XLVII

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Duxo no podía dejarlo, ¿No?

Él le había prometido que seguirían juntos, que irían a la escuela juntos, que estarían siempre juntos.

Duxo no podría haberle mentido, ¿No?


Aquino solo corrió, lejos de la escuela, de Natalan y Soarinng, lejos de todo.


Quizás corría para encontrar a Duxo, no lo sabía, pero tenía esa necesidad de huir.


Las lagrimas caían por sus mejillas, sus muñecas picaban horriblemente y comenzó a rascarlas.

Al cabo de un rato tenía los pulmones cansados, de correr, de llorar, aunque por más que intentara, no había suficiente aire en el mundo para que pudiera tener oxígeno.

Ya lejos, sin saber muy bien donde, Aquino comenzó a caminar, a paso lento, tortuoso.


Sus muñecas ya no solo picaban, sino que ardían, sentía su rostro empapado y unos mechones de pelo demasiado largos se le pegaban en la cara.


A pesar de todo su dolor, seguía pensando en Duxo, su primer amigo, su primer amor, su primer novio.


Duxo no podía dejarlo, había prometido que no lo haría, él cumple sus promesas...

¿No?

Pensando en aquel chico, una bocina fuerte lo tomó por sorpresa, y por más que vio a la camioneta venir, sus pies no pudieron moverse.


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Love me, Mute □ DuxinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora