Capitulo 31

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Me aterra, me debilita, me mata el saber que lo bonito no son tus ojos, es como me miras —David Sant.

Tuvo que acostumbrarse a apoyar todo su peso en un pie siempre que debía que caminar, solo podía bajar las escaleras cuando Yoongi estaba presente, lo cual le fastidiaba un poco tener que estar todo el día encerrado en su habitación, de vez en cuando dibujaba para sacar la frustración de estar todo el tiempo allí.

La noche en la que recibió su diagnóstico y empezó su tortura, no habló con nadie, solo quería recostarse en su cama y ver el vendaje en su pie hasta quedarse dormido, quizás lloraría de angustia, pero entonces recordó lo que debía hablar con el alfa que se encontraba en su habitación.

Si dejaba pasar por alto aquella conversación probablemente nunca la tendrían, así que ni podía permitirse eso. No podía simplemente dejarlo para después.

Ya eran casi las diez de la noche cuando llegaron a casa, su madre le acomodó la cama con un apila de almohadas para que se estuviera cómodo, pero Jimin sabía que dentro de un par de días sentiría todo menos comodidad.

Su madre le ofreció a Yoongi quedarse, pero éste insistió en que no quería molestar y muchos menos incomodar a Jimin. El pelinegro esperó a que el rubio se lo pidiera, pero no lo hizo, así que tomó su silencio como un no.

—¿Podemos hablar? —cuestionó Jimin mientras el alfa cerraba las ventanas para que no entrara el frio de la brisa.

Desde que vio el semblante serio de Jimin al llegar, estuvo esperando aquellas palabras. Sabía más o menos de lo que quería hablar, no estaba seguro, pero sabía que su mirada perdida no era por su accidente, sino por algo qué pasó entre ellos y que solo hacía las cosas un poco incómodas mientras no lo hablaran.

—Sí, ¿qué sucede?, ¿quieres que te traiga algo? —cuestionó Yoongi sentándose en el sillón junto a la cama.

—Hay algo que hiciste hoy, algo que me hizo sentir... incómodo —confesó Jimin con su mirada puesta en las sábanas blancas de su cama.

—Te escucho. —Yoongi se acomodó en su lugar esperando saber de qué se trataba, deseando que fuera lo que ya tenía en mente y no algo más.

—Alfa —susurró Jimin al levantar su mirada—. Antes te dije que quería evitar a Chanyeol a toda costa, y terminamos haciendo todo lo contrario —masculló volviendo su mirada al rostro del pelinegro, quien lo miraba con una expresión neutra.

—Perdón por eso, dijeron cosas feas sobre ti y mi instinto de protegerte salió a flote —se disculpó Yoongi entrelazando sus manos sobre su regazo.

Sabía que aquel incidente en la universidad le había molestado aunque sea un poco, la mirada de Jimin en el momento que se fue se lo dijo. Estuvo todo el día dándole vueltas y maldiciéndose a sí mismo por no haber hecho lo que Jimin quería en ese momento, simplemente ignorar y no causar problemas.

—Está bien, lo entiendo, pero no quiero que sientas que tienes que protegerme de todo y de todos —señaló Jimin—. Tengo mi manera para hacerlo, aunque me gusta sentirme protegido, también me gusta sentir que puedo valer por mi cuenta.

En ese sentido, Jimin no quería crear un hábito de dependencia hacia Yoongi. Ha sabido cómo defenderse solo durante toda su vida, puede que había ocasiones en las que se necesitaba más que la fuerza de voluntad y la osadía, que por ello sentía tanto miedo hacia Chanyeol y su grupo de amigos, pero no era nada que él no pudiera manejar. Es lo que quería hacerle entender al alfa a su lado.

—Creo que la marca de tus feromonas hubiese sido más que suficiente, no era necesario responder a un comentario que evidentemente fue para molestarte —explicó Jimin—. Si te digo que quiero evadirlo, es porque esa es mi manera de enfrentar lo que sea que sienta hacia él. Tuve que mirarlo a los ojos para evitar que todo empeorara, algo que no me gustó hacer —expresó Jimin viendo como el alfa asentía cabizbajo.

Chosen |OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora