Capítulo 28: Sky

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Estoy nervioso, no paro de caminar por la sala, ¿y si se fue a una misión y no me lo dijo?, ¿y si le pasó algo? Ya es más de medianoche.

○—Me preocupa Serena—Logan me dice por el enlace.

○—A mí también, ella nunca tarda tanto y siempre me avisa si sale a alguna misión.

○—Es muy bonita y huele bien— me comenta Logan.

○—Es todo para mí desde que llegué— le confieso.

○—Siento que hayas vivido todo eso solo, si no nos hubieran hecho eso, yo habría peleado contigo y no habrías sufrido así— noto el dolor de Logan al decirlo.

○—Desde que estoy aquí, Serena me ha cuidado, me ha protegido hasta de mí mismo, estaba, bueno está obsesionada con mi alimentación, creo que ella y Tora son las únicas que saben lo que me hicieron, sobre todo ella, que puede ver parte de esos recuerdos, pero aun así me acepta, tengo que devolverle el favor, cuidarla.

○—¿Por eso no quieres encontrar a nuestra mate, verdad?— no hay reproche en su pregunta.

○—Así es, yo quiero que ella sea mi dueña, ya lo es y sé que no le gusta que le diga así pero yo quiero ser suyo.

○—Ella también me cae bien, pero tú no quieres ser suyo, tú quieres que sea tuya.

○—Yo, estoy roto para atreverme a pensar así— me duele admitir esa verdad.

○—¿Entonces seremos felices si ella es feliz aunque esté en los brazos de otro, aunque sea su mate?— Logan tiene razón, debería ser feliz.

○—Yo, no creo que pueda ser feliz, yo...— no sé cómo explicarlo.

○—La amas, y quieres estar con ella, no te importa si no es tu mate o si luego encuentran a sus mates, la amamos, no la vamos a compartir con nadie—Logan me habla con firmeza, mi lobo también la quiere.

○—Si se lo decimos, ¿crees que ella nos acepte?, prefiero quedarme así sin poder transformarme sin recuperar esos recuerdos si con eso puedo estar con ella para siempre— Sé que debería querer transformarme pero no si es a costa de perderla y quiero saber qué piensa Logan.

○—Ella nos quiere, no sé si nos acepte pero sé que nos quiere y poco a poco podemos hacer que nos ame.

Miro el reloj y ya no aguanto más, decido ir a la fortaleza a ver si ella está bien. Apenas abro la puerta veo a Duncan llegando con Serena en su espalda. Ella se ve mal, creo que está llorando, sé que no le gusta Duncan pero si le ha hecho algo no se lo voy a perdonar nunca.

—¿Qué le has hecho?— le grito a Duncan.

—No me eches la culpa, ella y Tormenta se han dado una borrachera— me trata de explicar y no entiendo— han estado toda la noche tomando licor.

—Nunca la he visto beber así antes.— me acerco a ellos para coger a Serena, no soporto que Duncan la tenga tan cerca.

—No sé qué habrá pasado, yo estaba tranquilo en mi habitación cuando escuché que Tormenta estaba arrastrando a Serena para que se quedara a dormir esta noche en su cuarto, y Serena lloraba diciendo que quería volver a casa contigo.

—Yo me ocupo.— entro a la casa y cierro la puerta sin despedirme de Duncan.

—Serena, ¿por qué estás así? ¿Qué ha pasado?— intento despertarla.

—¡No me dejes!— me dice llorando, no puedo más y la abrazo.

—Nunca te dejaré— le digo mientras la aprieto a mi cuerpo.

La llevo a la habitación, la ayudo a quitarse las botas, pero ella entre sollozos me pide su pijama rosa, y así se queda parada en medio del cuarto y con esa expresión me parte el corazón, no quiero verla llorar así, no sé por qué cree que la voy a dejar.

Abro su cajón y le voy enseñando las prendas, ya que más de la mitad de las pijamas son rosadas, veo que ella asiente a un camisón y se lo dejo sobre la cama y decido salir para darle intimidad, cuando de repente se empieza a sacar la blusa, no se ha desabotonado y tiene la cabeza atorada en la prenda, se ve demasiado adorable, me acerco a ella y la ayudo a salir del enredo, una vez libre ella me abraza, puedo sentir el alcohol en ella, pero no me incomoda, más bien me intriga el porqué cree que la voy a dejar, le seco las lágrimas voy a ponerle el camisón cuando ella se quita el pantalón y se desabrocha la ropa interior.

Solo puedo quedarme quieto al verla así, tan preciosa y perfecta.

—Pijama— me dice y me doy cuenta de que me he quedado mirándola buen rato.

Le paso la prenda por la cabeza y se la voy bajando, cuando termino ella me vuelve a abrazar, intento meterla en la cama para que descanse, mañana le diré lo que siento por ella, ahora sé que ella me quiere.

Me acuesto a su lado y la acerco hacia mí, acaricio su cabello hasta que veo que está dormida.

○—No puedo dejarla—le digo a Logan

○—No vamos a dejarla nunca

Estoy a punto de quedarme dormido hasta que siento que ella se acerca más y de pronto siento sus labios sobre los míos, primero son algo tímidos, me encanta, son besos de pareja de amor como me explico, le devuelvo los besos, pero estos se hacen más demandantes, ambos queremos más.

Escucho que me dice palabras, que me quiere que no la deje, ella me corresponde, ella siente lo mismo que yo, siento mis partes ponerse duro como nunca, ella empieza a sobarse contra mí, y murmura algo de que se siente caliente, que no puede más.

○—Los lobos me dijeron que las hembras entraban en celo cada cierto tiempo, y me explicaron que es lo que les sucede— intento explicarle a Logan para que me diga que hacer.

○—Sky es nuestra oportunidad de cuidarla y protegerla, no podemos olerla aún, pero seguro ella está emanando ese olor y es posible que otros lobos quieran tenerla para pasa el celo.— no quiero que otro se acerque

—Serena, déjame ayudarte, déjame ser yo el que calme tu calor.— le digo suavemente.

—Te necesito—me suplica.

Nunca voy a dejar que ella suplique por algo, nunca voy a dejarla, en un momento recuerdo lo que me pedían hacerle a algunas de las que iban al club, me empiezo a separar de ella, pero Logan me insta a que no me aleje de ella

○—Ella no es como esas, ella nos necesita, y se lo damos porque la queremos, no porque nos obligan.—Logan, me hace recordar que Serena es diferente

— Cariño—le digo y eso parece gustarle— déjame tocarte, quiero aliviarte.

Ella solo asiente mientras me va dando besos en el cuello, la acomodo entre mis piernas, le retiro la ropa interior y voy tocando con cuidado su intimidad, ella se retuerce un poco, introduzco un dedo en su interior y ella gime de placer, encendiéndome, veo como la tira del pijama baja por sus hombros hasta dejar descubierto su dulce pezón, lo lamo dándole suaves golpecitos y soplando sobre él un poco, este me responde endureciéndose, voy moviendo el dedo que tengo dentro de ella y siento como sus paredes me van apretando más, introduzco otro dedo en su interior, y ella sigue el movimiento con sus caderas, su rostro sigue sonrojado, sus preciosos ojos de color verde que me dan tanta calma me miran con tanta dulzura.

—Cariño, estás tan húmeda, córrete para mí— le digo en el oído mientras la vuelvo a besar.

Mis movimientos y sus gemidos aumentan hasta que siento su liberación. Ella se relaja y se pega más a mí , beso su rostro con todo el amor que tengo por ella, hasta que vuelve a llorar y mi mundo se cae.

—¡Max ...no me rechaces! Te amo— lo dice entre sollozos hasta que cae dormida en mis brazos.

Salgo de su abrazo y entro al baño, con todo y ropa me meto a la ducha y la prendo. Ella me ha confundido con la persona que ama y yo me he aprovechado de ella, de su dolor, qué clase de persona soy, ella confiaba en mí, ella me apreciaba y yo la he traicionado así. Dejo que el agua fría se lleve mis lágrimas y mi dolor, tengo que alejarme de ella.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora