Epilogo: Max

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Respiro profundamente, disfrutando de la frescura de la noche en la manada HopeMoon. La celebración por el segundo año de vida de mi hijo Jaden está en su apogeo. Serena, mi amada compañera, lo sostiene en brazos, y su risa se entremezcla con la música y las conversaciones alegres. Tormenta, con Raina, su pequeña de un año, se une a nosotros.

Serena y Tora conversan animadamente, planeando sobre nuestros hijos. Ellas están decididas a que Raina necesita una mejor amiga con quien compartir travesuras, ya que Derek y Jaden se llevan tan bien. Ambas lanzan miradas cómplices a Jazmín, como insinuando que ella será la próxima en quedar encinta.

Ramón bromea con Stefan, diciéndole que Raina es igual a su madre Tora cuando era niña. Stefan observa a madre e hija y asiente, mientras Ramón, divertido, le desea suerte con los futuros pretendientes.

La noche se convierte en un tapiz de estrellas y risas, y cada conversación añade un hilo más a la historia de nuestra manada. Leandro, con una sonrisa tímida, ofrece flores silvestres a Nina.

—Estas flores no se comparan con tu belleza, pero espero que aceptes este pequeño gesto —dice con esperanza.

Nina ríe, aceptando las flores. Cuando se dispone a abrazarlo, Eduardo la detiene, recordándole que aún es su pequeña y que si Leandro ha esperado tres años, puede aguantar unos meses más. Nina, no muy contenta, acepta; pero antes de irse, rápida y atrevida, le da un beso fugaz en los labios a Leandro, quien se sonroja. Eduardo solo puede gritar "¡Nina!" mientras ella corre a esconderse detrás de Serena, que conversa con mi madre.

—Imagina, por poco tío y sobrino tendrían la misma edad —comenta mi madre a mi mate, sonriendo mientras acaricia su vientre en crecimiento, su alegría irradiando en el ambiente.

Observo cómo algunos de los chicos de la fortaleza juegan con los niños. Briam, Cris y Eryck se sumergen en un juego con los pequeños de la manada, hadas, vampiros y lobos corriendo juntos, sus risas resonando por doquier. Todos los niños se han lanzado sobre un Eryck caído que finge pedir ayuda.

Remy y Johans, una pareja de opuestos que se complementan perfectamente, contemplan el juego de los niños.

—Lobito hermoso, ¿qué te parecería si adoptamos un cachorro? —propone Remy con una chispa traviesa en sus ojos.

Johans, con los ojos brillantes de emoción, asiente y se refugia en el abrazo de Remy. A pesar de su tamaño, Johans siempre parece feliz cuando Remy lo abraza como si fuera su tesoro más preciado.

Cerca de allí está Jazmín, hija de mis enemigos, irradiando amor y bondad con su risa. Me alegra saber que ella no es como sus padres; con los años se ha vuelto más hermosa y, gracias al amor de Duncan, mucho más segura. Pensé que quedaría sumida en su miedo y dolor, pero ha luchado por ser feliz. Duncan también ha cambiado; ya no es tan desconfiado ni malhumorado. Me complace ver que ahora son pareja. Recuerdo el día en que Duncan ayudó a una loba recién llegada. Él estaba siendo amable, y Jazmín usó su magia oscura, una pequeña ráfaga púrpura y cálida. La loba, aturdida por la sensación, miraba a Jazmín pero no se alejaba de Duncan, hasta que le dijo que si era suyo, debería marcarlo. Fue la primera vez que vimos a Jazmín enojada. Se acercó a Duncan y, delante de todos, le dejó un chupetón en el cuello, diciendo: "Listo, ahora tienes que marcarme". Su rostro fue divertido de ver. Todos queríamos reír, pero la mirada seria de Serena nos dejó helados. Duncan siguió a Jazmín, preguntándole si estaba segura, si quería estar con él. Al día siguiente, apareció una Jazmín marcada y un Duncan lleno de chupetones.

Observo a mi alrededor, cada rostro refleja un camino único que nos ha llevado hasta aquí. Recuerdo mi propio viaje: de Alfa caído a Omega sin recuerdos, de esclavo a ser Sky. Serena me rescató, y con amor y paciencia, me enseñó a ser mejor cada día. Recuperar mis recuerdos fue un camino tortuoso, pero aprender a aceptarme y dejarme amar por Serena, y amarla a ella, ha sido mi mayor triunfo.

Las risas y diálogos triviales llenan el aire hasta que Serena, con un toque de preocupación en su voz, pregunta por Jaden. Aunque la isla es segura, los peligros naturales siempre acechan, así que comenzamos a buscarlo. Raina, con su dedo pequeño, señala hacia el claro del bosque. Allí está Jaden, siguiendo a una mariposa blanca, su risa cristalina resonando en el silencio del bosque. Al caer, la mariposa se posa en su nariz, y todos reímos ante la escena encantadora.

Cuando la luna se eleva, algo mágico sucede. Parece que fueran cientos de luciérnagas brillando en el suelo del claro, hasta que empiezan a crecer. Las Moonlies comienzan a brotar alrededor de mi hijo, un regalo de la luna a nuestra manada. Remy intercambia miradas con Bianche y Jazmín, maravillados. Serena cuestiona si el calor que sentimos proviene de las flores, y los brujos asienten. Las hadas y vampiros de nuestra manada también lo sienten, una bendición que va más allá de lo que conocíamos.

Con una sonrisa, niego con la cabeza.

—Estas Moonlies son especiales —digo—. Están aquí para sanar a toda la manada.

Señalo a cada uno de nosotros, y la alegría se contagia. Serena levanta a Jaden, cubriéndolo de besos, y me acerco para abrazarlos. Tora y Stefan se unen a nosotros, y Stefan, con una sonrisa, afirma que esto es gracias a que soy un hombre fuerte y amable, un protector de todos.

La noche se llena de risas y conversaciones hasta que Raina, con su voz pequeña pero clara, dice sus primeras palabras: "mío", extendiendo sus manitas hacia Jaden. Stefan, en un arranque de paternidad celosa, la levanta en sus brazos.

—Por favor, no crezcas tan rápido, princesita —le dice Stefan, abrazándola y haciéndola reír—. Quiero disfrutar de cada momento contigo.

Estoy recostado en el filo de la ventana, contemplando la inmensidad de la noche. La oscuridad es un lienzo salpicado de estrellas, cada una contando su propia historia. Serena se acerca y me envuelve en sus brazos, su presencia siempre me calma, me llena de una calidez.

—El día ha sido mágico —susurra ella, y yo asiento, perdido en la profundidad de sus ojos.

Nuestros labios se encuentran en un beso que sella las promesas y los sueños compartidos. Le agradezco, con palabras que brotan del corazón, por la familia que hemos formado juntos.

—Y yo te agradezco por nuestro hijo —responde ella, su voz es un murmullo que acaricia mi alma.

La tranquilidad nos rodea mientras observamos la noche, un manto de serenidad que cubre el mundo. Entonces, Serena se inclina hacia mí, su aliento es un susurro que despierta todo mi cuerpo.

—Hay algo que puedes hacer para que esta noche sea perfecta —dice, y la curiosidad danza en sus palabras.

Con una sonrisa coqueta, le respondo que haré lo que sea por ella.

—Tal vez es hora de que Jaden tenga una hermanita —propone Serena, y su sugerencia es una chispa que enciende nuestra pasión.

Río, lleno de amor y de un deseo renovado por el futuro que juntos podemos construir.

—Lo que mi luna traviesa quiera.

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¡Gracias por leer! Espero que hayan disfrutado de la historia de Max. 

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora