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Duxo y Aquino compartirían habitación.
Los primos de Aquino ya no vivían en esa casa, pero sus habitaciones seguían allí, podían recibir a sus visitas.
El chico mudo se dirigió al dormitorio sin decir nada, la señora Lana le hizo una seña a Duxo para que la acompañara.
Encontró a Aquino ya metido en la cama, notó los temblores de su cuerpo, a causa del llanto, debajo de las sábanas.
—Aquino... — Duxo cerró la puerta para acercarse, notando al chico esconderse bajo las sábanas — No, no.
Duxo se sentó en el borde de la cama, pasando su mano sobre el cuerpo tapado en sábanas, haciendo círculos sobre su espalda para calmarlo.
— Mira, Aquino, no sé qué sucede — dijo. — Creo que estás mal por el tema del médico, pero no importa, en serio, estoy contigo, todo va estar bien.
Aquino asomó su rostro fuera de las sábanas, se tomó su tiempo para sentarse, limpiando sus lágrimas, mirando a Duxo con los ojos rojos.
— ¿Quieres decirme algo? — preguntó, el menor asintió, y señalo sobre la cajonera, donde descansaba su cuaderno.
"¿Por qué crees que no puedo hablar?"
— Siempre pensé que era por tus cuerdas vocales — dijo.
Aquino negó, volvió a escribir.
"Mi cerebro no está conectado con mi parte del lenguaje. No puedo hacer sonidos"
Duxo leyó varias veces, no respondió y Aquino volvió a escribir.
"Escuché que mamá te diría. Pero prefería decírtelo yo"
Duxo vió las lágrimas en los ojos de Aquino, se apresuró en abrazarlo, apretándolo con ganas pero sin mucha fuerza.
— No sé por qué estás triste por eso — dijo — Espero que no pienses que eso va a afectar nuestra amistad o algo, Aquino. Te quiero igual. Me quedaré a tu lado, como lo he hecho todo este tiempo.
Aquino se dejó abrazar por unos segundos, antes de dar unas palmadas en el pecho de Duxo para que este se separara.
Alzando su mano, Aquino alzó el dedo meñique, para luego extender el dedo índice y pulgar, en una seña.
Duxo negó, no recordaba que Aquino haya echo ese gesto antes.
— No sé lo que significa
Aquino solo volvió a asentir, con una ligera sonrisa.
"Lo sé."
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