39. ¿Qué es el Ego?

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Hay quien dice que las malas noticias llegaban todas juntas. Nunca me había detenido a pensar en la veracidad de esta idea hasta aquellos días, en los que más patas arriba era imposible que estuviera mi vida. Había intentado refugiarme en el trabajo, en aquella familia que había formado dentro de las paredes de El Ego.

Por aquellos días era confuso definir el estado de ánimo de Tony. Aparentemente estaba feliz, cada vez que se cruzaba con alguien le dedicaba una sonrisa, pero a la vista estaba que ocurría algo. En la distancia se notaba cabizbajo y pensativo. Todos opinábamos lo mismo y durante uno de nuestros turnos Esther y yo intentamos acercarnos a él para preguntarle si podíamos ayudarlo en lo que fuera que le estuviera pasando. Su única respuesta fue decirnos que en el momento justo sabríamos lo que estaba ocurriendo, pero que aún debía aclarar algunas cosas por él mismo.

Aquella respuesta nos puso sobre aviso a las dos. Algo estaba ocurriendo y si nuestras sospechas eran ciertas y ese algo involucraba al bar, podría ser que nos arrastrara a todos. Yo la verdad era que no estaba de ánimo para más disgustos. La angustia nos duró unos cuantos días más, hasta que una noche recibimos un mensaje en el chat del trabajo donde Tony nos pedía que todos estuviéramos en el bar al día siguiente a las nueve de la mañana, necesitaba hablar algo urgente con nosotros. Aquel mensaje provocó un silencio abrupto en el grupo, nadie se atrevió a pronunciar ni escribir palabra al respecto. Muy en el fondo todos sabíamos que después de aquella mañana algo iba a cambiar, pero no éramos conscientes de cuánto.

A las nueve en punto estaba entrando en el bar. Fui una de los últimos en llegar, solo faltaba uno de los cocineros que llegó en menos de diez minutos después de mí. Cuando estuvimos todos nos acercamos a la barra en donde Tony se encontraba acompañado de su mujer. Desde el otro lado de la barra todos podíamos observar como los dos se sostenían fuertemente las manos sobre esta.

- Buenos días a todos y gracias por venir. Sobre todo a los que tuvieron que trabajar hasta tarde anoche. Gracias por el esfuerzo.

Nadie pronunció ni una palabra.

- Os hemos pedido que vinierais porque hay algo que debemos contarles –los dos compartieron una mirada y pudimos notar como ella le hacía un gesto afirmativo con la cabeza instándolo a que continuara hablando- Hace apenas unas semanas Álvaro nos dio la noticia que de que él y su mujer están esperando su primer hijo –un murmullo de felicidad junto a risas y aplausos se escuchó por todo el salón- Hemos decidido contároslo no solo porque os consideramos ya parte de nuestra familia...

- Y nosotros a vosotros también jefe –gritó uno de los camareros de otro de los turnos. Todos sonreímos y afirmamos.

- Ya lo sabemos, y es por esa razón que resulta ser tan doloroso tener que deciros, –hizo una pausa que provocó que mi piel se erizaba. Aquí venía lo malo- que nos mudamos a Madrid con nuestro hijo –a está alturas ya te imaginarás lo que significaba aquello, yo también lo supuse en aquel momento, pero no fue hasta que lo escuché de su propia voz que pude creerlo- El Ego cerrará sus puertas, para siempre.

Un silencio rotundo inundó todo el bar. Nadie se atrevía a pronunciar absolutamente ninguna palabra, tan siquiera hacer el mínimo ruido. Era como si todos estuviéramos esperando que en cualquier momento Tony fuera a salir con eso de "¡¡Es una broma!!" y pudiéramos reírnos del mal chiste que acababa de hacer. Pero por lo visto aquello no era una broma, aquella era nuestra nueva situación, una bastante desagradable.

No me malinterpretes. Por supuesto que me alegraba de todo lo que Tony y su esposa nos contaban. La noticia de que su primer nieto vendría al mundo era algo alucinante. Era lo que significaba para nosotros aquella idea de cierre del negocio lo que hacía desagradable la noticia. Y lo peor era que por lo bien que conocía al señor que tenía frente a mí sabía que era una decisión más que tomada. Nunca se atrevería a plantearse la idea de cerrar El Ego de no ser algo estrictamente necesario y más que meditado.

Más allá de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora