//mentiras//

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PRIMERO QUIERO QUE SEPAN QUE ESTO ES DESPUÉS DE QUE LOUIS LE HAYA PEDIDO EL BESO♥ BUE. 

—¡Fuera de mi habitación, Louis!—le ordené entre gritos, arrojándole las almohadas de mi cama.

—¡Lydia!—se quejó, intentando esquivarlas.

Respiré con fuerza, cansada. Me lancé a mi cama sin almohadas y desordenada, observando cómo Louis me estudiaba con el ceño ligeramente fruncido y arreglando su cabello. Metí mi cabeza por las sábanas, inhalando fuertemente. Apreté mis manos en dos puños contra la cama cuando sentí un peso leve encima. Alcé la cabeza y la almohada que Louis había posado sobre mis espalda cayó al otro lado de la cama, pude agarrarla y abrazarla con fuerza, descansando la barbilla en el filo del algodón.

—Lo siento—se disculpó.

Sacudí la cabeza, enfadada por el mero hecho de que Louis había contado a todos los del equipo que tenía un buen rollo con el profesor Grant, lo que causó un gran altercado en la preparatoria hasta que se descubrió que todo había sido un rumor falso. Pero algunos seguían creyendo que la historia es verdadera, lo que me hacía aparentar ser una puta necesitada de buenas notas. Louis se salvó ya que el rumor corrió por todos lados y nadie supo quién fue el primero en correrlo, pero el acusado expulsado fue un chico de primero, quien no tenía culpa en nada.

—No soy tu juguete—le espeté, abrazándome más a la almohada, evitando el frío del dormitorio.

—No eres mi juguete—él repitió, en tono de afirmación—. Lo siento, Lydia.

Tanteé por mi cama, buscando una sábana destendida y echármela encima. Logré hacerlo sintiendo la mirada de Louis en mi espalda. Metí la almohada entre mis piernas y me acomodé la sábana encima de todo el cuerpo.

—Siempre lo haces, siempre lo sientes—le espeté cuando terminé, refiriéndome a su anterior pronunciación.

—Soy un idiota. No pensaba en lo que decía—se defendió, sentándose a un lado de la cama y no hice nada al respecto.

—Nunca piensas en lo que dices—volví a acusarlo.

Louis suspiró largamente y sentí su calor más cerca, quitándome la sábana de encima al igual que hizo que mi almohada me abandonara, poniéndolas abajo de la cama, donde mis pies no lograban tocar nada. Cruzó por la habitación hasta poder verme a los ojos, se trepó a la cama arreglando su chaqueta acostumbrada y se acostó a mi lado, tomando mi pierna derecha y posándola en su torso, avanzó con lentitud, moviéndose por la cama con mi pierna en su cuerpo. Se giró, cogiéndome los brazos hasta ponerlos alrededor de su estómago en una maniobra.

Analicé lentamente cada uno de sus actos, mirando mis pies con botas por su torso, mis manos alrededor de su estómago y mi cuerpo apegado a su espalda. Escuchaba la respiración profunda de Louis aunque no estaba dormido y pude ser consciente de que sus manos se pusieron en las mías, tapándolas; todo como él había organizado. Y me sentí bien al no apartarme.

-

El desasosiego de mi estómago no se había ido en toda la mañana, algunas miradas en la biblioteca estaban sobre mí mientras Dipper hablaba sobre cómo sería su primera vez con una modelo de Victoria's Secret.

—Escucha, Lydia...

—Creo que me gusta Louis—le confesé, sin pensarlo dos veces.

—¿Louis? ¿Tomlinson?—curioseó, ampliando sus ojos.

Asentí con la cabeza, formando una mueca.

—¿Estás jugando, Lydia? Oh, Dios—gimió, entusiasmado—. Pero, ¿se han besado? 

—No—mentí.

—No puedo creerlo, ¡esto es jodidamente perfecto!—me exclamó.

—Haz silencio, estamos en la...

—Biblioteca, lo sé, lo sé—respondió, actuando como frenético.

Pasé las manos por mi cabello implacablemente.

—Eso no quiere decir que me gusta.

—Te gusta Louis Tomlinson—chilló.

—¡Cállate, Dipper!—reproché y añadí, levantándome:— Me iré, sigue masturbándote con las modelos de Victoria's Secret.

Evité a Louis a toda costa cuando intentaba hablarme y para no tener aquel aspecto, contestaba oraciones pequeñas, sin necesidad de querer entablar una conversación. Al regresar a casa en el auto de Gary, me sentí extraña porque Louis solía llevarme a casa en su vehículo y obligatoriamente a Dipper también. Gary y sus amigos corrieron dentro de la casa, ofreciéndome empujones para llegar rápidamente a los mandos del videojuego. Al pasar por la casa de Terry, él me llamó sacando su mano por la ventana, mirándome a través de las rejas que nos separaban.

—Estoy desesperado por un favor tuyo—me confesó en un murmullo, con su voz juiciosa.

—¿Desesperado?—demandé, juntando mis cejas.

—Escucha. Quiero que seas mi novia falsa, porque he descubierto algo de Louis y él no admite que es verdad. Es para causar ponerlo celoso—soltó sin más.

Abrí mis labios, sin hablar todavía. Me acerqué más a la casa y me alcé de puntillas para observar mejor a Terry.

—¿Y de qué sirvo yo?—le pregunté, indiferente.

Se secó por completo, poniéndose nervioso como si hubiese jodido alguna piedra preciosa. Vaciló antes de responder con notable falta de tranquilidad, como nuca lo había visto.

—Creo que le gusto a Louis. 



ESPERO QUE SE DEN CUENTA DE LO QUE TERRY ESTÁ DICIENDO ES MENTIRA.

popular || l.tDonde viven las historias. Descúbrelo ahora