Capítulo 29

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Un mes y medio después...

Narra Kendall:

La vida había seguido su rumbo y yo me encontraba en un limbo del cual no sabía cómo salir. Rose y yo habíamos terminado nuestras prácticas en ese espantoso lugar hace como dos semanas, lo cual se sintió bastante bien porque ya podíamos liberarnos de un peso menos, además de que nuestro noveno semestre por fin había terminado; no había sacado las mejores calificaciones y me sentía derrotada por ese aspecto, sin embargo no reprobé ninguna materia y con eso tengo suficiente.
Ahora solo me dedico a ir a mi trabajo en la boutique en mi horario de siempre y Allison igual.

Hace un par de días había sido nochebuena y navidad; había ido a casa de mis padres y la pasamos muy bien, aunque Candace no pudo venir, pero prometió estar aquí para año nuevo, que eso será en dos días...

Sí, hoy es 29 de diciembre, cumpleaños de Ross, aquel chico con el cual no he hablado desde hace bastante tiempo y del cual no he obtenido noticias desde su aparición en California hace un tiempo atrás.
No voy a mentir, claro que lo extraño y extraño hablar con él, pero no sé si él quiera hablar conmigo después de todo el alboroto que se creó por la fiesta de Halloween a la que fui y la foto que subí con Finn...

Finn, es un tema delicado el hablar de él porque realmente no sé hacia donde se están dirigiendo las cosas, pero con el tiempo que llevo de conocerlo debo decir que nos parecemos bastante y creo que eso es lo que está haciendo que las cosas se queden estancadas, digo, no es que no hablé con él, pero a veces el miedo aparece por mi mente y me hace retroceder un poco, por lo cual me odio bastante. Aunque creo que no soy la única que está en esa posición, puedo percibir como Finn tiene ese mismo miedo que lo hace retroceder a que algo suceda entre nosotros.
Estamos corriendo en círculos y ninguno de los dos no sabe qué hacer.
Es terrible que los dos tengamos ese miedo que no nos deje actuar porque sí, ambos nos gustamos y bastante, pero nuevamente el miedo aparece en nuestra mente.

Hoy estaba sola en el departamento, Allison había conseguido un par de días libres para irse con su familia a Nueva York y pasar el año nuevo ahí, así que yo preferí quedarme sola que irme antes a casa de mi padres. No me mal entiendan, los quiero, pero me pueden llegar a abrumar con muchas preguntas que llegan a hacer acerca de mi vida y ahorita no estoy con el humor de querer contestarles.

Caminaba de un lado a otro por la sala del departamento decidiendo si era buena idea o no mandarle un mensaje de cumpleaños a Ross antes de que se acabe el día.

Deberías hacerlo, él te llamó el día de tu cumpleaños.

Mi consciencia molestándome, pero tal vez tenga razón, aunque Ross estaba tomado ese día de la llamada.

Y tú deberías de intentar lo mismo para motivarme.

¿Beber alcohol para llamarle a un amigo que está llegando a confundirme y que no sé si quiera hablar conmigo y que por eso me cuesta tanto trabajo decidir si hablar con él...?

Pues no es tan descabellada esa idea.

Caminé hacia la cocina y abrí el refrigerador para sacar una botella de vino que estaba a la mitad. Allison y yo la compramos porque hicimos un brindis de navidad y año nuevo antes de que ella se fuera con su familia, así que había sobrado eso.
No tomo alcohol, bueno, lo único que tomo es vino o cosas bastantes bajas en alcohol, pero creo que hoy sí necesito estar más "alegre" para poder llamarlo.

Caminé hacia mi habitación con la botella en mano porque no le veía sentido agarrar una copa si me iba a terminar el vino, y me senté en mi cama.

Di el primer trago y cerré los ojos por el reflejo del líquido bajando por mi garganta; estaba bastante frío porque llevaba varios días en el refrigerador. Di otros dos tragos más y pude sentir como el efecto del alcohol comenzaba a hacerse presente en mi sistema, por lo cual solté una risa y volví a tomar otro trago.

No puedo creer lo que estoy haciendo.

Seguí así y lo suficiente como para darme cuenta de que ya estaba "feliz", ya que había agarrado el celular marcando el número de Ross.

-¿Hola? ¿Kendall?- respondió Ross al otro lado de la línea.

-¡Feliz, feliz, feliz, feliz cumpleaños al rubio que más quiero!- exclamé con una sonrisa y escuché como rió.

-Muchas gracias, Kenny.- tomó un momento para que volviera a hablar- ¿Estás borracha?- pude imaginármelo frunciendo el ceño.

Adorable.

-¿Yo?- exageré mi voz- No, no, no- negué varias veces con la cabeza y le di otro trago al vino.

Esto es lo que pasa cuando no estás acostumbrado a ingerir alcohol, este se te puede subir muy rápido.

-¿En serio?- preguntó crédulamente.

-Bueno... yo no le diría estar borracha- reí y sentí como el calor subía por mis mejillas- yo le digo estar feliz-

-¿Estar feliz?- volvió a preguntar y pude imaginármelo sonriendo.

-¿No me escuchas? Estoy feliz como una lombriz y esto es gracias al efecto del vino que estoy tomando- me acosté en mi cama y pude escuchar como él volvió a reír.

-¿Y porque decidiste tomar vino hoy?- preguntó con curiosidad y yo suspiré exageradamente.

Solo espero no decir algo de lo cual me pueda arrepentir después.

-Pues necesitaba un empujoncito para poder llamarte hoy porque no me decidía si hacerlo o no- expliqué y le di otro trago a la botella de vino. Ya estaba por terminarla.

-¿No me querías hablar?- su voz parecía sonar decepcionada.

-No por ti, sino por mi. Pensé que estabas enojado conmigo o que no querías hablar conmigo- suspiré- y por eso no sabía si lo correcto era hablarte o saludarte por tu cumpleaños-

-Supiste qué estuve en California, ¿no?- parecía que leyó mi mente.

-Sí... pero no quiero que hablemos de eso ahorita- volví a reír, pero con tristeza- hoy es un día especial para ti y no tenemos que recordar cosas que nos bajen el ánimo-

-Tienes razón- suspiró- pero no vuelvas a tomar alcohol para tener que hablarme. Siempre estaré aquí para escucharte-

-Eres muy tierno, pero déjame decirte que yo seguí tus pasos, rubio- escuché cómo soltó una carcajada.

-Me arrepiento de haberte enseñado eso- nuevamente su humor había cambiado.

-No lo lamentes.- nos quedamos unos minutos en silencio- Te extrañé mucho, Ross- sentí como las lágrimas picaban mis ojos- de verdad espero que hayas pasado un día increíble hoy, que hayas recibido todo el amor del mundo porque lo mereces y que no dejes que nada ni nadie te haga sentir mal, tú eres muy especial para muchas personas, entre ellas estoy yo. Ross, eres muy, pero muy especial para mí y espero que podamos vernos pronto-

-Tú también eres muy, pero muy especial para mí Kenny- no pude evitar sonrojarme- y yo también lo espero, que nos veamos pronto porque hace más de un mes cometí el error de no visitarte-

One Last Dance- Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora