XIII

1.2K 174 48
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


─¿Por qué no me dijiste que era tu cumpleaños?


Aquino vio con su único ojo disponible, ya que el otro estaba detrás de una pequeña toalla con hielos y se encogió de hombros.

La fiesta de cumpleaños era exclusivamente familiar, pero era porque Aquino no tenía amigos para invitar, todos habían quedado en su antigua ciudad, y no habían podido venir.


Así que solo estaban ellos dos, entre los padres de Aquino, su abuela y un par de tíos, porque, de nuevo, muchos se habían quedado en su antigua ciudad.

─ Ni si quiera te tengo un regalo, Aquino─ dijo, pero el otro chico solo se encogió de hombros.─ No, no hagas eso, a mí me molesta mucho cuando no me traen un regalo en mi cumpleaños, es que... Es una de las pocas ocasiones del año donde te dan un regalo.


Aquino lo apuntó y luego movió el dedo negativamente.

─ Bien, yo no me contengo cuando quiero regalarte algo.


Eso hizo a Aquino sonreír, pero hizo una mueca de dolor cuando el gesto le tiro la herida del labio.


Duxo suspiro, todavía tenia ganas de matar a esos chicos.


Los vio salir del baño, carcajeándose, uno de ellos lo miro, con esa sonrisa egocéntrica.

"Tu novio te está llamando" dijo para luego hacer una "o" con los labios, burlándose de la mudez de Aquino "Oh cierto..." y no escuchó más porque había ido corriendo hacia el lugar.


Aquino se dio cuenta de qué debía estar pensando Duxo, se acercó a él para apoyar una mano en su hombro, negando con la cabeza para que se olvide.

Duxo alzó la vista hacia él.


Aquino era un chico muy dulce, demasiado cálido para un mundo tan frío, con personas que querían apagar ese calor, ese brillo en los ojos y que planeaban amargarlo.


Duxo tenía que desgraciadamente, habían enfriado bastante la personalidad del chico aunque con él no era así, en cuanto Aquino volvía a estar solo parecía apagarse.

Y no lo merecía, no merecía nada de eso.


─ Aquino, creo que deberías cambiarte de escuela ─ dijo.


Las palabras hicieron que las cejas de Aquino se alzaran, abriendo los ojos con lo que parecía miedo, comenzó a negar efusivamente, haciendo señas con su única mano disponible.

Duxo intentó tranquilizarlo, tomando su mano entre la suyas, conteniéndolo.


─ Tranquilo, shhh... Yo me cambiaré de escuela también ─ dijo ─ Estaremos juntos, seguiremos juntos.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Love me, Mute □ DuxinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora