//besar//

3.6K 272 16
                                    

Me dejé caer en la silla que se posaba a su lado, abandonando la pesadez de mis hombros e inclinándome hacia atrás cuando me mochila se despidió de mis hombros. Expulsé aire de mis pulmones al notar que Louis se había dormido por sobre las hojas que contenían varios apuntes sobre lo que le tenía que enseñar.

—Louis—le llamé, moviendo su hombro en una fuerte sacudida.

Él soltó un ronquido y elevó su cabeza, dejando escapar el hilo de baba que se extendía por las hojas pulcras.

—Dios, qué asco—siseé, aún observando su rostro dormido.

Pasó su mano por la boca, desplazándola con la finalidad de remover toda aquella viscosidad que se encontrara.

—Mierda—al fin dijo—, tengo que estudiar para el examen.

Le lancé una mirada fulminante, teniendo en cuando sus ojos cerrados y siendo consciente de que en cualquier momento iba a caerse en el sueño inconsciente.

— ¡Vamos, Louis! Tienes que estudiar sobre las mezclas heterogéneas—le ordené, percibiendo que mi rostro resbalaría por su escritorio de la misma manera en la que él estaba por hacerlo.

—Mañana es mi examen—masculló, arqueando la espalda.

—Por esa razón tienes que estudiar—añadí, intentando mover mi lápiz frente a su cara.

—Maldición—se quejó y talló sus ojos con las que sus manos tantearon por un momento—. Vamos, enséñame y yo escucho.

Me mofé. —Tú no escucharás.

—Me he dormido, ¿cierto? —él ignoró mi comentario.

—No, por supuesto que no—le contesté usando el sarcasmo.

Una sonrisa calmosa surcó sus labios con altanería, que me dejaron completamente confundida y sus manos se dirigieron hacia las hojas que él mismo había echado su densa saliva.

Sacudí la cabeza al darme cuenta de que mi mirada había ido en dirección a sus labios sin una pizca de discreción. Procuré que mis mejillas se mantuvieran en su natural color y me volteé hacia el cuaderno gris, hojeando cada parte escrita en éste.

—Empecemos con…

—Cállate, Lydia—me ronroneó, enterrando la cabeza entre sus manos y respirando con fuerza.

—Louis, no puedo enseñarte si continúas de esa manera—me quejé.

Hizo un ademán hacia el cuaderno, a pesar de que no él no lo veía.

—Empieza a hablar.

— ¿Cómo lo hago si no me estás viendo? —le pregunté, esperando que en segundos no colapse en contra de él y me eche la mochila por detrás de la espalda para ir en destino hacia mi casa.

— ¿Quieres que te vea? —él cuestionó y su tono fue más que uno monótono como el que solía utilizar siempre.

—Me refiero a que no me escucharás—objeté.

Puso los ojos en blanco y se bajó las manos del rostro. Coincidí con mi mente al divisar sus hombros tensos en el momento que se acercó a mí para estudiar lo que había en las hojas y sus manos trataron con gran prestigio de expulsarse a un lado para custodiar la distancia entre los dos.

Pasé mayoritariamente las manos por mi cabello, pretendiendo parecer corriente con la situación y me arrepentí por enésima vez de ofrecerme para ser su tutora. Varias ideas atravesaron mi cabeza en cuanto afligí al brindar mi ayuda, y una de esas fue crear un altercado considerado para un castigo en detención o una charla de padres y director en su oficina. Pero no pudo ocurrir nada de eso, porque realmente no quería a Louis lejos de mí.

popular || l.tDonde viven las historias. Descúbrelo ahora