XV

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─ ¡Aquiiinooo!


Natalan apretó fuerte a Aquino en un abrazo, lo soltó para estrujar sus mejillas, recibiendo una mirada de molestia por parte del más menor.


─ Sigues igual de adorable que cuando nos conocimos ─ dijo, con una risa.


Natalan había cambiado desde que se conocieron, ya no era un niño. O eso demostraba su físico.


Aunque en el fondo seguía siendo el mismo chico infantil de siempre.

─¿Por qué no me sorprende? ─ dijo, viendo a la cabellera de Duxo detrás de Aquino─ Lindo look para un chico aún más lindo ─ halagó, dedicándole un guiño, ganándose un ceño fruncido por parte de Aquino y una mueca de disgusto por parte del pelinegro.


─ Me disgustas ─ dijo Duxo, pasando a su lado, entrando a su casa.


─ Me amas ─ replicó Natalan, cerrando la puerta.


─ No. ─ Duxo repitió la misma cara de asco

─ Es cierto, no tengo oportunidad ─ Natalan hizo una mueca triste ─ Tú solo amas a Aquino.


Duxo no respondió, notó la mirada de Aquino sobre él, y como Natalan comenzó a sonreír cada vez más ante el silencio.

─ Las clases de teatro te hicieron más raro de lo que ya eres solo para decir algo ─ comentó Duxo

Que brutal cambio de tema

Los recién llegados se voltearon para ver a Soarinng, que venía tirando de sus ruedas desde la cocina.

Los cuatro se habían hecho muy unidos desde aquel primer día, hacía casi un año de amistad, solían juntarse cada fin de semana y durante las vacaciones.

Cada uno había ido a una rama distinta del arte, aunque compartían algunas cosas.

Aquino se había concentrado más que nada en la danza, contemporánea, específicamente, y tomaba clases de dibujo, aunque solo para compartir con Soarinng, algo que tenía al segundo castaño fascinado.


Natalan tomaba clases de saxofón, y había comenzado teatro.

Por su lado. Duxo se había centrado más en aprender a cantar, aparte tomó un taller de composición que había abierto hace poco.

Los cuatro iban a clases de práctica oral, aunque Aquino solo iba a escucharlas, tanto Duxo como Natalan eran muy buenos cantando. Soarinng no tanto y eso le daba cierta gracia, pero su amigo tenía el gusto en el rap, aunque no iba mucho con la clase.

Podían decir que tenían más amigos, incluso se llevaban muy bien con la directora, aunque no se juntan mucho para mantener cierto formalismo escolar, aunque Emi era tan madura como ellos la mayoría del tiempo.

Nadie se había metido con Aquino desde que habían entrado, todo el mundo lo trataba tan bien.

Duxo estaba feliz por él, había encontrado un punto cálido en el mundo que no trataría de apagar al chico, al contrario, Aquino brillaba todos los días en ese lugar.


Aunque por un lado sentía que eso lo alejaba un poco de Aquino, ya no tenía que protegerlo, porque nadie le haría daño, y porque habían otras personas que lo protegerían también.

A pesar de eso, el chico seguía a su lado, sentándose junto a él en el patio del colegio, acurrucándose contra él cuando Natalan ponía una película de miedo para ver, y a veces, durmiendo en sus piernas cuando se tiraban en el patio solo para no decir nada.


A pesar de todo seguían al lado del otro, juntos.


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Love me, Mute □ DuxinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora