. Hasta hace unos días, tenía una hermana y una amigo, los cuales confiaban en mi pese a todo. Me llenaba de rabia el hecho de no haberla protegido, mi hermana... ¿Qué culpa tenía ella de haber nacido en la sombra de un linaje de asesinos?
Como sea, seguramente estaría bien, odiandome, pero bien.
Casi puedo escucharla, llamándome cuando algo le pasaba, o llorando... Cuando nuestro estúpido padre intentaba pegarle. Por lo menos ahora estaba en buenas manos y eso era lo importante.

Estaba perdido en mis pensamientos, cuando de pronto la puerta se abrió. Vi entrar a Deirieri, traía el rostro golpeado y sangre en la comisura de la boca, su semblante era lúgubre y denotaba cierta decepción. No me miró solo tomó a su gato en brazos y empezó a.. ¿Llorar?  Si, estaba llorando. ¿Nos habremos pasado con la broma? Además, ¿por qué tenía en ese estado? ¿Nacht le había hecho algo?

—Oye enana ¿qué te pasó? Parece que te atropeyaron —la miré alzando una ceja, pero ella solo me ignoró— Te estoy hablando, ¡No me ignores!

—¿¡Qué diablos les pasa a ustedes dos!? —me reclamó mientras más lágrimas salían de sus ojos— ¡Este gato! ¡Este pequeño animal ha sido por años mi única familia!

—Ya, no exageres, mocosa —suspiré con cansancio— es solo un gato.

—¡Mira bien, idiota! —puso al gato en el piso y me tomó de la camisa— Quizá tú no lo entiendas, quizá no sepas lo que es tener una familia, quizá no entiendas lo que se siente vivir toda tu vida siendo odiado por la gente. ¡Yo nunca he tenido una familia! ¡Nunca nadie se ha preocupado por mi! Y este gato... Es todo lo que tengo... Yo... No tengo nada más...

Dejó de sujetarme con fuerzas y empezó a llorar más intensamente. Sentí algo extraño en el pecho, inmediatamente la imagen de mi hermana viniendo hacia mi, llorando, se hizo presente en mi cabeza.
Mi semblante se tornó más serio y no supe que hacer al verla así. Pasé mi brazo detrás de su espalda pegandola a mi pecho. Creo que es obvio que no sé consolar a la gente, pero mi hermana siempre me abrazaba cuando le pasaba algo... Así que le di un intento de abrazo mientras miraba a la nada. Pensé que talves se iba a resistir, pero solo se quedó ahí, llorando mientras me abrazaba. Hice que se recostara en el sofá, donde poco tiempo después se quedó dormida.
La vi por un rato, sus pestañas estaban húmedas y su rostro maltratado...
Entonces entendí. La vida me había quitado mi hogar, a mi amigo y a mi hermana, no tenía forma de volver para reunirme con ellos ni de enmendar todo lo que el destino destrozó. Pero ahora, pese a lo cruel que es la vida, me estaba dando otra oportunidad, podría empezar desde cero, en una nueva tierra, con un nuevo amigo y... Otra hermana...
Quizá este era el momento, pese a que todo era diferente a lo que tenía, al final se me estaba devolviendo lo que se me quitó...

La llevé a su cuarto después de un rato y me fui a dormir, era lo mejor que podría hacer ahora, dormir.

Dormí hasta que amaneció y desperté con algunos ruidos afuera. Me levanté y la vi, Deirieri estaba entrenando afuera, o bueno, al menos lo intentaba. Salí en silencio, cuando me vio, agité mi mano a manera de saludo sin quitar mi semblante serio.

Se detuvo y me miró.

—Yami, con respecto a lo de anoche, yo... —la interrumpí—

—Lo estás haciendo bien, pero te resultaría mejor si practicaras con alguien y no solo con rocas —me miró sorprendida—

Le ofrecí ayudarle a entrenar, y aunque un tanto confundida, aceptó mi ayuda.
Entrenamos ese día y los demás durante cinco días, más que nada en las tardes. En esos pocos días, empezó a caerme mejor y al parecer empezó a tratarme con un poco más de respeto.
Aunque era inevitable discutir, ahora me sentía menos indiferente hacia ella, y hasta cierto punto creo que hasta estoy disfrutando de su compañía.

La vida es rara, si. Pero justo ahora me había reagalado algo... Una hermana, y la iba a cuidar, a mi manera pero lo haría.

Nacht Faust - Entre Sangre y Sombras (Black Clover) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora