Extra 02: Duncan

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Los días pasan y Ramón me informa que la muchacha está consciente pero no habla con nadie, apenas come. Bianche sugiere que yo intente acercarme a ella. Estoy confundido, soy el delta de Max, ¿cómo puedo estar con la hija de quien más lo lastimó? Pero, ¿cómo puedo alejarme de ella?

Busco a Max para saber qué hacer. Él me asegura que una cosa no tiene que ver con la otra, que ella es mi compañera y que es mi deber cuidarla. Max no cree que busque venganza ni contra él ni contra Serena, ya que no tiene apego a sus padres. Sin embargo, eso no quita que pueda ser peligrosa o que tenga algo de maldad. Mientras ella esté tranquila, Max no tiene rencor contra ella porque ella también ha sido víctima.

Con todo eso en mente, decido ir a ayudar a la muchacha, aunque ella termine rechazándome. No puedo hacer nada al respecto, aunque eso me duela.

Entro a la habitación de la chica con una bandeja de comida. Serena dice que es mejor que coma cosas suaves y poco a poco. La habitación es toda blanca, con una cama y algunos muebles. Ella está sentada en el suelo, en una esquina, mirando por la ventana. Me duele verla así.

—Hola—, la saludo suavemente.

Ella me mira asustada, y eso me lastima, pero decido no concentrarme en eso. Me siento frente a ella con la bandeja y tomo una cuchara.

—Está buena—, le digo mientras como delante de ella.

Ella solo mira el plato y luego a mí. Le ofrezco la otra cuchara y le digo que sabe mejor si come despacio. Ella toma torpemente la cuchara y prueba un poco, luego come varios sorbos despacio.

Solo tomo dos bocados más para que ella no desconfíe, luego parto el pan por la mitad y como. Ella hace lo mismo.

—¿Cuál es tu nombre?—, le pregunto. Ella me mira sin entender.

—Me llamo Duncan—, me presento.

Ella solo dice "Basura". Su voz es suave y tímida. Me doy cuenta de que así la han llamado. Le digo que ese no es un nombre adecuado para alguien tan dulce. Ella me mira con los ojos abiertos y un pequeño rubor.

—No soy dulce, solo soy un estorbo—, dice ella, molesta.

Niego con la cabeza e intento decirle cosas bonitas sin molestarla.

—¿Cómo te gustaría llamarte?—, le pregunto.

Ella pregunta si tiene el derecho de elegir un nombre. Le aseguro que sí. Ella dice que no se le ocurre nada y me pide que elija un nombre para ella. Pienso y le digo "Jazmín", porque son flores pequeñas que huelen dulce y aunque parecen delicadas, son muy fuertes.

Ella parece encantada con el nombre y agradece. No voy a indagar sobre su pasado, pero quiero darle la oportunidad de un futuro. Serena me ha explicado cómo tengo que tratarla al principio.

La guío hasta el baño, ella mira sin entender, cuando le pregunto cual es su duda y ella menciona que no se puedo bañar por que no habia un cubo ni la manguera

—Te mostraré cómo funciona todo—, le digo a Jazmín mientras señalo la bañera. —No necesitas un cubo aquí; el agua sale directamente del grifo. Solo asegúrate de no llenarla demasiado.

Ella asiente, aún confundida, pero confía en mí. Le dejo un vestido que Bianche encontró para ella y le indico que salga cuando esté lista. Me retiro a la habitación contigua, escuchando el sonido del agua corriendo. Cuando ella sale, su cabello está enredado y húmedo.

—¿Puedo ayudarte a secarlo?— pregunto. Ella acepta con un gesto.

Con cuidado, seco su cabello y comienzo a cepillarlo. Recuerdo haber visto a mi hermano hacer esto mismo con Amelia, quien siempre parecía contenta. Sin darme cuenta, comienzo a trenzar su cabello. Ella mira molesta su cabello, cuando le pregunto solo dice que no quiere parecerse a ella, además siempre tiran de su cabello haciéndole daño.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora