- Sabes que él estará allí, ¿verdad?
Marcos y yo estábamos en casa preparándonos para la boda. Yo estaba vistiéndome en mi habitación. Él estaba sentado mirando fijo hacia algún punto de la pared, supongo que pensando en lo mismo que le había acabado de decir.
- ¿Me estás escuchando? –llamé su atención moviendo mi mano frente a su cara.
Volvió la cabeza en mi dirección regresando del mundo en el que se encontraba perdido.
- ¿A qué hora viene Leo? –intentó cambiar el tema de conversación.
Yo quise seguirle el juego.
- No viene. Nosotros nos vamos con Ana y él va directo a la fiesta cuando sea la hora porque tiene trabajo.
- Por lo visto ninguno de los dos vamos a tener una fiesta tranquila.
- ¿Qué quieres decir con eso? –le dije haciéndome la que no entendía el rumbo que le estaba dando a la conversación.
- Nada, mejor lo dejamos –dijo levantándose de la cama.
- Mejor –afirmé yo terminando de retocarme el maquillaje.
Terminé de vestirme, pintarme, peinarme y recoger todo lo que tenía que llevar en mi bolso, "todo eso en solo una hora" fue la expresión que utilizó Marcos cuando estábamos saliendo de casa para tomar un taxi.
La casa de la familia de Ana en la que se realizaría la boda se encontraba en las afueras. La casa contaba con terrenos que serían perfectos para montar la decoración que finalmente escogió su suegra debido a la ausencia de los novios en los preparativos de la boda por las razones obvias que ya llegados a este punto de la historia todos deben conocer.
Al llegar a la casa subimos directo a la habitación en la que se estaba preparando la novia, era la misma que ocupaba cuando era pequeña y vivía con sus padres en la casa familiar. Ana se encontraba a medio vestir, ya la habían peinado y maquillado, llegamos justo cuando se colocaba el vestido. Estaba preciosa con su vestido corte sirena, su color no era el clásico blanco, sino un color crema. La hacia lucir sencilla pero elegante.
- ¡Qué guapa estás! –le dije emocionada al verla.
- Shuuii, no será para tanto –reconoció mirándose en el espejo de cuerpo entero que tenía en frente.
- El vestido es perfecto.
- ¿Aunque no lo haya elegido yo?
- Aunque no lo hayas elegido tú –le aseguró Lorena.
Ana sonrió a la imagen de ella misma que le devolvía el espejo. Se notaba nerviosa, era normal, era una boda de trescientos invitados. Suspiró tan alto que todos lo pudimos escuchar.
- ¿Estás bien? –le preguntó Marcos.
- Si, expectante pero bien.
- Es lógico, ya verás que después de la ceremonia la cosa mejora –le aseguré.
- Eso supongo, pero es que no es solo la ceremonia –todos la miramos para que continuara- Es que...
Su conversación fue interrumpida por unos toques en la puerta, por la cual se asomó una chica de pelo castaño claro y facciones finas.- ¿Se puede? –preguntó la chica con voz cantarina.
- Claro adelante –le contestó Ana haciéndola pasar.
La chica entró en la habitación inundando todo el lugar con un aroma a jazmín a juego con su sonrisa. Era muy linda. Su cara me resultaba conocida, pero no fue hasta que miré a Marcos que caí en que era la novia del primo de Ana, aquel con el que Marcos tenía "algo".
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Más allá de ti
RomanceSolo amamos de verdad cuando el otro nos da libertad. La libertad es la herramienta para encontrarnos a nosotros mismos en los momentos de mayor incertidumbre.