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Al entrar al lugar, Natalan vio la cabellera mojada del mexicano desde la puerta, y se detuvo un segundo en el umbral.

Los brillantes y claros ojos de Soarinng lo miraron por un momento, y el guatemalteco comenzó a sentir su corazón latir más rápido. Sus miradas se encontraron por un segundo, aunque el menor fue quien aparto la vista primero.

Natalan pensó en huir, pero le había dicho a Duxo que se quedaría allí.

Así que cerró la puerta a su espalda, dejando la toalla a un lado, un poco alejado de los bordes, y dudó un momento en meterse o no.

Miró a Soarinng, quien le estaba dando la espalda, flotando cómodamente en la parte más profunda.

Suspiró por lo bajo, antes de sentarse, dejando sus piernas dentro del agua.

─ ¿No estabas con Aquino? ─ le preguntó, solo para cortar la tensión.

─ Fue al baño ─ respondió el castaño.

El de mirada oscura asintió, por más que el chico no lo vio. ─ Duxo estaba en el baño, así que tardará un rato.─ Soarinng no respondió.

Tuvo más ganas de irse, aunque esperó unos segundos para levantarse, acercándose a la puerta.

Soarinng se dio cuenta de aquello, aunque no lo demostró, se sentía mal.

Natalan tomó la manija de la puerta, pero apenas pudo abrirla unos centímetros cuando esta volvió a cerrarse de golpe.

Intentó abrirla de nuevo, pero la fuerza de otra persona no lo dejaba.

─ ¡No se van hasta que arreglen lo que tienen!

─ ¿Duxo? ¡Deja de incluirnos siempre en tus planes de mierda!

─ Deja de caer siempre en mis planes ─ contratacó.

─ Verga ¿Cuánta fuerza tienes? ─ Natalan seguía intentando, pero ya no por escapar, sino porque alguien lo estaba reteniendo.

─ Es un dos contra uno, pendejo.

─ ¿Dos?

─ Aquino ─ afirmó Soarinng , desde el agua.

Natalan soltó la puerta con brusquedad, ya cansado de todo esto, encajando todas las piezas en su cabeza.

Si ese era un impulso por parte de sus amigos para arreglar las cosas, sentía que no estaba listo.

Lo miró por un momento, juntó valentía antes de voltearse y volver a caminar hacia la piscina, rápidamente y con decisión.

Siempre, en lo que respectaba a Soarinng , se sentía nervioso, muy inquieto, y había costado bastante para que se acostumbrara a los besos o mimos cuando estaban a solas, pero en temas serios, importante, de la relación (incluso en el momento de confesarse) simplemente no sabía cómo reaccionar.

Sintió sus manos temblar, se metió en la piscina, pero el agua parecía llevarse toda su valentía, y se congeló ante la mirada de Soarinng.

─ No hables conmigo si Duxo te está obligando ─ dijo el otro. ─ No tienes que hablarme si no quieres.

Quiso disimular con una tos, pero su voz se quebró al final, no pudo.

Natalan se mordió el labio, sentía su corazón estrujado.

─ No, Duxo está ayudando, yo le pedí ayuda ─ habló, captando la mirada de Soarinng . ─ Porque soy muy inseguro para hablar, y tengo miedo de perderte si la vuelvo a cagar...

Mirando directamente a los ojos del oji-celeste, continuó.

─ No debí dejarte así el otro día, estuve mal, fui horrible ─ Soarinng solo lo miraba, esperando cada palabra. ─ En verdad, me gustaría que tuvieras tanta fe en ti mismo, en el tratamiento, y en volver a caminar como yo tengo... Porque sé que puedes lograrlo.

Los ojos de Soarinng se cristalizaron.

─ Pero es tu decisión, y es algo que entendí tarde ─ continuó, Natalan comenzó a acercarse con lentitud a Soarinng ─ Te grité, y te dije las cosas mal porque... No sabía escucharte, y tampoco apoyarte, no digo que sea un experto ahora, pero... Dime, por favor, por qué no quieres seguir.

Soarinng se mordía el labio nervioso, un hipido de llanto escapo de ellos.

Natalan , inconsciente, se acerco más a él, colocando su mano en la cintura de el otro, dándole apoyo.

─ Tengo miedo ─ respondió Soarinng , mirándolo con los ojos desbordantes de lágrimas, que le rompieron el corazón ─ de decepcionarme, ¿Y que si no funciona? ¿Y que, si sigo en silla de ruedas toda mi vida porque ese tratamiento, ese esfuerzo, todo... ¿Fue en vano?

Natalan se sintió aún peor.

Tirando de ambos hacia la parte más baja, lo suficiente para que pueda estar de pie, abrazó a Soarinng con todas las ganas, dejando que él llorara, sin poder evitar que unas lágrimas se le escaparan también.

─ Ante cualquier cosa que decidas, te acompañaré ─ habló Natalan ─ Si no quieres seguirlo, seguiré a tu lado. Y si quieres... Voy a estar ahí para pelear contra tus miedos, yo creo que lo lograrás, y aunque no sea así... Seguiré a tu lado igual, te querré igual, todo seguirá bien.

Soarinng calmó un poco su llanto con esas palabras, se apartó un poco del abrazo para mirarlo, el agua llegaba hasta sus hombros, así que podía permanecer de pie, delante de su chico, mirándolo frente a frente.

Encontró que se sentía muy bien, y sonrió, no sabía lo tanto que necesitaba escuchar un apoyo como ese.

¿Me perdonas? ─ pregunto Natalan.

Soarinng asintió, tomando las mejillas de Natalan para besarlo con lentitud.


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Love me, Mute □ DuxinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora