Capítulo 40: Serena

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Poder sentir tan claro sus emociones me sorprende. Es claro que aún está furioso por lo que ocurrió en mi batalla con Noira. Siento su desesperación por mi bienestar y su amor, y me quedo sin palabras. Yo puedo sentir que él me desea, pero necesito también que él sienta que yo lo deseo y que no creo que esté roto.

Siento su voz en mi cuello, prometiéndome que siempre me va a cuidar, y lo amo más. Tengo una idea traviesa, pero no estoy segura de si él está preparado para esto. No quiero que se equivoque de mis sentimientos, quiero que él disfrute. Recuerdo cuando él me cuidó, pensando que estaba en celo, y creo que es hora de cuidarlo a él también de esa forma.Le hago un puchero y le digo que también quiero cuidarlo. Siento su corazón ir más rápido, pienso que la idea no le ha gustado pero empiezo a sentir su excitación.

Paseo mi mano por su pecho y lo escucho gemir, meto mi mano de nuevo bajo su ropa y siento sus músculos tensarse, quiero decirle que le quite la camiseta, en eso siento su mano sobre las mías deteniéndome, el se quita la camiseta y puedo apreciar mejor su torso desnudo. Empiezo a repartir besos desde su rostro bajando por su cuello, admito que me tienta molestarlo un poco mordiendo un pezón, pero creo que lo dejaré para la próxima, mientras tanto el va acariciando mi pelo, su respiración se vuelve cada vez más pesada mientras mis besos y caricias llegan a su abdomen, me detengo y alzo mi mirada para que me ayude.

—No tienes que hacer esto— me dice con su voz ronca por el deseo.

—Te deseo— le respondo sin apartar mi mirada.

El parece pensarlo un segundo eterno, pero siento cuando levanta sus caderas y se baja el short que usa como pijama, dejando a la vista su enorme erección, mi mirada va desde su rostro avergonzado hasta su miembro que reclama mi atención. No le doy tiempo para que se arrepienta, me llevo mi boca a la punta de su miembro , lamo un poco la punta, luego toda la longitud de este, tiene un sabor que me encanta, el ha dejado de tocarme, sus ojos están cerrados y tiene las manos a cada lado sosteniendo la sabana con fuerza. Tal vez lo he presionado mucho, fui yo la que le dijo que iríamos despacio y soy yo la que prácticamente lo esta asaltando.

—Yo...— voy a disculparme, a decirle que no se esfuerce pero él me corta.

—Cariño, necesito tocarte, pero no se si te guste o no, yo... solo se que te necesito — me dice abriendo los ojos.

—Te amo, soy tuya siempre, no hay nada que venga de ti que no me guste.

Entiendo sus miedos, y sé que le va a costar vencerlos, Max es un poco más directo que cuando era Sky, pero sigue teniendo los mismos miedos. Vuelve a respirar más tranquilo y me acaricia con cuidado, bajo mi boca y sigo besando y lamiendo su miembro que en ningún momento a dejado de estar excitado, intento concentrarme también en sus emociones, me doy cuenta que esta excitado, muy excitado, su mente tiene muchas imágenes de ambos, creo que tal vez no necesite pensar mucho, solo sentir y dejarse llevar. Introduzco su miembro en mi boca, y escucho un fuerte gemido de él, hago movimientos suaves y largos, con su mano sujeta mi cabello, me agrada, por que no es tosco en el movimiento, se siente como si me estuviera cuidando. Dejo de succionar su pene y vuelvo a lamerlo, llegando hasta la base de este, doy besos por la zona y regreso a succionar pero esta vez mas rápido su miembro, sus gemidos cada vez son más fuertes, y se que esta apunto de correrse, vuelvo a lamerlo y con mi mano empiezo a masturbarlo mientras voy besando el interior de su muslo, y voy subiendo por su cuerpo sin dejar de bombear su pene con mi mano.

Sus ojos son de un intenso color dorado y sé que su parte animal está en la superficie. Mi mano va más rápido y siento su orgasmo casi llegar, me acerco a su cuello y le susurro.

—Cariño, córrete para mí.—repitiendo lo que el me dijo.

Siento su gruñido y el temblar de su cuerpo mientras va explotando en mí mano.Su respiración sigue agitada, si no sintiera que está emocionado, que aun sigue excitado su silencio me habría hecho daño. Es mucho para él por el día de hoy, le doy muchos besos en su rostro y le digo cuánto lo amo y lo feliz que me siento con él, cuando de pronto se voltea llevando me con él, me ha sorprendido el movimiento.

—Mia— me dice con una voz mucho más ronca de lo normal y sé que es el lobo que está presente.

—Tuya— le respondo al reclamo.

Y sin más invitación el me quita la parte inferior de mi pijama junto a la ropa interior, empieza a besarme mientras con su mano va jugando con mi muslo, tentando introducir un dedo en mi interior.

—Tan húmeda para mi— me dice y esta vez siento la voz ronca y sexy de Logan.

Con su boca chupa y muerde mis pezones mientras sus dedos juegan en mi interior, yo me retuerzo de placer, el deseo que tiene por mi me abruma, sus movimientos se vuelven lentos y suaves y luego rápidos y furiosos, siento que estoy apunto de venirme. Cuando su boca abandona mi pecho para dirigirse a mi vagina.

—Hueles delicioso— me ronronea Logan.

Él pasa su lengua por mí interior una, dos veces y con eso me dejo llevar por mi orgasmo.

—Sabes delicioso— me dice mientras lame los restos de mi excitación.

—Déjame marcarte, hacerte mía— Max me pide con los ojos llenos de amor y deseo.

—Hazlo, te necesito dentro de mi— le digo encontrando mi voz.

El se acomoda y coloca la punta de su miembro en mi canal ya húmedo. Entra en mi con mucho cuidado como si temiera romperme, eso me conmueve, pero estoy demasiado excitada como para esperar mucho, me agarro a su cadera y me elevo un poco haciéndonos gemir a ambos.Su miembro esta muy duro y grande en mi interior llenándome toda, veo que esta conteniéndose y decido alentarlo moviéndome un poco formando ondas, un pequeño vaivén que esta poniendo a prueba su paciencia, gruñe fuerte, y me inmoviliza con su peso, vuelve a morder mis pezones, y puedo sentir sus colmillos crecer, a pesar de eso no me lastima la piel, se siente como una corriente eléctrica.

—No quiero hacerte daño— susurra mientras chupa uno de mis pezones.

—Confío en ti. — le digo y veo cómo sus ojos cambian.

Me toma de mi cintura y me arrastra con él, nuestros cuerpos aun están unidos, y empieza a moverse, primero sale un poco y vuelve a entrar, así un rato cada vez más rápido, hasta que la saca completamente y la vuelve a enterrar de una estocada, el movimiento es cada vez mas desesperado, mas fuerte, mas duro, que me hace gemir y gritar su nombre del puro placer que siento, el parece percibirlo por que sonríe, esa sonrisa me desarma, baja una de sus manos y empieza a masajear mi clítoris mientras me sigue envistiendo y besando. La ola de placer me invade y me corro mientras él sigue con las envestidas. Giro mi cabeza para darle acceso a mi cuello, el gruñe satisfecho y siento el dolor de la mordida, pero esta dura una fracción porque el placer me vuelve a golpear, y a él también.

Él se apoya en mí pero sin aplastarme, nuestras respiraciones están agitadas, pero nos sentimos bien, completos.

Él se sienta y me lleva con él para sentarme en su regazo, la posición es muy intima, el pega su frente a la mía.

—Mío— le digo con la respiración aún agitada

—Tuyo - me responde abriendo los ojos y mirándome.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora