Capítulo XIV - Redención

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Narra Deirieri

Nunca he visto tanta luz... Todo está tan iluminado que siento que en cualquier momento me quedaré ciega, todo es blanco, al rededor no hay nada, es todo un espacio blanco, luminoso y vacío.

Camino un buen tiempo por el lugar, buscando alguna señal de vida. Entonces recuerdo... Nacht, Yami. Ambos estaban mal heridos hace un momento, creo que le dije a Nacht que fuera por el señor Julius hace un momento. No estoy segura, a estas alturas no siento nada de preocupación ¿estaré muerta? ¿Así de extraño era morir? No estoy segura, la verdad, solo sé que todo esto me da mala espina.

Me siento en el piso blanco del lugar sin aparente preocupación, no tengo noción del tiempo, estoy aburrida. Me pongo de pie y cuando estoy por dar algunos pasos escucho una voz detrás de mi.

Por instinto volteo, pero no hay nada, solo vacío y luz.

—¿Hola? —espero a ver si alguien responde—

Por un momento pienso que es solo mi imaginación, pues no recibo ninguna respuesta y en ese lugar no hay absolutamente nadie. Hasta que de repente lo escucho otra vez, no distingo si es la voz de un hombre o de una mujer, pero suena bastante sereno.

—Extraño... No se supone que estés aquí ahora. —volteé inmediatamente pero una intensa luz me impedía ver a la persona que me hablaba—

—¿Quién eres tú? —intenté acercarme pero de la nada no pude moverme—

—Además, te ves muy débil —dijo con un tono de voz intrigado— Claro, seguro debió ponerte alguna atadura, no recuerdo habérselo pedido.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando? —parecía que me estaba ignorando completamente—

—Menos mal que dejé activado el ritual, de lo contrario te volverías adulta y no hubieses obtenido el grimorio —Eso me intrigó más— Bueno, supongo que nunca está demás creer en el destino —rió—

—¡Respondeme! ¿¡Quién eres y donde estamos!? —Dejó de reír y pareció ponerme atención—

—Estamos en una parte recóndita de tu consciencia, y en cuanto a lo demás, solo necesitas saber que la atadura mágica que tenías ya ha sido rota, tienes un grimorio —Vi apenas su mano moverse detrás de la luz para señalar a mi izquierda—

—¿Qué? Pero... —me interrumpió—

—Si me disculpas, debo volver a dormir, aún no es mi tiempo —mi vista se empezó a nublar— Cuando sea mi tiempo, debes estar lista...

—¿Qué que hablas? Merezco saber algo ¿no? —hablé pese al cansancio que se estaba apoderando de mi— Digo, hace un rato acabo de morir, lo menos que me gustaría es saber por qué —rió nuevamente—

—En primer lugar, no estas muerta —puse una expresión de confusión— Y pues, supongo que podría decirte algunas cosas —habló en un tono animado— Lo que pasa es que, era necesario tocar tu corazón para romper con la atadura mágica que se te implantó, con esa cosa no ibas a poder hacer hechizos jamás.

—Ya veo... —estaba confundida pero no dije más, solo quería que continuara—

—Además, tu cuerpo físico estaba demasiado débil, ese era un gran problema para mi —dijo con naturalidad—

—¿Por qué? Además, mi cuerpo no es tan débil —fruncí levemente el ceño—

—Naturalmente, pero es indigno el divel de energía vital que tienes. Como sea, continuo —asentí— Ahora podrás usar tu magia de sangre sin restricciones, claro... sin tantas... Y pues, básicamente serás una gran hechicera —es lo que siempre quise, sin embargo, la forma en la que lo estaba diciendo parecía demasiado conveniente—

—Y todo eso... ¿A cambio de qué? —hablé con seriedad— Algo me dice que tus intenciones no son solo hacer que sea una gran hechicera.

—Lo sabía, no eres tonta, me sentiría muy ofendida si lo fueses —rió levemente— Eso no te lo puedo decir ahora, es un... Secreto, pero te puedo asegurar que no es la gran cosa. Por ahora vive tu vida y vuélvete muy fuerte. Porque, digo, desde hoy serás más fuerte, bueno, si descubres como. Pero quiero que destaques entre los magos de esta época, ese podría ser el precio.

—Entonces dime, ¿Quién eres tú? —ni siquiera se había dignado a darme su nombre, era lo menos que podía hacer—

—Mi nombre no es importante. Sin embargo, el tuyo... Es Deirieri ¿no es así? —Dijo en un tono serio—

—¿Cómo lo sabes? —retrocedí un poco por la impresión—

—¡Maravilloso! —parecía tener mucha emoción— Ese es el nombre que designé para ti. En mi lenguaje, significa "Pureza".

—¿Qué? —Alcé una ceja— Acaso tu eres mi.. —me interrumpió—

—No, no soy tu madre o tu padre —suspiré— Y tampoco te diré nada de ellos por ahora. Y si, ese es tu nombre, no creas que lo escogí a la ligera, todo lo que nos rodea tiene un trasfondo, todo tiene un por qué... Pero eso, lo sabrás a su debido tiempo... Ahora, vuelve, que me parece nuestro cuerpo está causando problemas allá afuera.

—¿Nuestro cuerpo? —en un abrir y cerrar de ojos su mano tomó mi rostro y todo se volvió negro—

Todo se volvió negro otra vez...

Abrí los ojos lentamente, mi cuerpo se sentía extremadamente adolorido y pesado.

Recuperé lentamente la lucidez y vi que estaba en los brazos del señor Julius, quien estaba en el piso mirándome con una sonrisa. Pero noté que estaba algo lastimado por lo que me alteré un poco y quise levantarme de golpe pero no pude.

—Señor Julius... Qué... —me interrumpió—

—Me alegra ver que estas bien ahora —sonrió y me dio un pequeño abrazo— volvamos a casa, necesitas ver a un mago sanador.

Iba a decir algo más, pero estaba demasiado cansada por alguna razón, solo atiné cerrar los ojos y quedar inconsciente, mientras me llevaba de nuevo a la capital. ¿Qué fue lo que había pasado mientras estuve hablando con esa persona?

Nacht Faust - Entre Sangre y Sombras (Black Clover) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora