Capítulo 48: Max

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No podía creer lo que acababa de pasar. Había vencido a Stefan, a otro alfa, en una pelea justa. Y no solo eso, sino que lo había hecho en forma humana, sin usar mi fuerza de lobo. Era algo increíble, algo que nunca había imaginado. Stefan era muy fuerte, yo lo sabía. Lo había visto pelear muchas veces, y siempre había ganado. Incluso mi padre, nunca pudo vencerlo, ni con la ayuda de otra manada. Stefan era el alfa más poderoso que conocía, y yo lo había derrotado.

¿Cómo lo había hecho? No lo sabía. Solo había seguido mi instinto, y los consejos que me habían dado los muchachos de la fortaleza. Ellos me habían enseñado a pelear cuando solo podía hacerlo en mi forma humana, a usar mi velocidad, mi inteligencia y mi estrategia. A no esperar depender solo de mi fuerza de lobo, sino de mi habilidad y mi voluntad.  A ser más versátil y adaptable. A ser más fuerte.

Y lo había sido. Había sido más fuerte que Stefan. Había esquivado sus ataques, y le había golpeado con precisión. Había usado los obstáculos de la sala para despistarlo, y le había lanzado por los aires. Había logrado inmovilizarlo, y le había hecho rendirse. Dos veces. Había sido una pelea espectacular, y yo había salido victorioso.

Estaba lleno de felicidad y orgullo por mí mismo. Pero más que nada, estaba feliz por Serena. Porque me acompañaba, y me veía con cariño. Con respeto. Con pasión. Ella me había impulsado a enfrentarme a Stefan, y me había expresado su confianza en mí. Que se sentía orgullosa de mí, y que me amaba. Ella me había brindado el valor y la seguridad que requería. Ella era el motivo por el que había luchado. Por el que había triunfado.

La amaba. La amaba más que a cualquier cosa en el mundo. Y quería hacérselo saber. Quería darle felicidad. Quería que fuera mía.

En la mañana, al despertar, observé a Serena mientras dormía, lo tierna que era siempre conmigo, lo bella que lucía, ella dormida se acurrucaba junto a mí, supe cuando ella percibió mi excitación y se despertó, no hacía falta sentir sus emociones para conocer sus intenciones, pero ella se mostraba resignada y se dirigió al baño, tenía que decirle que la deseaba, quería ser yo quien la sorprendiera, que viera que yo quería y podía tomar la iniciativa, ella solo me dice que me quiere y que todo está bien, pero yo no estoy bien, yo la deseaba más que nunca.

Le pedí a mi madre que me echara una mano con algunas cosas. Ella me dijo que estaba al tanto de lo que quería hacer, y que me daba su apoyo. Me dijo que me iba a hacer una tarta con frutas, y que me la iba a enviar. Me dijo que confiara en ella, y que todo iba a salir bien. Le di las gracias, y le dije que confiaba en ella.

Me había vuelto a casa más temprano para armar algunas cosas. No sabía si poner copas o vasos, así que opté por las copas, por si acaso. Tampoco sabía si elegir vino o champán, así puse los dos a enfriar, pero no quería que se emborrachara. Puse una mesa con un mantel blanco, y encima unos platos, unos cubiertos y las copas. Coloque unas velas, y unas flores. Esperaba que le gustaran las flores, porque no sabía cuáles eran sus favoritas. Elegí una música tranquila, y un aroma rico. Puse todo lo que se me pasó por la cabeza para hacer una cena romántica. Porque esperaba que se viera romántica.

Estamos por entrar a casa y me siento algo nervioso, quizás no le guste esto, pero la vi ahí ya para entrar y la paré, cuando me miró, sentí que era lo correcto que estaba listo así que le sonreí. Ella me devolvió la sonrisa, y me besó. Me dijo que había sido un día genial, y que estaba feliz. Yo le dije que yo también, y que esperaba que se pusiera mejor aún mejor. Me miró con curiosidad, y me preguntó qué quería decir. Le dije que esperara un rato, y que luego lo vería. Entré en la casa, y le dije que me siguiera. Ella me siguió, y yo le tapé los ojos con algo de duda no quería que se sintiera mal si no le gustaba que le taparan los ojos. Se rió, y me dijo que qué estaba haciendo. Yo le dije que era una sorpresa, y que confiara en mí. Ella me dijo que siempre confiaba en mí.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora