Agnés Dugés ni siquiera formaba parte de nuestras vidas desde hacía una semana y media, pero ahora sabía más de ella que de mí misma. Era consciente de que no tenía un color favorito porque, según ella, aquello era para personas que no eran agraciados en la sociedad y le encantaba el té frío. Agnés, que también era sinónimo de estorbo sin siquiera haber hablado con ella, era asidua a los clubes de Londres más nombrados debido a que su padre fundó una revista famosa llamada LeDugés, que era una mezcla del apellido de su esposa y el suyo. Dipper acostumbraba tanto como yo a aquellos clubes con identificaciones falsas que Louis nos conseguía. De todas formas, Dipper me atrapó tomando un helado de vainilla en el nuevo puesto de helados que se ubicaba en la playa y me llevó hacia Agnés, que dada la casualidad, se hallaba rondando con un joven rubio y atleta amarrado al brazo.
—Es que no lo puedo creer... Lydia, ¿se supone que las chicas sólo notan a esa... clase de hombre? —Dipper se quejó, analizando a través de sus gafas oscuras al que se deducía que era la nueva pareja de Agnés. Sus músculos definidos y el estómago marcado eran prominentes, lo que llamaba la atención de las jóvenes y el de los muchachos de igual forma. Claramente, las miradas podían ser de deseo en las mujeres o de envidia por parte de los hombres.
Me encogí de hombros, saboreando el sabor a vainilla traspasar por mi garganta. Tosí, había tragado demasiado y ahora me congelaba. Puse mi atención en las quejas y la pregunta de Dipper finalmente.
—Dipper, no te sientas mal; es sólo una chica—argumenté. Repentinamente, Dipper empujó mi vaso de helado hacia mi barbilla, provocando que el frío y el meloso material se expandiera por mi vestido de líneas. Me resbaló un poco a las sandalias y la arena se hundió al percibir el helado pesado sobre ella. Arrugué el rostro, marcando una mueca de horror y actuando rápidamente, limpiando el helado.
—Eso fue grosero, Dipper—le reprendí, ofreciéndole una mirada fulminante.
Demonios.
—¡Agnés miró hacia nosotros!—chilló, resaltando más por sobre los arbustos para obtener los ojos de la apreciada chica en él.
Puse la mirada en blanco.
—Cálmate, depravado—le aconsejé, secando el helado en mi piel con una toalla que había guardado en mi cartera—. Me refiero a que no es Paris Hilton a la que estamos espiando.
El sonido correspondiente al celular de Dipper nos sobresaltó y éste lo sacó de su bolsillo, colocando la contraseña y accediendo al nuevo mensaje enviado.
— ¿Quién es? —curioseé, elevándome para poder observar el mensaje.
—Dios, qué cotilla que eres. Oh, y es tu novio; está a dos minutos por llegar aquí mismo—me informó, volviéndose a guardar el celular.
— ¡¿Podrías dejar de ser menos agresivo?! —vociferé hacia él, causando que Agnés definitivamente caminara hacia nosotros con el ceño fruncido.
El joven rubio con el que Agnés tomaba el sol caminó detrás de ella, persiguiéndola.
— ¿Dipper? —Agnés demandó. Mi boca se secó y me fijé en lo sonrosadas que las mejillas de Dipper se habían colocado.
—Hola, Agnés—la saludé. Me estudió con los ojos cerúleos fuertemente.
— ¿Me conoces? Demonios. Yo solamente conocía su nombre por las bastantes veces que Dipper la nombraba y por el hecho de que Louis iba en su clase de francés, pero siempre iba bien que se fugara una mentira blanca para salvarte a ti misma de un aprieto.
—Vamos juntas en la clase de francés—le mentí. Dipper abrió los ojos.
—Sí, es cierto. —No te había visto antes—ella confesó, escudriñándome el rostro. La pareja de Agnés sólo pasaba sus ojos de un lado hacia el otro. Dipper se removió, nervioso en dirección a Agnés. —Es que Lydia es marginada—respondió raudamente. Bufé discretamente.
— ¿Ustedes son amigos o están juntos? —Agnés cuestionó, enarcando amigablemente las cejas. Aquello quizás era una buena señal.
Tal vez y si Dipper tenía suerte, ella estaba celosa y pretendía no estarlo con la sonrisita plasmada.
—Sí, Lydia es mi adorada novia—Dipper soltó, sorprendiéndome.
La pareja de Agnés finalmente se atrevió a hablar.
—Oh, ¿y cuánto llevan juntos? —él preguntó.
Dipper ni siquiera me daba la oportunidad de dar mi opinión, o mejor dicho de ser capaz de gritarle a pesar de que ellos estuvieran frente a nosotros.
—Dos hermosos años—contestó Dipper nuevamente. Un carraspeo me hizo voltearme. Louis llevaba dos botellas de cerveza en las manos y una expresión aturdida.
— ¿Quiénes tienen dos hermosos años juntos? —Louis demandó, encaminándose más cerca de nosotros.
Dipper pareció aliviado al ver la cerveza que Louis traía consigo.
—Gracias a Dios. Hermano, necesito una.
Dipper trató de tomar una cerveza pero Louis se movió hacia un lado, negando con la cabeza y chasqueando la lengua.
—No es para ti, hermano—le dijo, tendiéndomela a mí.
Yo acepté, regalándole a Dipper una mirada con satisfacción de lleno luego del bochorno que me estaba haciendo cruzar.
—Entonces, ¿Louis Tomlinson no era novio de Lydia Benson? —Agnés preguntó, confundida.
Louis rodó los ojos, y en vez de quedarse la cerveza para él, estiró el brazo y se la entregó a ella.
—Mi querida Agnés, yo también lo pensaba—él mencionó, entonando con burla.
Lamento si hay algo mal pero lo he tenido que hacer rápido y en las tildes en el nombre de Agnés están mal pero no he podido ponerlas bien debido a un problema. De todas formas, lamento muchísimo no haber subido desde hacía mucho. Y no no he revisado errores en el capítulo, por cierto. De todas formas, lamento si hay uno y espero que todas estén muy bien y sigan leyendo.
Las adoro♥♥♥
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popular || l.t
FanfictionLouis era popular y aquello era prohibido.© Todos los derechos reservados.