One Last Dance- Ross Lynch

Capítulo 34

Días después...

Mentiría si dijera que mi estado de ánimo había mejorado luego de aquella despedida con Finn afuera de los baños donde nos conocimos. A él ya no lo he visto desde ese día, creo que realmente fue el último adiós y aún es doloroso de aceptarlo.
Lo bueno de esto y que me está ayudando a afrontar este momento tan doloroso son mis mejores amigas, Allison, Mae y Rose; Allison desde que me vio llegar con los ojos rojos al departamento esa noche, no paró de consolarme y haciéndome sentir bien. Mae no para de enviarme mensajes todos los días dándome su apoyo y preguntándome cómo estoy, así como Rose, los demás días que nos vemos en la universidad trata de hacerme sentir mejor.
A mis padres y a mis hermanas aún no les cuento que ha pasado, además de que Ashley está vuelta loca con las evaluaciones, ni siquiera hemos podido coincidir en la facultad esta semana.

Trato de afrontar las cosas, pero supongo que es normal el sentirse de esta forma, es como si hubiera vivido una ruptura aunque realmente nunca fuimos nada.

En fin, hoy era sábado y por fin había terminando las clases que teníamos hoy; odiaba tener que levantarme a las cinco y media de la mañana los sábados para tener que llegar a tiempo para mi clase de la siete y de las nueve, aunque realmente extrañaré esto.

Estaba nerviosa porque hoy era el día en que vería a Ross, hace un par de horas le mandé la dirección de mi facultad (en lo que hacía cambio de clase) y solo me respondió con un emoticón.

-Si yo estoy nerviosa de conocer al dichoso Ross Lynch, no me imagino cómo debes de estar tu, amiga- comentó Rose mientras bajábamos de las escaleras.

Reí un poco- Lo estoy, no te lo voy a negar, pero tengo demasiada curiosidad de saber qué es lo que quiere hablar conmigo- terminamos de bajar las escaleras y comenzamos a caminar por los pasillos que nos llevaban al patio principal de la facultad.

-¿Crees que quiera hablar de su pasado?- preguntó y yo suspiré.

-No lo sé, puede que sea así. Nunca hablamos como tal de ello, solo una vez  lo intentamos y ninguno de los dos llegó a ningún lado- me encogí de hombros.

Caminamos hacia la salida y pude ver un auto color gris oscuro estacionado frente a la entrada de la universidad, y en él se encontraba recargado Ross con unos lentes oscuros que lo hacían ver bastante atractivo para ser honesta.

-¿Es él?- preguntó Rose en un susurro y yo asentí- Oh por dios...-

Lentamente nos fuimos acercando hasta que llegamos a estar frente a él.

-Hola Ross- sonreí y él también.

-Hola Kenny- volteó a ver a mi amiga.

-Ross ella es Rose, una de mis mejores amigas- la señalé al ver que se había quedado callada- Rose él es Ross, un... gran amigo desde hace muchos años-

-Mucho gusto, Rose- Ross estiró su mano hacia ella y Rose la aceptó.

-El gusto es mío.- en ese instante sonó un claxon- Me tengo que ir, mi hermano ya llegó por mí y no quiero hacerlo esperar- se acercó a mí y besó mi mejilla- nos vemos el lunes.- ahora se acercó a Ross y volvió a estrechar su mano- Nuevamente digo que fue un gusto en conocerte, no sabes cuánto habla Kenny de ti-

-Digo lo mismo, Rose- Ross sonrió con complicidad y yo solo negué con la cabeza.

-Hablaré contigo el lunes- la fulminé con la mirada y ella solo rió alejándose de nosotros.

-Me cae bien tu amiga- comentó Ross y yo bufé.

-Es buena, solo que le gusta molestarme- dije y él rió.

-Creo que por eso me cae bien.- le pegué levemente en el brazo y él volvió a reír- En fin, ¿quieres ir a tomar algo? Descubrí por aquí una cafetería que sé que te puede gustar-

-Claro.- sonreí y me abrió la puerta de su auto. Entré en el y luego de unos segundos Ross ya se encontraba sentado en el asiento del conductor- Por cierto, lindo auto-

-Es mío- comentó y yo abrí la boca sorprendida.

-Pensé que era de alguno de tus hermanos- encendió el auto y avanzó.

-Nop- sonrió- he estado trabajando mucho y en Littleton pude comprarme esta belleza-

-Me alegra escuchar eso- sonreí y me recargué en el asiento.

[...]

Ya habíamos entrado a la cafetería y Ross no mentía, era muy bonita y muy a mi estilo.
Los dos ya habíamos ordenado algo y solo nos dedicábamos a platicar de cosas sin sentido, creo que no se animaba a tocar el tema por el cual me citó.

-No quisiera arruinar este grato momento, pero no voy a mentir, me siento intrigada y quiero saber por qué me citaste hoy- hablé sin rodeos y vi cómo él tomó un gran respiro.

-Si te soy sincero, no sé ni por dónde empezar- me miró con un semblante nervioso.

-Por el principio- bromeé para quitar la tensión que se había creado.

-Yo... quisiera hablar de todo, si te soy honesto-

-¿De todo?- fruncí el ceño y él asintió- Supongo que tienes dudas-

-Las tengo y... sé que tú también las debes de tener, así que por eso estoy aquí, para resolver aquello que no hemos podido solucionar-

-Ni hablar.- agregué y él volvió a asentir. En ese instante llegó el mesero y nos trajo nuestras órdenes. Luego de agradecerle se marchó y de nuevo se sentía un ambiente de tensión- ¿Qué quieres saber?-

-Yo...- se acomodó en su asiento- ¿Cuándo te diste cuenta de que tenías sentimientos por mi?-

-Empezamos fuerte...- murmuré y él rió- A los quince años, cuando nos separaron de los demás y fue el cambio de turno, la primera vez que te vi en la cafetería.- respondí sintiendo mis mejillas arder- Yo también quiero saber, digo...-

-Fue en la primera semana de clases en la secundaria, cuando recién entramos, no recuerdo con exactitud el día, pero sé que fue después de que el profesor de esa primera clase nos hizo presentarnos- sonrió.

Oh vaya...

-Yo... no lo sabía.- reí- Tengo más dudas, pero quiero primero responder las tuyas-

-Está bien.- tomó un sorbo a su café- Creo que esto no es mucho de mi incumbencia, pero quiero hacerte esta pregunta de todos modos-

-Dime- lo miré expectante.

-Tu nunca me lo contaste, pero escuchaba los rumores y... pude darme cuenta después... ¿Estuviste enamorada de Matt?- comencé a toser, no me esperaba esa pregunta.

-Wow- tranquilicé mi respiración- créeme que me sorprendiste con esa pregunta- negué con la cabeza y reí- pero sí, digamos que me enamoré de él el primer día, pero eso lo descubrí después. Las cosas no terminaron tan bien con él, terminó siendo un idiota tal como Allison me lo decía- me encogí de hombros.

-¿Y eso cuando pasó? ¿Cuándo descubriste que era un idiota?- frunció el ceño.

-Cuando comencé a darme cuenta de que me gustabas-