Capítulo 52: Max

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Salimos de la fortaleza dejando a nuestros amigos descansando. Caminamos lentos por el camino hacia la casa, ella está callada, sé que ha estado asustada.

—Gracias —le digo tomando su mano mientras caminamos.

—Aún no.

Quiero seguir hablándole, pero ya la conozco para saber que sigue angustiada y está a punto de llorar.

Juego con la palma de su mano mientras avanzamos, ha tenido que esperar casi todo el día sin tener noticias, sé que yo me hubiera desesperado y habría salido a buscarla de inmediato.

Entramos a la casa, me suelta la mano y me indica que me siente en la silla, yo le hago caso , sé que se está tranquilizando de a pocos. Ella saca el botiquín y me empieza a revisar y a curar.

—Te estás curando cada vez más rápido.— me dice limpiando la herida de mi hombro.

—Eso se debe a Katzi, ella desde que regresamos, me ha estado curando —le explico.

—Ajá, — dice concentrada.

Serena guarda todas las cosas y prepara un par de sándwiches, me pasa uno y ambos comemos en silencio.

Subimos al cuarto, Serena empieza a sacar nuestra ropa de dormir y la lleva al baño, la sigo sin decir nada. Ella prepara la tina y se queda viendo como se va llenando, cierra la bañera y me ve.

—Desnúdate y métete a la tina— su voz suena neutra casi sin emoción.

Hago lo que ella me dice, mientras me voy sacando las prendas, ella no deja de mirarme. Entro a la bañera y me voy a acomodar en ella pero Serena me detiene.

—Date la vuelta— me dice.

Lo hago y me empiezo a excitar mientras mi compañera empieza a revisarme con la mirada, ella empieza a tocar mi espalda con sus dedos recorriendo las marcas de algunas de mis cicatrices, me estremezco con su tacto.

—Esta es nueva— me dice acariciando la herida que me hizo uno de los lobos en mi espalda.

—Sanará pronto — le digo—¿Todo bien?

— No— me dice con tono seco y me empiezo a preocupar.— el tonto de mi mate decidió hacerme esperar un rato cuando llegó a la fortaleza.

Está molesta por que no la fui a buscar primero, antes de haber hecho algo debí de ir a buscarla para calmarla, sabía que ella estaba angustiada por mi.

—Pensé que no te gustaba que me llamaran tonto—intento bromear con ella.

— Media hora, —me dice y no entiendo — esperaste media hora para buscarme, Remy ni bien llegó vino a avisarnos que todo estaba bien.

—Cariño , lo siento yo ...— voy a disculparme con ella pero me corta.

—No te disculpes, sé lo de la hija de Noira, pero ahora no quiero hablar de eso ni de la pelea ni de nada—me dice tranquila—Solo deja que te bañe.

Haré todo lo que me pida si con eso deja de estar molesta, me acomodo en la bañera y dejo que ella me enjabone y me bañe con la esponja.

Para estar enojada conmigo, no deja de ser cuidadosa. Me lava el pelo mientras me va acariciando el cuerpo de forma suave y relajante.

No sé en qué momento me he quedado dormido. Cuando me despierto, veo que ella está sentada fuera de la bañera. Sus ojos están rojos y ha debido de llorar mientras yo me he dormido. Cada vez me siento peor.

—Cinco minutos —me dice—. Solo has dormido cinco minutos.

Me estoy poniendo nervioso, no se que le está pasando.Ella se levanta del suelo y se empieza a desvestir. Yo solo puedo contemplarla todo embobado, ella me da la espalda y se agacha para quitarse al pantalón y la ropa interior, dándome un buen espectáculo de sus hermosas y torneadas piernas y de sus nalgas.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora