LIX

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─ Ay, cabrón, ¡estoy viendo doble! ─ gritó Natalan al ver a Duxo y a Spreen.

En su tiempo de amistad, apenas había visto al argentino unas cuantas veces, y el mayor tiempo que habían estado hablando solo había sido unos diez minutos en el cumpleaños de su amigo.

El pelinegro venía trayendo a Soarinng, quién estaba con el ceño fruncido y un ligero mohín.

Si había algo que el castaño de casaca amarilla más odiara, era que lo llevaran, él podía andar solo.

El chico en la silla de ruedas estaba tan molesto que ni siquiera saludó a los demás, se quedó de brazos cruzados y mirando al suelo.

─ ¿Ya buscaron nuestra cabaña? ─ preguntó Natalan.

─ Los estábamos esperando ─ dijo Duxo, tomó su bolso, levantándose del banco donde estaban acomodados.

─ Ahora ya tomaron las mejores cabañas ─ se quejó Natalan, haciendo un puchero.

─ Deja de quejarte wbn, recién llegas ─ le dijo Duxo, se volteó para mirar a Aquino, quién se levanto rápidamente y cargó con esfuerzo su bolso.


─ Aquino ─ Soarinng hizo que los pasos del mudo se detuvieran.

El castaño palmeó su regazo.

─ Pon tu bolso aquí ─ dijo, notó que Aquino iba negarse con sólo su mirada.─ No te preocupes, no las siento.

Aquino ladeó su cabeza, haciendo una mueca, preguntando si en serio hacía esos chistes tan feos.

Soarinng soltó una risa.

─ Como quieras, yo te dije ─ murmuró finalmente, comenzó a tirar de sus ruedas, avanzando hasta su lado para acompañarlo en su caminar hasta la cabaña.


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Love me, Mute □ DuxinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora