Capitulo 44

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Te busco por el anillo de Saturno, te busco del otro lado de la luna y grito tu nombre esperando que los escuches más allá de dónde llega el calor del sol —Gilraen Eärfalas.

Jimin estaba agotado, se le notaba en la mirada, en su forma de caminar. Intentó mostrar una sonrisa al momento de llevar consigo algo de comer para el alfa, trató convencer a su madre para que al menos comiera, pero estaba casi durmiéndose por los analgésicos que en ese momento le evitaban dolor.

—Perdóname, Jimin —susurró cuando solo se escuchaba el sonido de la maquina a su lado que el ritmo cardiaco. 

—Tu no sabías nada madre, no tienes por qué pedirme perdón —le aseguró Jimin. Él sabía que eso podría pasar y que las probabilidades eran altas, pero no le diría "te lo dije" cuando ella estaba en un estado que podía empeorar y no se creía con la fuerza suficiente como para cuidarla como cuando la hizo cuando era un niño.

—Pero ignoré el miedo que mi lobo sentía hacia él, era una señal y no la supe interpretar hasta que fue muy tarde —señaló en voz baja.

—No es tu culpa madre —repitió Jimin, dejando salir un suspiro.

—Perdóname, por ser más una carga que un soporte.

Eun-ji no dejó de repetir aquellas palabras mientras sus lágrimas descendían por sus mejillas una tras otra sin parar, en ese instante Jimin se dio cuenta de que ya no le pedía perdón por Haejin, había algo más detrás de sus susurros, así que decidió preguntarle:

—¿Por qué me pides perdón?

—Porque no creo poder sobrevivir a un segundo vínculo roto, esta vez completamente roto —masculló.

—Si podrás, no estés despidiéndote de mí como si fueras a morir —demandó Jimin—. Yo seré tu ancla mamá, siempre lo seré. Vas a salir de esto, ¿sí? —le aseguró limpiando las mejillas empapadas en lágrimas y vio cómo su madre terminó durmiéndose.

La vigiló por algunos minutos, no quería dejarla sola, no cuando Haejin podría aparecer en cualquier momento, tenía miedo de que lo hiciera y terminara lo que empezó desde que volvió a sus vidas, acabar con su vida.

Su consuelo fue saber que la policía los escoltaba, es decir, fueron víctimas de un asesino que es buscado, si no era muy listo, lo primero que haría sería volver a aquel hospital para deshacerse de ellos. Solo en ese momento, Jimin confió en que su progenitor no sería tan estúpido.

Al entrar a la habitación de Yoongi con la cena de ambos, por la expresión en los dos alfas que allí se encontraban, se dio cuenta de que interrumpió una conversación importante.

—Puedo volver más tarde, ustedes sigan...

—No, no, Jimin, quédate, por favor. Te ves cansado —le pidió Jungkook guiándolo hacia el sillón en el que estaba sentando—. Es reclinable, puedes descasar aquí, puedes ir a casa a la casa de Nam o a la mía.

—No, tengo que quedarme aquí. No quiero salir a ningún lado hasta que atrapen al psicópata que se hace llamar mi padre —comentó el omega dejando la bandeja en el sillón para acomodar las almohadas de Yoongi en su espalda con sumo cuidado.

—Está bien, yo... estaré pendiente, si me necesitan no duden en llamar. —Jungkook se despidió con una reverencia y en cuanto salió de la habitación, Namjoon entró junto a Hoseok, quien lucía bastante nervioso e intranquilo en cuanto vio a la pareja.

Lo primero que hizo Hoseok fue regañar a Yoongi por no llamarlo, pero su tono de voz cambió completamente cuando se dirigió a Jimin, a quien le habló con dulzura y le pidió que cuidara sus heridas.

Chosen |OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora