Capítulo 26: Sky

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Los días pasan tranquilos. En la mañana, entrenamos; a veces, en la sala especial; otras, vamos a la manada que está en la isla e intentamos enseñarles a combatir, pero, sobre todo, a defenderse. Ellos me explican que nuestra naturaleza no es violenta, pero sí protectora. Siento que ya no paso tanto tiempo con Serena en el día. Me doy cuenta de que la quiero cerca.

Espero con ansias la noche, cuando al fin estamos solos y conversamos de cómo nos fue en el día. Quiero saber más de ella, pero me doy cuenta de que me esconde cosas, cosas que sí comparte con Duncan. Ellos están empezando a pasar mucho rato juntos y eso me hace sentir mal. Bianche me dice que se llaman celos y que me siento así porque ella ahora está cuidando a Duncan y no a mí, pero dice que eso significa que ella confía más en mí y en mis decisiones. Eso me pone feliz, sin embargo, aún quiero que esté más tiempo conmigo. Quiero cuidarla.

Ramón ha empezado a enseñarnos a mí y a Duncan algunas de las herramientas de la fortaleza, como usar los comunicadores y cómo monitorear cámaras y esas cosas. En una ocasión, Duncan y yo hemos podido ayudarles en una misión, apoyándolos desde la fortaleza. He hecho mi mayor esfuerzo, pero toda mi atención estaba dirigida a Serena, que estaba con los chicos en el rescate. Ellos regresaron con las víctimas y nos pasamos la noche y la madrugada apoyándolos.

Cuando hemos llegado a casa, no pude evitar abrazar a Serena. Ella se quedó quieta por un rato. Supuse que el abrazo la incomodaba. Cuando la iba a soltar, ella me abraza y hunde su cabeza en mi pecho. Su cercanía despierta en mí muchos sentimientos, una voz dentro de mí que me dice que ella es especial, que hay algo entre nosotros que no puedo explicar. Solo sé que quiero estar con ella, protegerla y cuidarla como ella cuidó de mí. Ella me mira con sus ojos verdes y me sonríe. Siento que mi corazón se acelera y que mi cuerpo se calienta. Ella se acurruca en mis brazos. Nos quedamos así, abrazados, hasta que nos dormimos.

Estábamos llegando a la sala de entrenamientos, cuando de repente se abrió la puerta y salieron Tormenta y Bianche con un pastel. El pastel tenía velas encendidas y una inscripción que decía "Feliz cumpleaños, Serena". Ellas empezaron a cantar y los demás chicos se unieron.

— ¡Sorpresa! — gritaron todos.

Serena se quedó paralizada, sin saber qué decir. Yo tampoco sabía qué hacer. No sabía que era su cumpleaños, ni que se hacían fiestas para celebrarlo. ¿Qué se supone que debía hacer yo?

Todos se acercaron a Serena, le dieron abrazos y felicitaciones. Leandro y Eryck le dieron unos regalos envueltos en papel de colores. Ramón le dio un lobo tallado en madera, que él mismo había hecho. Cris le cantó una balada con su guitarra, que hizo que todas las chicas suspiraran exageradamente. Remy le regaló un collar con una estrella, que le puso en el cuello con un gesto cariñoso.

— Te queda muy bien, Serena — le dijo Remy, mirándola con admiración.

— Gracias, Remy. Es muy bonito — le dijo Serena, sonriendo.

Sentí un pinchazo en el pecho al verla tan cerca de todos. Me molestó la manera en que Cris la miraba, y cómo Remy la abrazaba. Me llené de una rabia inexplicable, pero no supe la razón. Duncan se le acercó demasiado y le susurró algo al oído. ¿Qué tenía que ver Duncan con Serena?

Me quedé al margen, sin saber qué darle a Serena. No tenía ningún regalo para ella, ni siquiera sabía que se daban regalos. Me sentí mal, como si hubiera fallado en algo. Quería hacer algo por ella, pero no sabía qué.

Remy se dio cuenta de mi situación y se acercó a mí.

— Hey, Sky, ¿qué pasa? — me preguntó.

— No sé qué darle a Serena — le dije.

— ¿No tienes ningún regalo? — me dijo.

— No, no sabía que era su cumpleaños, ni que se daban regalos — le confesé.

— Vaya, eso es un problema — dijo Remy, rascándose la cabeza — Bueno, no te preocupes, yo te ayudo. Tú tienes algo que nadie más tiene.

— ¿Qué? — pregunté.

— Tus habilidades, Sky. Tú eres bueno en muchas cosas. Solo tienes que usarlas para hacerla feliz — me dijo Remy, guiñándome un ojo.

— ¿Usar mis habilidades para hacerla feliz? — repetí, sin entender.

— Sí, Sky. Piensa en algo que sepas hacer bien, y que le guste a Serena. Algo que la sorprenda, que la emocione, que la haga sonreír. — me explicó Remy.

— Algo que sepa hacer bien, y que le guste a Serena — dije, pensando.

— Sí, Sky. Serena es una chica, así que piensa que cosa puedes hacer que haga feliz a una chica— me dijo Remy, dándome una palmada en el hombro.

Me quedé pensando en lo que me dijo Remy. ¿Qué sabía hacer yo bien? En realidad nada, ¿ que le gustara a Serena? ¿Qué podía hacer por ella, que nadie más pudiera hacer? ¿Qué les hace feliz a las mujeres? Me dijo que usara mis habilidades, pero Serena no es como esas mujeres que son felices humillándome, aún que si eso la hace feliz y sé que ella no me lastimaría, si es con ella puedo hacerlo, ellas siempre primero querían un beso.

La llamé a un lado, lejos de los demás invitados. Ella me miró con curiosidad y expectación.

— Serena, ¿quieres que te bese por tu cumpleaños? — le pregunté.

Ella se sonrojó y bajó la mirada. Parece nerviosa.

— Sky, los besos se dan solo a las personas que uno ama — me dijo con voz suave — En la mejilla si son besos de amigos o familiares, y en los labios si son de pareja.

— ¿Y tú qué tipo de beso quieres darme? — me pregunto.

Ella me mira a los ojos. Veo que hay algo en ellos que no entiendo. ¿Es amor? ¿Es miedo? ¿Es tristeza?. La veo a ella suspirar cansada.

— Sky, lo que yo más quiero de regalo de cumpleaños es un rico desayuno en la cama, como cuando era niña y mi madre me engreía — me dice con una sonrisa forzada.

— Ah, ¿entonces a eso se refería Remy cuando me dijo que usara mis habilidades? — digo, recordando que soy bueno cocinando.

Ella frunce el ceño y se molesta.

— ¿Qué? ¿Remy te dijo eso? — exclama — Él ya debería saber que no puede darte información a medias, ya que aún te cuesta comprender y recordar algunas cosas.— creo que se lo dice más para ella y que para mi.

Ella me dice que todo está bien, pero sale corriendo a buscar a Remy. Yo la sigo con la mirada y veo que lo encuentra en medio del salón bailando rodeado de todos. Ella se abre paso y le agarra de la oreja. Él grita de dolor y trata de zafarse, pero ella lo arrastra hasta un rincón. Yo no sé qué le dice, pero veo que ella está molesta y Remy está riendo, hasta que ella le da un coscorrón en la cabeza y se voltea para regresar conmigo. Nos vamos a casa y yo me quedo pensando en lo que pasó. ¿Será que Serena me quiere como amigo o como pareja? ¿Y yo qué quiero?

A la mañana siguiente, me levanto temprano y le preparo un desayuno a Serena. Lo hago con cariño, pensando en ella. Corto unas frutas con formas de animalitos y estrellas, y las pongo en un plato. Hago unas tostadas con mantequilla y mermelada, unos huevos revueltos con queso, unas salchichas, un jugo de naranja y un café con leche. Lo pongo todo en una bandeja y se lo llevo a la cama.

Ella está durmiendo, así que la despierto con cuidado.

— Feliz cumpleaños atrasado,Serena — le digo.

Ella abre los ojos y me ve con la bandeja. Se sorprende y se alegra.

— Sky, ¿hiciste todo esto para mí? — me pregunta.

— Sí, es tu regalo de cumpleaños, lamento no haberlo sabido antes — le respondo.

— ¡Gracias, Sky! Eres muy dulce — me dice y me sonríe.

Yo siento su sonrisa y me siento bien. Tal vez no necesito saber qué tipo de beso quiero darle. Tal vez solo necesito estar con ella y hacerla feliz. Una voz en mi cabeza me dice que no es suficiente. Solo suspiro y me quedo mirándola. No sé por qué, pero quiero abrazarla.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora