Lorena había decidido darle un tiempo a Damián para que se aclarara. De lo que no estaba siendo consciente era que realmente ese tiempo se lo estaba dando a ella misma para aclarar su mente y darse cuenta de lo que realmente quería. Las semanas antes de mi escapada a la capital nos había contado que llevaba unos días en lo que ella definía como "un retiro espiritual". Aquello no tenía absolutamente nada que ver con todo lo que el concepto de espiritual pudiera significar. Era su forma de decir que llevaba días sin follar y no precisamente porque no tuviera candidatos, simplemente no le apetecía, lo cual viniendo de ella era sumamente extraño.
Aún recordaba la risa de Marcos el día que Lore nos lo contó. Luego de esto se enzarzaron los dos en un ciclo de insultos el uno al otro sobre lo mal de sus vidas amorosas, para terminar llorando sus penas mientras se pimplaban una botella de vino. Para aquel entonces yo había decidido durante toda la conversación hacer silencio y no dar opiniones al respecto. Yo no me tomaba mi situación con tanta simpleza como ellos.
Lorena continuó su vida como siempre había hecho, a pesar de saber que estaba sumamente jodida con todo lo que le había ocurrido con Damián. Definitivamente admiraba a aquella mujer. No era solo el hecho de que el chico que le gustaba la había rechazado, sino que era la decepción de haber abierto su corazón a una persona por primera vez y no haber sido correspondida.
En mi opinión no era que Damián no estuviera interesado en ella, todo lo contrario. Siempre se había mostrado motivado a conocerla de verdad. Quizás fuera el primer chico que había descubierto esa parte de Lorena que no le mostraba al resto de personas, solo a los más cercanos para ella como éramos nosotros, y eso era algo que nunca le había pasado con ningún otro de los hombres con los que había compartido sus noches.
En su defensa también se podría decir que se entendía que el chico actuara de aquella manera, después de todo se sentía traicionado. Lorena nos contaba que ellos no tenían nada serio y que por lo tanto su relación no era exclusiva. A pesar de ello, era lógico que después de ver como la chica que le gustaba se despedía muy cariñosa de otro hombre se sintiera dolido y quisiera cortar por lo sano todo lo que tenían.
Podían ser solo dos puntos de vistas muy distintos. Lorena era muy liberal, hacía lo que le apetecía sin darle explicaciones a nadie. Pero Damián, a pesar de no conocerlo demasiado, me atrevía a decir que independientemente de cómo fuera su personalidad si se sentía ilusionado. Los dos habían dejado claros cuales eran sus posiciones sobre lo que había ocurrido, sobre todo él, así que ahora ella solo podía respetar su decisión. De cierta manera había llegado a engañarlo a él, pero también a engañarse a ella misma.
Marcos en sus momentos más maduros, cuando hablaba sobre relaciones, decía que algo que la mayoría de chicos de nuestra generación habían olvidado, o más bien nunca habían aprendido, era todo aquello que tuviera que ver con la responsabilidad afectiva, y Lorena era el vivo ejemplo de ello. Este término muchas veces lo podíamos confundir con libertad. No había nada malo en asumir un poquito de madurez en nuestras relaciones y aclarar ciertas cosas que sabes que a la otra persona le podrían doler, así también evitábamos que nuestra pareja sobrepensara determinadas situaciones. Pero no, generalmente preferíamos el rollito de hacernos los interesantes y misteriosos.
Déjame aclararte algo que sé que algún día me agradecerás. Si eres de los que asumen ese tipo de actitud en sus relaciones no eres interesantes, eres una mierda. Siento la ofensa, pero es necesaria.
Independientemente que Lorena y Damián no fueran pareja y que nunca tuvieran una relación romántica formal, eso no hacía que tuvieran derecho a mentirse, porque sí, ocultarle cosas a alguien también es considerado mentira. Y si a eso le sumábamos el hecho de cómo lo engañó para salir pitando de la fiesta de su amigo, ya ni te cuento.
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Más allá de ti
RomanceSolo amamos de verdad cuando el otro nos da libertad. La libertad es la herramienta para encontrarnos a nosotros mismos en los momentos de mayor incertidumbre.