Bajé los escalones siendo consciente de que todo acababa ahí y que todo empezaba en el mismo lugar, me dirigí a la sala, siguiendo las voces de mi familia y sus amigos.
—¿Lista? —preguntó mi padre de espaldas a mí al oírme entrar —Lo mejor va a ser que sal—se interrumpió al verme y yo me aseguré de poner la misma pose que ponía él cuando quería insinuar que estaba listo para discutir con cualquiera, aunque yo no me sintiera así del todo y no tuviera fuerzas para debatir absolutamente nada, sentía demasiadas cosas a la vez y no había espacio para nada más que eso.
—Estás guapísima, Bree —me sonrió Hari de forma sincera por lo que no dudé en devolverle el gesto antes de volver a fijar mi mirada en papá, que todavía me miraba como si hubiera visto un fantasma.
Mamá, que estaba a su lado, le dio un pisotón nada disimulado para que reaccionara, probablemente estuviera tan nerviosa como yo por la reacción de papá, aunque tuviera que fingir lo contrario por si era necesario salir a defenderme.
—Es... —dudó —diferente —concluyó, como si no encontrase otra palabra para definir el cambio de look.
—Veo que sigues teniendo predilección por Cigno, Mari —habló Reagan con una sonrisa divertida mientras turnaba la mirada entre mis padres y yo, casi parecía que estuviera viendo un partido de tenis y no quisiera perderse nada.
—¿Qué puedo decir? —sonrió ella acercándose a mí y pasándome un brazo por los hombros —No es culpa mía que me evoque recuerdos bonitos, si no querías que sucediera, Reag, no debiste haber ayudado a Dy a que organizara la pedida allí.
—¿Te pidió matrimonio en su mundo? —pregunté sorprendida mirándolos a ambos, sabía que desconocía muchas de sus historias reales, pero no esperaba ese giro en los acontecimientos.
—Y fue super romántico —dramatizó logrando que papá sonriera con cariño mirándola de la manera en que solo la miraba a ella, de la forma en la que aspiraba a que me miraran algún día, esa que es tan real, sincera y única que hace que sientas que estas invadiendo algo solo por observarla —. Es una historia que contaré cuando vuelvas, que así si yo me tardo en ir acabarás viniendo a verme —me miró con diversión.
—Creo que deberíamos partir ya —informó Reagan mirando por la ventana.
—¿Y el tío Dereck? —pregunté al notar su ausencia.
—Ha tenido que irse ya, le surgió un imprevisto en la tienda —me explicó mi padre para tranquilizarme, a lo que yo asentí girándome para ver a mi madre.
Compartimos una mirada que decía de todo antes de que me abrazara de nuevo con fuerza mientras ambas soltábamos algunas lágrimas.
—Nunca olvides quién eres, aunque cambies, nunca olvides de dónde vienes para que cuando mires atrás puedas sentirte orgullosa de haber aprendido de tus errores —susurró en mi oído para que nadie más pudiera oírlo —. Vas a tener muchas dudas y vas a tener momentos en los que vas a querer dejarlo todo, pero no dejes que venzan, recuerda tus metas y lucha por ellas —hizo una pausa, mientras me daba un último apretón —. Termina ese libro —fue lo último que me dijo antes de separarse.
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Heraldos de la Muerte
FantasyDos jóvenes, un secreto oculto, una profecía y una inminente guerra. Terris, un mundo que Bree, una lectora apasionada, no pudo llegar ni a imaginar, es el mundo de Arek, juntos van a tener que encontrar la verdad y luchar contra esa vieja profecía...