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Aquino no había sacado el rostro del hombro de Duxo en todo el camino, pero tenía oídos, y podía escuchar las expresiones de los demás al pasar.
Él siempre era "el chico mudo", para ser un poco más desagradables, a veces era el "transtornado", y odiaba llamar la atención de esa manera.
Y esos comentarios los acompañaron hasta la enfermería, y por más que Aquino se negó a soltar a Duxo, el chico tuvo que apartarse para que la enfermera revisara su rostro.
─ ¿Puedes ir a decirle al director que llame a su padres? ─ preguntó la enfermera.
Duxo asintió, pero de nuevo, Aquino había atrapado su polera, negando con la cabeza.
Duxo pasó su vista de Aquino a la enfermera, quien soltó una risita, y salió de la habitación diciendo que podían quedarse, que iría ella misma.
El mayor volvió a acercarse al castaño, sentado al borde de la camilla.
Tomó el algodón que el menor mantenía contra el corte de su labio, bastante manchado de sangre ya que era una zona que sangraba bastante, lo levantó un poco para ver la herida, y luego lo volvió a acomodar, sosteniéndolo por el.
─ Voy a matarlos ─ volvió a decir Duxo.
Aquino negó, y quiso decir más, pero no pudo.
─Tus cosas siguen el baño, ¿no? ─
Aquino asintió.
Duxo soltó el aire, en algo parecido a un resoplido.
─ Voy a matarlos ─ repitió.
Aquino volvió a negar, pidiendo que por favor lo olvidara.
─ No, Aquino. No ─ Duxo estaba harto de la negación del chico ─ Son unos idiotas, hacen esto sólo porque...
"Dilo, Vamos, dilo"
─ Solo porque eres mudo ─ murmuró.
"Dime algo que no sepa"
Duxo tomó sus manos, para que dejara de moverlas.
─ Perdón porque el mundo sea tan frío, tan mierda contigo ─ dijo.─ No lo mereces.
"Yo no te merezco, Duxo Rethey" pensó, sintiendo la calidez de la mano del mayor sobre las suyas.
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