Capítulo 51: Max

11 2 0
                                    

Estamos en el territorio de Droch, una cueva oscura y húmeda. Remy nos hace un gesto de silencio y nos indica que nos separemos. Él se queda en la entrada, preparando sus runas. Ramón se va por la derecha, siguiendo su olfato. Eryck, Leandro y Cris se van por la izquierda, buscando una salida trasera. Yo me quedo en el centro, avanzando con cautela. Siento el olor de Droch, y también el de otros lobos. Y hay algo más, Es el olor de un brujo oscuro.

Me acerco más a la cueva, y veo una escena que me deja helado. Hay una joven, una bruja oscura de unos 20 años, atada a una pared. Ella es delicada y está asustada, y tiene un collar de hierro alrededor de su cuello. A su lado está Droch, en su forma humana, acariciando su cabello. Él le habla con dulzura, como si fuera su mate. Pero ella lo mira con terror, como si fuera su carcelero.

- Tranquila, mi amor. Pronto serás mía. Solo tengo que acabar con unos intrusos que han venido a molestarnos. - Dice Droch, besando su frente.

- Por favor, déjame ir. No soy Noira. No soy tu mate. Soy tu hija- Suplica la bruja, con lágrimas en los ojos.

- No digas tonterías. Eres su reencarnación. Y yo te haré recordar lo que sentíamos el uno por el otro. - Dice Droch, sonriendo con malicia.

Yo siento una rabia que me consume. Droch es un monstruo, y no voy a permitir que le haga daño a esa chica. Esa chica se parece tanto a Noira, dice que es su hija, pero sé que no merece sufrir por culpa de él. Así que decido actuar, y salgo de mi escondite.

- ¡Droch! - Grito, llamando su atención.

- Ja, ja, ja. Qué gracioso. ¿Crees que me das miedo? ¿Crees que puedes vencerme? No sabes con quién te has metido, niño. Yo soy ahora el lobo más poderoso que existe. Tengo el poder de Noira en mi interior, y nadie puede detenerme. Ni tú, ni tus amigos, ni nadie. - Dice Droch, burlándose.

- Eso lo veremos. - Digo, preparándome para atacar.

Pero antes de que pueda hacerlo, escucho unos aullidos que me ponen en alerta. Son los lobos oscuros de Droch, que han salido de sus escondites y se lanzan hacia mí. Son unos 30, y vienen con sed de sangre. No tengo tiempo de pensar, solo de reaccionar. Me transformo en lobo, y saco mis garras. Empieza la batalla.

Los lobos oscuros son rápidos y feroces, pero también son predecibles y torpes. No tienen inteligencia, solo instinto. Y yo tengo algo que ellos no tienen: estrategia. Sé cómo esquivar sus mordiscos, cómo contraatacar sus embestidas, cómo aprovechar sus debilidades.

Mientras tanto, mis amigos también entran en acción. Remy usa su magia para crear barreras, trampas y explosiones que frenan el avance de los lobos. Ramón usa su fuerza y su velocidad para golpearlos y esquivarlos, usando sus colmillos y sus garras como armas. Eryck, Leandro y Cris se transforman en lobos y se unen a mí, formando un frente común. Juntos, somos imparables.

Pero no todo es fácil. Los lobos oscuros son muchos, y no se rinden. Algunos logran herirnos, rasgando nuestra piel, mordiendo nuestra carne, rompiendo nuestros huesos. Sangramos, sufrimos, gritamos. Pero no nos rendimos. Seguimos luchando con determinación. Sabemos que esta es nuestra misión, no es solo venganza personal, es justicia por todo el daño que ha ocasionado.

Poco a poco, los lobos oscuros van cayendo. Uno tras otro, van muriendo o huyendo. Ya solo quedan unos pocos, y los acabamos sin piedad. Estamos ganando pero aún queda el enemigo principal: Droch.

Droch ha estado observando la pelea desde su posición, sin intervenir. Está furioso, y también asustado. Ve que hemos acabado con sus lobos, y que aún tenemos fuerzas para enfrentarnos a él. Sabe que está en desventaja, y que no tiene escapatoria. Así que decide hacer lo único que puede hacer: luchar.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora