Capítulo XV - Al fin en casa

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Narra Julius

Este día no habían llegado muchas misiones importantes, por lo cual no había nada de lo que tuviera que encargarme personalmente. Decidí salir a dar una vuelta por la capital, con un poco de suerte me encontraría algo que hacer. El día era soleado, no pareciese que fuera a llover, era un buen día en muchos aspectos.

Me preparé para salir, sin embargo, frente a mi apareció uno de los gemelos de la casa Faust, Nacht, me parece. Pero venía bastante mal y traía con él a Yami quien venía peor, me tomaron por sorpresa pues aparecieron en el piso con la magia del chico de los Faust, pensé un momento en su magia, era Maravillosa, pero decidí no decir nada al respecto, parecían estar en problemas.

Rápidamente me acerqué para tratar de ayudarlos pero el chico de cabello claro me detuvo.

—Deirieri... —dijo con la voz débil— Ella me dijo que... que lo necesitaba...

Eso que dijo me alarmó, algo muy malo le debió suceder a Deirieri como para que ellos estuvieran así.

—¿Dónde está? —dije con seriedad—

—En la frontera... con la Pica... —mi expresión cambió a una de mayor preocupación— Debo volver... Con ella...

—No —dije y me miró con enojo— tú y Yami, vayan ahora con Owen.

—¡No! Tengo que ir a-... —lo interrumpí y llamé a uno de los miembros de mi orden para que los llevara con Owen, el cuál es el mejor mago sanador del reino—

—No te preocupes, la traeré de vuelta —dije eso y desaparecí—

En todos estos años había aprendido algunos trucos con mi magia, uno de ellos era "teletransportarme" aunque en realidad era solo alterar el tiempo que me tomaría recorrer alguna determinada distancia entre un lugar y otro.

Utilizando esta técnica, llegué lo más rápido que pude a la frontera con la Pica. Entonces lo sentí.

Un poder mágico monstruoso proveniente de la zona de magia cuantiosa, digo, era evidente que se sentiría un maná pesado en la zona, pero ya había estado por ahí antes y este no era un maná natural, lo estaba emanando alguien, entonces lo único que pude imaginar es que algo o alguien había atacado a los chicos y que Deirieri estaba ahí, quizá muerta...

No podía permitir quedarme ahí sin hacer nada, gracias a la manipulación de mi poder mágico, volé hasta el lugar de donde provenía esa enorme cantidad de maná fuera de control, debía adminir que estar dentro de la zona de magia cuantiosa ya resultaba para mi un desafío, pues sabía que en ese lugar el maná de cualquier humano se debilitaba a mayor velocidad. Fui lo más rápido que pude, pero al llegar vi algo que no hubiese imaginado ni en un millón de años.

La fuente monstruosa de maná era Deirieri. Parecía fuera de ella, sus ojos estaban... ¿Oscurecidos? Parecía estar muerta, no había ninguna expresión en su rostro y pude ver que había una buena cantidad de sangre en su pecho y su boca.

Traté de acercarme, pero al intentar llegar a ella a través de un aura roja que la rodeaba mi cuerpo de debilitó inmediatamente e incluso, mi mano, que cruzó primero, parecía estarse secando.

De inmediato retrocedí, y con mi magia de tiempo, retrocedí el tiempo de mi mano para lograr curarla.

Apenas hice esto, de la nada empezó a a atacarme, vi que tenía un grimorio junto a ella, pero no lo estaba utilizando, solo me lanzaba cantidades impresionantes de maná puro.

Esta era una situación preocupante, no podía acercarme mucho y no podía atacarla pues podría hacerle algún daño, pero no veía otra solución, además pude notar que su cuerpo no iba a resistir por siempre esa cantidad de maná, su piel se empezaba a agrietar y su nariz a sangrar. Traté de contenerla con mis hechizos pero estos se desvanecian justo antes de que pudieran tocarla.

Pensé que ese sería nuestro fin, me llené de impotencia al pensar que no podría salvarla así que no me rendí, puse una barrera temporal alrededor, aunque a estas alturas no era muy eficiente, menos en el lugar donde me encontraba, pero al menos así, podría proteger a las personas que vivieran en los alrededores.

Aún así, justo cuando pensé que ambos moriríamos ahí, su inmenso poder mágico disminuyó hasta tener la cantidad normal que Deirieri poseía, el aura roja desapareció y empezó a caer. Me acerqué rápidamente y la atrapé para evitar que se golpeara fuertemente en el piso.

Le costó un poco abrir los ojos, pero de un momento a otro recobró la conciencia.

—Señor Julius... Qué... —la interrumpí—

—Me alegra ver que estas bien ahora —sonreí y le dí un pequeño abrazo— volvamos a casa, necesitas ver a un mago sanador.

Cerró sus ojos nuevamente cediendo ante al cansancio que sentía, salí de la zona de magia cuantiosa para tratar de recuperarme un poco, luego de unos minutos me llevé a Deirieri de vuelta a la capital. Estaba bien, y eso era lo único que me importaba en ese momento.

Narra Deirieri

Abrí los ojos, una luz había una luz cálida sobre mi cuerpo, me senté en la camilla y vi alrededor, a mi lado, en otra camilla estaba Yami, el cual parecía menos herido que la última vez que lo vi. Al otro lado, también inconsciente, estaba Nacht. Me sentí mal, la culpa me invadió, estaban en ese estado por mi, si no hubiese hablado ellos no habrían ido conmigo a ese lugar y no les hubiese pasado nada.

Ya estaba perdida en mis pensamientos cuando de repente la voz de un hombre me sacó de ellos.

—Despertaste, que bueno —sonrío— Julius estaba preocupado —parecía ser un hombre de unos 36 años más o menos—

Solo lo miré, realmente no recordaba haberlo visto antes, aún así parecía ser muy amable e incluso había mencionado al señor Julius, así que supuse que podía confiar en él.

—Dejame revisarte —dijo acercándose a mi con lo que parecía ser una medusa gigante hecha de maná— Vaya, esto es impresionate —abrió los ojos sorprendido—

—¿Pasa algo malo? —interrogué con curiosidad—

—No, todo lo contrario —retiró su hechizo— No tienes ningún daño, pese a que parecía que ibas a estar inconsciente una semana —me tensé—

— Y que hay de... —dije mirando a mis compañeros—

—Sus heridas no son tan graves, así que no te preocupes, seguramente despertarán en unas horas —sonrió— por cierto, mi nombre es Owen. Tú eres Deirieri ¿verdad? Julius me lo comentó.

—Mucho gusto —sonreí amablemente— Gracias por ayudarnos.

—No te preocupes, bueno, ya que despertaste, le avisaré a Julius, quedate aquí, descansa un poco más —sonrió y salió de la habitación—

Me acerqué un poco a Yami, quien parecía dormir profundamente, suspiré con tristeza y me alejé.

Luego me acerqué a Nacht, también estaba inconsciente, unos mechones de su cabello caían encima de su rostro de forma sutil. Aprecié su rostro un momento, no parecía ser ese chico cruel de siempre, en cambio, se veía tranquilo y... ¿Lindo? No, que idea más rara, se supone que me desagraba... Pero, por alguna razón, no podía dejar de mirarlo, sonreí levemente y acerqué mi mano a su rostro para apartar el cabello de este. Inconscientemente deslicé mi mano hasta su mejilla, pero en eso abrió los ojos.

Aparté la mano con terror, pues imaginé que malinterpretaría las cosas, pero en cambio, se levantó casi de inmediato y me abrazó. Mi expresión ahora era de total confusión.

—Nacht, ¿Qué estás...? —Antes de que terminara de hablar volvió a quedar inconsciente—

Lo sostuve en mis brazos, por alguna razón en ese momento no se sentía tan pesado. Lo levanté y lo volví a recostar en la camilla. Me quedé pensando un momento y luego me volví a recostar en mi lugar.

Este, sin duda, había sido un día extraño.

Nacht Faust - Entre Sangre y Sombras (Black Clover) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora